miércoles, 24 de enero de 2018

Un pobre hombre - Francis Bret Harte


Título: Un pobre hombre
Autor: Francis Bret Harte
 

Páginas: 187
 
Editorial: Bruguera
 
Precio: 6 euros
 
Año de edición: 1983


Aunque se presenta como literatura juvenil, este volumen reúne seis estupendos relatos del oeste, contundentes y auténticos como seis balazos, bien escritos, mejor resueltos y con la naturalidad y el sabor de quien ha vivido en aquellas tierras durante el siglo XIX y sabe de qué habla.

Bret Hartre es uno de los autores que mejor ha retratado el lejano y mítico oeste, esa tierra inhóspita habitada por hombres rudos, un poco brutos, que bajo una coraza de dureza y timidez esconden un fondo tierno y sensible. La galería de personajes se completa con algún malvado que otro, verdaderos desalmados, gente de la piel del diablo, y unos pocos pobres hombres, atolondrados y víctimas de todo tipo de situaciones.

El elenco es inmejorable, el ambiente está tan bien recreado con cuatro palabras, que a veces parece que el polvo se mete en los ojos cuando se lee mucho rato seguido y cada cuento parece una pequeña película del oeste. Porque estos textos, escritos por un buen periodista que estuvo allí, transportan al lector a ese territorio mítico y épico que todos conocemos gracias a los largometrajes de género.

Las historias son buenísimas. Nos encontramos aquí con las peripecias de un perro amarillo, tradicionalmente considerado un color vergonzoso en aquellos parajes, una historia de fantasmas, un par de textos sobre  el contraste continuo en el que crecían allí las niñas y dos historias un poco más largas, en torno a las 50 páginas, que son geniales, lo mejor del libro. Son, dos historias de amor estupendas, poco convencionales, que son las que más me han gustado.

Es un volumen difícil de conseguir, pero os recomiendo encarecidamente que busquéis libros de relatos de este escritor (véase «¿Cómo encontrar un libro?») porque hallaréis verdaderas joyas.

Francis Bret Hartre (Albany, 1839-1902) fué un escritor estadounidense. Pasó su infancia en Brooklyn y fué un lector empedernido e incansable desde  niño. Dickens fué su primer autor favorito.

Perdió a su padre a los quince años y tuvo que empezar a trabajar como mensajero, minero, tipógrafo, maestro de escuela, camarero, farmacéutico y periodista. En 1853 se mudó con su madre a California y conoció de primera mano la vida de los pioneros en el far west. Conoció a Mark Twain y fueron amigos hasta que Twain se distanció, harto de sus sablazos.

Pasó algún tiempo en un poblado minero, donde aprendió el modo de vida de los buscadores de oro. Dirigió una revista literaria, «The Overland Monthly», se hizo famoso por sus poemas, pero por lo que se le recuerda aunque pasen los años es por sus relatos del oeste. Fué un autor muy prolífico, con más de 60 títulos.

Al final de su vida fué nombrado cónsul en Crefeld (Prusia) y luego en Glasgow, donde conoció a su admirado Dickens y pasó los últimos años de su vida disfrutando de su amistad.

Francis Bret Hatre (1871)
 
Publicado por Antonio F. Rodríguez.

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