Título: Etimologicón
Autor: Javier del Hoyo
Páginas: 240
Editorial: Ariel
Precio: 18,90 euros
Año de edición: 2013
Damas y caballeros, aquí tenemos el inefable y nunca bien ponderado «Etimologicón», ameno y sorprendente tratado informal de etimología en forma de párrafos ligeros, de fácil lectura y mucho provecho. El libro se divide en 33 capítulos que abordan otras tantas familias etimológicas, cada una de las cuales emparenta términos de lo más insospechados.
Porque, en princpio, ¿qué tiene que ver un calamar con una calamidad?¿el hidrógeno con el maligno?¿un príncipe con el regazo?¿una bicicleta con una enciclopedia?¿el bíceps con el grado de cabo?¿o los acordes con un cardumen? La respuesta está en su etimología y por lo tanto, en su significado más profundo y conceptual. Porque rastrear el origen de las palabras equivale a averigüar porqué se llama a cada cosa por un nombre determinado y no por otro, de donde se aprende mucho de su significado e intención.
En este libro se demuestra: que prácticamente todo nuestro vocabulario proviene del latín y del griego, dos idiomas que arrastran una cultura poderosa y vasta, y en menor medida del árabe; que resulta de gran utilidad el saber griego y latin (antes se decía «ése sabe latín» para decir que era un sabio); que cada palabra conlleva matices, resonancias y reminiscencias que modulan su significado, cosa que saben aprovechar los poetas para crear diferentes efectos, y que el lenguaje es realmente una enciclopedia resumida y plegada, como sostiene José Antonio Marina.
Por eso es tan importante cuidarlo, tratar de manejarlo con precisión y propiedad, porque cada uno de lo que pueden parecer pequeños detalles puede tene un sentido y una lógica que se nos escapa. uestra lengua es el compendio de nuestra cultura y nuestra memoria, por eso creo que nos jugamos tanto al utilizarlo bien o descuidadamente.
Volviendo a este volumen, todo en él es ameno y entretenido, utiliza un lenguaje llano y asequible para mencionar todas las palabras que comparten una misma raíz y por lo tanto, un significado de alguna manera conectado. Una introduccion estupenda a la etimología, una ciencia fabulosa que nos muestra a veces cosas tan bonitas como que «enciclopedia» significa «niños sentados en círculo» (para aprender algo, se supone) o que «cantimplora» viene de que al veter agua, canta (hace ruido) y plora (llora).
Una obra maravillosa que deberíais tener todos a mano para echarle un vistazo de vez en cuando y leer un capítulo. De verdad que proporciona innumerables placeres intelectuaes y es una verdadera gozada.
Damas y caballeros, aquí tenemos el inefable y nunca bien ponderado «Etimologicón», ameno y sorprendente tratado informal de etimología en forma de párrafos ligeros, de fácil lectura y mucho provecho. El libro se divide en 33 capítulos que abordan otras tantas familias etimológicas, cada una de las cuales emparenta términos de lo más insospechados.
Porque, en princpio, ¿qué tiene que ver un calamar con una calamidad?¿el hidrógeno con el maligno?¿un príncipe con el regazo?¿una bicicleta con una enciclopedia?¿el bíceps con el grado de cabo?¿o los acordes con un cardumen? La respuesta está en su etimología y por lo tanto, en su significado más profundo y conceptual. Porque rastrear el origen de las palabras equivale a averigüar porqué se llama a cada cosa por un nombre determinado y no por otro, de donde se aprende mucho de su significado e intención.
En este libro se demuestra: que prácticamente todo nuestro vocabulario proviene del latín y del griego, dos idiomas que arrastran una cultura poderosa y vasta, y en menor medida del árabe; que resulta de gran utilidad el saber griego y latin (antes se decía «ése sabe latín» para decir que era un sabio); que cada palabra conlleva matices, resonancias y reminiscencias que modulan su significado, cosa que saben aprovechar los poetas para crear diferentes efectos, y que el lenguaje es realmente una enciclopedia resumida y plegada, como sostiene José Antonio Marina.
Por eso es tan importante cuidarlo, tratar de manejarlo con precisión y propiedad, porque cada uno de lo que pueden parecer pequeños detalles puede tene un sentido y una lógica que se nos escapa. uestra lengua es el compendio de nuestra cultura y nuestra memoria, por eso creo que nos jugamos tanto al utilizarlo bien o descuidadamente.
Volviendo a este volumen, todo en él es ameno y entretenido, utiliza un lenguaje llano y asequible para mencionar todas las palabras que comparten una misma raíz y por lo tanto, un significado de alguna manera conectado. Una introduccion estupenda a la etimología, una ciencia fabulosa que nos muestra a veces cosas tan bonitas como que «enciclopedia» significa «niños sentados en círculo» (para aprender algo, se supone) o que «cantimplora» viene de que al veter agua, canta (hace ruido) y plora (llora).
Una obra maravillosa que deberíais tener todos a mano para echarle un vistazo de vez en cuando y leer un capítulo. De verdad que proporciona innumerables placeres intelectuaes y es una verdadera gozada.
Javier del Hoyo es doctor en Filología Clásica por la
Universidad Complutense de Madrid y Profesor Titular de Filología Latina
en la Universidad Autónoma de Madrid, donde imparte, desde 1984,
lecciones de Latín medieval, Mitología clásica y Epigrafía latina fundamentalmente.
Es redactor habitual de la revista «Adiós», donde dirige dos secciones: La muerte en la Antigüedad clásica y Diccionario funerario. Colabora también habitualmente en la revista «Stilus», con una sección sobre etimologías.
Javier del Hoyo
Publicado por Antonio F. Rodríguez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario