domingo, 31 de diciembre de 2023

Phillis Wheatley, la primera poeta afroamericana

 

¿Una mujer, además negra y africana, publicando poesía en 1770? Pues sí, fue posible gracias al talento y al carácter de Phillis Wheatley (1753-1784), una esclava estadounidense probablemente nacida en Senegal o Gambia.

Nacida en el África Occidental, fue vendida como esclava a los 7 u 8 años y llevada a Estados Unidos. Allí la compró los Wheatley de Boston, la familia de un rico comerciante y sastre, bastante progresista para la época, y le pusieron de nombre Phillis porque así se llamaba el barco en el que viajó. Su ocupación era ser sirviente de la señora. Los hijos del matrimonio le enseñaron a leer y a escribir y, al ver lo rápido que aprendía, siguieron enseñándole cosas, hasta completar una educación completamente inusual para una esclava. Leía a los clásicos griegos y latinos en inglés, la Biblia y libros de todos los géneros.

A los 14 años, escribió su primer poema, que publico el Newport Mercury. Los Wheatley reconocieron su talento literario, mostraban su saber a las visitas, la exoneraron de tareas doméstica y apoyaron su educación. A los 20 años acompañó a Nathaniel Weatley a Londres, en parte para cuidar de su salud y en parte porque la familia creía que allí tendría más posibilidades de publicar el libro en el que había recopilado sus poesías. Tuvo audiencias con importantes personalidades y la condesa de Huntingdon decidió patrocinar su libro, que apareció ese mismo años.Al volver a casa, los Wheatley la emanciparon, es decir, le dieron la libertad. 

Como muchos blancos no creían que fuera capaz de redactar poemas y menos, poesías como las que publicaba, tuvo que enfrentarse a un tribunal de hombres de letras y clérigos para demostrarlo. Recitó de memoria poemas de autores clásicos y los que había escrito, los comento con agudeza y defendió su causa con tal elocuencia y erudición que aquel jurado emitió un certificado en el que aseguraba que aquella mujer tenía talento y conocimientos sobrados para la autora de su libro.

Conoció y se casó con John Peters, un tendero negro libre. Se carteó con filósofos y personalidades, envió al presidente Washington un poema dedicado a él y le concedió una audiencia. Siguió publicando su poesía en periódicos y revistas, pero no consiguió que le publicasen un segundo libro de poemas. Su marido fue encarcelado por deudas y tuvo que trabajar como criada para subsistir. Finalmente, enfermó y murió joven a los 31 años.

 He aquí una muestra de su poesía_:

¡Imaginación! ¿Quién podría cantar tu fuerza?
¿Y quién describiría la rapidez de tu carrera?
Elevándonos por el aire para encontrar la radiante morada,
el empíreo palacio del tronante Dios,
sobre tus alas aventajamos al viento,
y dejamos atrás el rodante universo.
De estrella a estrella la óptica mental vaga,
mide los cielos y recorre los reinos superiores;
allí en una visión abarcamos el magnífico todo,
o con nuevos mundos asombramos al alma ilimitada.

Utilizaba el pentámetro yámbico, un verso hoy abandonado. Influida por Horacio, Virgilio, Ovidio, Pope y Milton, su poesía es clásica y ahora suena algo anticuada. Pero eso no le quita ningún mérito a su producción, que fue bien valorada en su época.

Phillips Wheatley, retrato atribuido a Scipio Moorhead

Publicado por Antonio F. Rodríguez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario