lunes, 22 de febrero de 2016

Matar un ruiseñor - Harper Lee

   
Título: Matar a un ruiseñor
Autor: Harper Lee
 
Páginas: 416
 
Editorial: Zeta bolsillo
 
Precio: 10 euros

Año de edición: 2008

El pasado viernes falleció mientras dormía, en una modesta residencia de ancianos de Monroeville, su pueblo natal en Alabama, la escritora estadounidense Harper Lee a la edad de 89 años. Hacía tiempo que no quería entrevistas, una pareja de vigilantes custodiaban la entrada de la residencia e impedían el paso de periodistas, y se había alejado completamente del mundanal ruido.

Autora de la famosa novela «Matar a un ruiseñor», Premio Pulitzer en 1961, era uno de esos autores que publican un libro genial, que encandila a todo el mundo y lego se sumergen en un silencio editorial de años, hasta que el año pasado publicó «Ve  y pon un centinela» que, según la crítica, no está mal pero se encuentra a muchísima distancia de su primera novela.

Se trata de una obra espléndida, bien escrita, fluida, que trata con aparente sencillez y mucha naturalidad temas de gran calado, como la segregación racial y los prejuicios, qué es un Estado de derecho, el papel de las leyes no escritas, la educación mediante el ejemplo, el respeto hacia las cosas valiosas de la vida como camino para disfrutar de una existencia plena, la justicia y los valores, qué es la infancia y otros asuntos de parecida enjundia, siempre con humanidad y un tono que invita a la cercanía.

Se trata también de una novela de madurez, de paso, en el que unos niños comienzan a dejar atrás la niñez y se enfrentan a los grandes problemas de la vida: la responsabilidad, la muerte, el amor y la culpa. Un estilo de libro que me encanta y que tiene muchas posibilidades porque le propone al lector el juego de simular un acercamiento a esos grandes temas con ojos nuevos, lo que siempre resulta muy emocionante.

Es un clásico del siglo XX y una de las mejores novelas que puede uno leer, por los temas que trata y por cómo los trata, con sensibilidad y sutileza, a menudo con metáforas no exentas de poesía. La historia se basa en algo que ocurrió en el pueblo natal de Lee cuando tenía diez años, más o menos la edad de la niña protagonista, Scout. Y por otro lado, la figura de su padre, Atticus Finch, está claramente inspirada en la del padre de la autora.

Se ha discutido mucho sobre la autoría de la novela y se ha rumoreado sobre la importancia de la contribución al texto de Truman Capote, que fué vecino de Harper Lee durante su infancia, compañero de juegos infantiles y amigo inseparable durante años. Se sabe, por ejemplo, que el padre de Lee les regaló a ambos una máquina de escribir Underwood que compartieron para escribir sus primeras historias. Eran hermanos de «máquina de escribir».

Mi opinión es que no hay que menospreciar la ayuda que un escritor inteligente puede prestar a otro durante la gestación de una novela dándole ideas, sugerencias, haciendo de crítico inquisidor y exigiéndole lo mejor de sí mismo. Algo así como un coaching literario que puede llegar a ser esencial en una obra. 

Parece que Álvaro Mutis lo hizo con Gabriel García Márquez y nació «Cien años de soledad», una novela única, que Truman Capote jugó ese papel con Harper Lee y surgió esta novela, que es un libro muy especial y, por fin, creo que Harper Lee le devolvió a Capote el favor durante todo el proceso de escritura de «A sangre fría».

A veces no nos queremos enterar y el individualismo nos ciega, pero creo que el ser humano es un animal muy social y cuando está bien acompañado, piensa mejor.  

Al año siguiente de haber ganado el Premio Pulitzer, se estrenó la versión cinematográfica de este libro, que ganó tres Globos de Oro y tres Oscars, dirigida por Peter Mulligan y protagonizada por un espléndido Gregory Peck en el papel de Atticus. 

Fragmento de la película 
       
Una novela estupenda, para disfrutar. Un libro que tenéis que leer, so es quepor casuañidad no lo habéis leído. Y no me vale ninguna excusa.

 Harper Lee y Gregory Peck en la première de la película
  
Publicado por Antonio F. Rodríguez. 

1 comentario:

  1. Volver a los clásicos imprescindibles tras un fracaso lector, da la seguridad de que no fallan. Es una estrategia que con esta estupenda novela me ha funcionado de maravilla.
    PML

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