jueves, 8 de mayo de 2025

La semana perpetua - Laura Vázquez

Título: La semana perpetua                                                                                                Autora: Laura Vázquez

Páginas: 318

Editorial: Demipage

Precio: 21 euros

Año de edición: 2025

Pocas veces tiene uno la ocasión de descubrir una novela tan original, rompedora, creativa y diferente como La semana perpetua. La primera impresión al empezar a leer este Objeto Literario No Identificado es la sorpresa más absoluta. El lector se pregunta «¿Qué es esto que estoy leyendo?» y conseguir eso, a estas alturas, ya es un punto a su favor. Pero lo siguiente que le invade a uno es el gozo de leer un texto tan atrevido y a la vez tan elegante, ante el que es imposible no sonreír y, en algún que otro pasaje, soltar una carcajada. ¡Qué desparpajo el de esta mujer! ¡Cómo juega con el lenguaje, con el lector y con todo lo que se le ponga por delante, con qué gracia y soltura!

La novela trata de las manías y peculiaridades de los miembros de una familia disfuncional y algo desquiciada a la deriva en un mundo completamente caótico: un padre obsesionado por la limpieza y provisto de una multitud de bayetas, que en realidad quiere limpiar su pasado; una madre ausente; el hijo, Selim, que parece el protagonista, refugiado en Internet y la poesía; la hija, Sara, que trata de encontrar su camino en un entorno que la supera; la abuela que está en las últimas; Jonathan, amigo de Selim, que está como una moto y una serie de personajes secundarios a cual más extravagante, como el pobre chico acosado en el colegio, algo masoquista y que se acosa a sí mismo. Hay pasajes duros, como el concurso televisivo de partos, un reality estremecedor, pero el conjunto es genial

La prosa es esencialmente poética, bebe de la más moderna y atrevida de las poesías y se estructura en frases rotundas, frecuentemente cortas, que no dejan ninguna duda de que la autora no anda muy bien de la cabeza. Se incluyen en el texto materiales diversos, como poesías, listas insospechadas, los consejos en forma de aforismos delirantes que el padre envía a sus hijos por correo electrónico, sueños de Selim, pequeñas historias incrustadas en la historia general, cosas así. La narración se compone de una serie de monólogos en primera persona de distintos personajes; al empezar a leer cada uno de ellos, no es fácil saber quién está hablando, pero antes de que acabe el capítulo, queda claro de quién se trata. 

El texto es en realidad un largo poema en prosa de 356 páginas, obsesivo, rítmico y plagado de repeticiones y retruécanos maravillosos, de ideas absurdas muy divertidas, de salidas de pata de banco geniales y expresiones tan originales como ilógicas. Uno se pregunta continuamente al leer estas cosas «¿cómo es posible que me guste y esté disfrutando de esta interminable sarta de tonterías?». Pues sí, así es, ése es el milagro y el enorme mérito de este libro inclasificable, que por su planteamiento debería ser malísimo y resulta ser, en mi opinión, una verdadera obra maestra, que he devorado entre la risa y el asombro. Cito el primer párrafo de esta brillante y atrevida novela para que os hagáis una idea más ajustada de lo que quiero decir: 

«Una cabeza no se cae, no puede caerse. Está unida por un hilo que baja por la persona hasta abajo, y si se cae la cabeza, se cae el resto. No podemos rompernos la cabeza, pero podemos rompernos los miembros. Cuando nos rompemos un miembro, nos acordamos del miembro. Cuando se infecta un miembro, nos acordamos del miembro. Cuando se infecta un diente, vibra por dentro, como si hablara con nosotros. Cuando nos pillamos la mano, surge la mano. Si se mete algo en el ojo, el ojo se convierte en el centro de la persona. En realidad, el cuerpo es blando. Las personas son blandas. Sus manos son blandas, más tiernas que la madera, más mullidas que el plástico o los caparazones, más blandas que la fruta. Son más tiernas que la mayor parte de las cosas en el mundo. Se podrían perforar, sería fácil, con una aguja, con un clavo, sin tener que hacer mucha fuerza. Atravesar las manos con una pica, con una astilla, nada más fácil. Perder las manos y que se pudran, manos que se caen, quedarían los brazos. Pero la cabeza no. La cabeza no se cae».

El libro contiene discursos estupefacientes sobre las células, el acto de rezar, los entierros, la muerte, las paredes, una mujer con un ojo en la lengua, la inexistencia de los minutos, el insomnio del padre, el maquillarse, la locura, un vagabundo que dice haber inventado el rap... y mil cosas más, a cuál más original y extemporánea.

El libro se remata con un índice absurdo, sin pies ni cabeza, en consonancia con el contenido. En suma, una novela muy original, diferente y surrealista, onírica, construida con una rica y maravillosa escritura poética, divertida, sorprendente y de una calidad extraordinaria. Un libro estupendo que me vuelve a demostrar que siempre hay que leer la primera novela de un poeta, porque suele ser algo especial. Para mí ya es uno de los descubrimientos de este año.

La traducción del francés es obra de María Matta, que espero conserve algo de su cordura después de haber entendido y traducido este engendro.

Laura Vázquez (Perpiñán, 1986) es una escritora francesa. Publicó su primer libro de poesía, La Main de la main, en 2014 y ganó el Premio de la Vocación en Poesía de Francia, con lo que inició una carrera de éxitos en ese género. En 2023, obtuvo el Premio Goncourt de Poesía por toda su obra. Además, ha dirigido la revista Muscle y participa habitualmente en festivales literarios.

Publicada originalmente en 2023, La semana perpetua es su primera novela.

Laura Vázquez

Publicada por Antonio F. Rodríguez. 

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