sábado, 6 de enero de 2024

La entrevista entre Borges y Rulfo

 

El argentino Jorge Luis Borges (1899-1986) y el mexicano Juan Rulfo (1917-1986), dos de los escritores latinoamericanos más geniales del siglo XX, se encontraron en Ciudad de México en 1973. Borges tenía entonces 74 años y Rulfo, 56. Era la primera vez que el argentino visitaba la capital azteca y al llegar, pidió un favor muy especial a sus anfitriones: quería hablar con Juan Rulfo. Le propusieron un encuentro durante el desayuno, a lo que Borges respondió:

Pido clemencia. Prefiero los atardeceres. Las mañanas me derrotan. Ya no tengo el brío ni las fuerzas para entregar al día lo que se merece. Hoy el crepúsculo me sienta mejor. 
 
Y así se hizo. A pesar de la diferencia de edad, conectaron inmediatamente. Se admiraban mutuamente sin reservas y, afortunadamente, se conserva parte de la conversación que mantuvieron:

Rulfo: Maestro, soy yo, Rulfo. Qué bueno que ya llegó. Usted sabe cómo lo estimamos y lo admiramos.

Borges: Finalmente, Rulfo. Ya no puedo ver un país, pero lo puedo escuchar. Y escucho tanta amabilidad. Ya había olvidado la verdadera dimensión de esta gran costumbre. Pero no me llame Borges y menos «maestro», dígame Jorge Luis.

Rulfo: ¡Qué amable! Usted dígame entonces Juan.

Borges: Le voy a ser sincero. Me gusta más Juan que Jorge Luis, con sus cuatro letras tan breves y tan definitivas. La brevedad ha sido siempre una de mis predilecciones.

Rulfo: No, eso sí que no. Juan cualquiera, pero Jorge Luis, sólo Borges.

Borges: Usted tan atento como siempre. Dígame, ¿cómo ha estado últimamente?

Rulfo: ¿Yo? Pues muriéndome, muriéndome por ahí.

Borges: Entonces no le ha ido tan mal.
 
Rulfo: ¿Cómo así?

Borges: Imagínese, don Juan, lo desdichado que seríamos si fuéramos inmortales.
 
Rulfo: Sí, verdad. Después anda uno por ahí muerto haciendo como si estuviera uno vivo.

Borges: Le voy a confiar un secreto. Mi abuelo, el general, decía que no se llamaba Borges, que su nombre verdadero era otro, secreto. Sospecho que se llamaba Pedro Páramo. Yo entonces soy una reedición de lo que usted escribió sobre los de Comala.

Rulfo: Así ya me puedo morir en serio.

Lo más curioso, es que ambos escritores fallecieron en el mismo año, 1986, Borges el 14 de junio en Ginebra y Rulfo, el 7 de enero en la capital mexicana.

Publicado por Antonio F. Rodríguez.

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