jueves, 5 de septiembre de 2019

En brazos de la mujer madura - Stephen Vizinczey


Título: En brazos de la mujer madura
Autor: Stephen Vizinczey

Páginas: 256

Editorial: RBA

Precio: 16 euros

Año de edición: 2007

        
Esta entretenida novela, subtitulada Memorias galantes de András Vajda, fué publicada en inglés en 1965 pero, debido al tema que toca, tuvo que esperar a que desapareciesen los últimos restos de censura franquista en España y apareció en nuestro país en 1988 de la mano de la editorial Seix Barral. Rápidamente se convirtió en un superventas fulgurante y en pocos años tivo más de ocho ediciones.

La verdad es que no la leí entonces, debido a cierta aversión a los libros más vendidos de la época, una manía absurda que me ha impedido conocer autores de mucha calidad y enjundia, como este húngaro que escribía en inglés como los ángeles. Hay que decir que las editoriales no le hicieron mucho caso y tuvo que pagarse la primera edición de esta novela de su propio bolsillo. Me imagino que luego más de un editor se arrepentiría.
      
Pero vamos a lo que importa de verdad, a esta estupenda narración, ligera y muy entretenida, tierna y divertida, que recuerda lejanamente por el tema a las memorias de Casanova, que también prefería a las mujeres con experiencia. Cuenta una autobiografía, erótica y emocional del protagonista, inventada al menos en los detalles, alrededor de una idea que se declara ya explícitamente en el título y en la dedicatoria, que reza así: Este libro está dirigido a los hombres jóvenes y dedicado a las mujeres maduras; y la relación entre unos y otras es mi propuesta.

La idea parece bastante sensata a primera vista: que es recomendable que los jóvenes se inicien en el amor con mujeres mayores que ellos, con experiencia y sensibilidad, que les guíen y enseñen adecuadamente, mejor con jovencitas tan inexpertas y despistadas como ellos, de las que poco se aprende y con las que a menudo se viven episodios de mutua frustración.

No seré yo quien defienda unos modos sociales frente a otros, creo que cada camino de iniciación tiene sus encantos y ventajas, pero es cierto que algo que socialmente despierta cierto rechazo, puede funcionar tan bien como cualquier otro planteamiento.

Pero volviendo de nuevo al texto, que no sé porqué me estoy distrayendo más de la cuenta, el resultado es brillante. Sin llegar a ser ni escabroso ni morboso, el relato respira veracidad; resulta sincero, valiente y honesto, en suma, aunque todo sea inventado, me parece que en el fondo, todo lo que se dice es verdad.

El autor describe su formación amorosa, con sus desengaños, fracasos, episodios dulces, épocas doradas y frustraciones, en una novela que en realidad es un análisis lúcido y acertado de las relaciones íntimas del autor-protagonista con las mujeres, con un interesante análisis al final del comportamiento social de los hombres y mujeres canadienses.

El libro está lleno de fogonazos de lucidez, como éste: «Estoy convencido de que muchos chicos arruinan sus mejores años y su carácter con la idea equivocada de que para hacerte un hombre tienes que ser un pedazo de bestia». Y destila un sentido del humor y una sensibilidad que hacen que sea una delicia.

Como telón de fondo, el libro describe la historia de Hungría en el siglo XX, un desastre terrible que incluye dos guerras, pobreza, opresión comunista y falta de horizontes, y que el autor vivió en primera persona.

Una novela extraordinaria, escrita con un gusto exquisito y un estilo muy eficaz, que sin parecer demasiado literario tiene una calidad enorme y la facilidad de contar mucho en pocas páginas. Un «clásico erótico moderno», delicado, inteligente y acertado. Si os pasa lo mismo que a mí y no la leísteis en su momento, no lo dudéis. Vale la pena volver atrás y recuperar esta supernovela de los años 80, una época tan mágica en España en lo editorial como en lo musical.
 
Stephen Vizinczey (Káloz, 1933) es un escritor y crítico húngaro. Empezó a escribir poesía y teatro siendo un adolescente y a los 16 años publicó sus primeros poemas en la revista Forum de Budapest. Estudió en la Academia de Teatro y Artes Cinematográficas de esa ciudad. Las obras de teatro que escribió en aquellos años fueron prohibidas por el régimen comunista húngaro. 

Participó en la Revolución húngara de 1956. Tuvo que exiliarse, primero a Italia y luego a Canadá. Cuando llegó, hablaba solo 50 palabras de inglés, pero se adaptó tan bien que acabó adquiriendo la nacionalidad canadiense. Aprendió inglés escribiendo guiones para radio y televisión. Con sus novelas y ensayos, ha ingresado, junto con Conrad y Nabokov, en el selecto club de escritores extranjeros cuyo dominio del inglés es la envidia de los mejores escritores que lo tienen como lengua materna.

Después de una breve estancia en Estados Unidos, en 1966 se trasladó a Londres. Siempre se ha mostrado muy crítico con la forma en la que está organizada la industria editorial  y con las dificultades que encuentran los nuevos escritores. Él mismo ha publicado en 2016 su última novela, titulada If Only, en la que ha estado trabajando durante 30 años.

Stephen Wizinczey

Publicado por Antonio F. Rodriguez.

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