Título: La máscara robada
Autor: Wilkie Collins
Autor: Wilkie Collins
Páginas: 160
Editorial: Funambulista
Precio: 15 euros
Año de edición: 2015
Editorial: Funambulista
Precio: 15 euros
Año de edición: 2015
Viendo el éxito del «Cuento de Navidad» de Charles Dickens, Collins decidió escribir a finales de 1851 este cuento de Navidad tan especial y diferente de lo acostumbrado, lleno de humor y a la vez, intriga y misterio, para regalarlo a sus lectores.
Una historia apasionante con un arranque sensacional, sobre el busto de Shakespeare, que desde 1623 adorna el monumento funerario al gran poeta que hay en al Iglesia de la Santísima Trinidad de Stratford-upon-Avon, en la que fué bautizado. La trama se basa en la leyenda que decía que el rostro de ese busto estaba hecho con las máscara mortuoria del mismísimo bardo; un pobre actor, viejo y en la miseria tiene la idea de hacer un vaciado en escayola de la estatua de marras para poder tener la auténtica efigie de su admirado Shakespeare, con lo que empiezan las complicaciones.
Un caso de copyright planteado en plena era victoriana, que invito al lector a que solucione antes de que llegue a lo que dicen los abogados del protagonista. Collins estudió Derecho varios años y en muchas de sus novelas la ley juega un papel importante.
Un caso de copyright planteado en plena era victoriana, que invito al lector a que solucione antes de que llegue a lo que dicen los abogados del protagonista. Collins estudió Derecho varios años y en muchas de sus novelas la ley juega un papel importante.
Una novelita plagada de personajes muy peculiares, a cual más interesante, descritos en su medio natural con todo lujo de detalles. Una historia que parece empezar de una manera y acaba de otra completamente distinta. Un cuento de Navidad con final feliz que no se parece a ninguno de los que hayáis podio leer, ameno como un superventas y escrito con esa rara habilidad al alcance muchos autores que te impulsa a seguir leyendo sin parar hasta el final.
Una obra menor del gran Wilkie Collins, con todas las características y cualidades más típicas de su obra. Para el que conozca a Collins, es una ocasión de disfrutar de su prosa juguetona y dicharachera; para quien no lo conozca aun, una oportunidad de entrar en su mundo y dejarse envolver por el placer que estoy seguro de que este genial autor sentía al escribir.
Monumento funerario en memoria de Shakespeare, en la Iglesia de
la Santísima Trinidad en Stratford-upon-Avon (1623)
Wilkie Collins (Londres, 1824-1889) fué un gran novelista inglés, del que ya hemos hablado aquí varias veces, un genio del suspense y la intriga, eclipsado en parte por su amigo Charles Dickens, con el que llegó a escribir varias obras a dos manos y acabó emparentando, al casarse su hermano con una hija de Dickens.
Hijo del pintor William Collins, vivió con sus padres en Italia desde los doce a los quince años, lo que le hizo tener un carácter casi mediterráneo. Comenzó en el comercio del té, luego se dedicó a la pintura y llegó a exponer, empezó a estudiar Derecho, hasta que a los 24 años escribió su primera novela y decidió dedicarse a la literatura.
Nos dejó 27 novelas, 60 relatos, más de 14 obras de teatro y otros escritos. Aunque su estilo, objetivo y contenido, no tenía la riqueza poética ni de alusiones de la prosa de Dickens, Collins fué enormemente popular en vida y uno de los autores mejor pagados. Manejaba la intriga como nadie en complicadas tramas de misterios y secretos que solían acabar bien.
Wilkie Collins
Publicado por Antonio F. Rodríguez.
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