Título: Manon Lescaut
Autor: Abate Prévost
Páginas: 210
Editorial: Eneida
Precio: 13,50 euros
Año de edición: 2010
Siempre es buen momento de leer un clásico. Hace poco estaba aburrido y en un par de tardes me leí «La historia del caballero des Greux y Manon Lescaut», más conocida como «Manon Lescaut».
Publicada en 1731 en Amsterdam, es el séptimo volumen de las «Memorias de un hombre de calidad». Fué introducida en Francia en 1733 y prohibida inmediatamente, aunque cinco años más tarde se reeditó y tuvo un éxito irresistible que le hizo llegar a tener veinticinco ediciones en muy poco tiempo.
Cuenta con buen pulso y mucho encanto la historia de amor de un joven noble que se queda prendado de una bellísima cortesana, cuya bellez no se describe para dejar que lo haga a imaginación del lector. Parece que la historia es en buena parte autobiográfica, porque el autor se enamoró de una holandesa, llamada Lenki, que le sorbió el seso y le vació la bolsa, así que este libro más parece o bien una confesión o una venganza simbólica.
¿El tema principal? La ceguera del amor. Cómo a veces nos enamoramos arrebatadamente de quien no nos conviene, no vemos lo evidente y buscamos nuestra propia perdición. El texto tiene un cierto tono moralista («...y me profetizó en parte las desgracias que no tardaron en sucederme»), aunque la narración se mantiene en el plano de lo objetivo.
Montesquieu resumió esta novela diciendo que era «la historia de un pillo y una buscona», aunque yo diría que él más que pillo es un enamorado demasiado crédulo y pusilánime, y ella, una cortesana sociópata y manipuladora.
Aunque el tema puede parecer no muy agradable, esta obra está llena de buenas cualidades. El autor describe toda una época de usos sociales y amorosos, el París libertina y promiscua de «Las amistades peligrosas» en el que ninguna honra estaba a salvo y no tener querida estaba casi mal visto. Amantes, enredos, ricos protectores, lujo, placeres, coches de caballos, funciones de ópera y citas secretas. Un mundo de sensualidad y desenfreno.
Publicada en 1731 en Amsterdam, es el séptimo volumen de las «Memorias de un hombre de calidad». Fué introducida en Francia en 1733 y prohibida inmediatamente, aunque cinco años más tarde se reeditó y tuvo un éxito irresistible que le hizo llegar a tener veinticinco ediciones en muy poco tiempo.
Cuenta con buen pulso y mucho encanto la historia de amor de un joven noble que se queda prendado de una bellísima cortesana, cuya bellez no se describe para dejar que lo haga a imaginación del lector. Parece que la historia es en buena parte autobiográfica, porque el autor se enamoró de una holandesa, llamada Lenki, que le sorbió el seso y le vació la bolsa, así que este libro más parece o bien una confesión o una venganza simbólica.
¿El tema principal? La ceguera del amor. Cómo a veces nos enamoramos arrebatadamente de quien no nos conviene, no vemos lo evidente y buscamos nuestra propia perdición. El texto tiene un cierto tono moralista («...y me profetizó en parte las desgracias que no tardaron en sucederme»), aunque la narración se mantiene en el plano de lo objetivo.
Montesquieu resumió esta novela diciendo que era «la historia de un pillo y una buscona», aunque yo diría que él más que pillo es un enamorado demasiado crédulo y pusilánime, y ella, una cortesana sociópata y manipuladora.
Aunque el tema puede parecer no muy agradable, esta obra está llena de buenas cualidades. El autor describe toda una época de usos sociales y amorosos, el París libertina y promiscua de «Las amistades peligrosas» en el que ninguna honra estaba a salvo y no tener querida estaba casi mal visto. Amantes, enredos, ricos protectores, lujo, placeres, coches de caballos, funciones de ópera y citas secretas. Un mundo de sensualidad y desenfreno.
Dorothy Kirsten en el papel de Manon Lescaut en la Ópera de Puccini
Esta novela sirvió para que se compusieran hasta tres óperas diferentes, de Jules Massenet, Daniel Auber y la última de Puccini, estrenada en 1893, en la que recicló y utilizó otros temas musicales ya compuestos. A pesar de eso, parece que lo hizo bien; tuvo una gran éxito, se sigue representando regularmente y es una de las óperas más valoradas del compositor italiano.
Volviendo al libro, la narración es ágil, el estilo moderno, parece escrito ayer, los diálogos muy buenos, reflejan la manera de pensar de la época, y en conjunto parece más bien una novela realista, en la que todo se narra sin eufemismos ni afectación alguna, a veces incluso de manera demasiado directa.
En fin, un texto exquisito que nos llega desde el siglo XVIII para deleite de lectores curtidos, equilibrado, interesante, muy bien escrito, algo misógino, pero era el espíritu de la época y con dos personajes fascinantes e inolvidables, el confiado des Grieux y la pérfida Manon. Una de las primeras novelas, quizás la primera que explotó mejor el tema de «la mala» inolvidable. Os lo recomiendo.
Antoine François Prévost (Hesdin, Artois, 1697-1763) fué un novelista, historiador y traductor francés, más conocido como Abate Prévost. Hijo de un procurador, estudió con los jesuitas hasta que se enroló en el ejército con catorce años, luego volvió con los jesuitas y de nuevo volvió a la carrera de armas, ahora como oficial.
Finalmente se hace monje benedictino a los veinticuatro años, se dedica a escribir y después de varios años de vida monástica, abandona el monasterio y huye a Londres, donde aprende inglés e historia inglesa, lo que dejará su huella en sus futuras obras.
Escribe «La historia del caballero des Greux y Manon Lescaut», libro condenado por el parlamento francés a la hoguera. Vuelve a la orden benedictina y llega a ser capellán del príncipe de Conti, que se convierte en su protector. Siguió escribiendo, publicó varias novelas y una monumental «Historia de los viajes» en quince volúmenes. Murió de una apoplejía.
El abate Prévost
Publicado por Antonio F. Rodríguez.
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