Título: Mambo
Autora: Alejandra Moffat
Páginas: 192
Editorial: Las Afueras
Precio: 16,95 euros
Año de edición: 2025
Estamos en los años 80, en Chile, Son tiempos duros, difíciles para la población, que sobrevive como puede bajo la dictadura de Pinochet. En el sur del país, una familia vive escondida en el bosque, en una cabaña que de lejos se puede confundir con el color de los troncos de los árboles. Es la casa de Ana, una niña a la que su nombre le parece corto y feo, y a la que le gustaría llamarse Anaconda. Vive allí con sus padres y su hermana mayor, Julia.
Ese es el planteamiento de partida de esta poderosa novela, directa, conmovedora y fresca, la historia de una familia en la clandestinidad contada por una niña pequeña, Ana, que a pesar de todo vive en su mundo, lleno de juegos, de dibujos y de magia. Todo está narrado desde su punto de vista, desde su manera de ver el mundo y la vida, con una voz infantil muy bien simulada, con frases cortas y contundentes que nos transportan a aquella cabaña en el bosque y a aquel tiempo, lleno de juegos, pero también de reglas, de precauciones y solidaridad.
La ominosa realidad, que el lector intuye junto a las niñas a través de retazos de conversaciones, palabras en voz baja, instrucciones, indicios, trozos de cartas rotas en pedazos, está descrita de manera indirecta y eficaz. Los adultos rodean a las pequeñas de una barrera de protección de mentiras piadosas y ocultamientos, pero a pesar de todo, van conociendo poco a poco la dura realidad.
Aparecen algunos americanismos, muy pocos, que no entorpecen la lectura y la impregnan de un atractivo aroma de aquellas latitudes: como murtilla (arbusto chileno de hoja perenne), ruma (montón), chancho (cerdo) o beterraga (remolacha). Y alguna que otra expresión que me han parecido curiosas y divertidas: tener memoria de pollo (mala memoria), tomar las once (beber aguardiente, palabra de once letras). El título, MAMBO, todo en mayúsculas, es un acrónimo que lleva la niña en una pulsera para no olvidar los nombres simulados bajo los que la familia esconde su identidad.
Una narración estupenda, basada en la experiencia vital de la autora, muy bien desarrollada y ejecutada, sobre esas dos líneas temáticas estupendamente aprovechadas: el maravilloso mundo de la infancia, paralelo al de los adultos, y la dureza de la lucha clandestina contra una dictadura. La inocencia de una niña frente a una siniestra dictadura. Ternura, terror y autoritarismo, empaquetados en un libro conmovedor. Una novela que va a dar mucho que hablar, una obra de madurez, aunque solo sea la segunda novela de Moffat. Un buen libro de verdad, muy recomendable. Una lectura agradable que, además, aunque parezca mentira, termina felizmente.
Alejandra Moffat (Los Ángeles, Chile, 1982) es una escritora chilena. Estudió teatro en Concepción, dramaturgia en la Pontificia Universidad Católica de Chile y cine documental en la Escuela de Cine de Chile. Ha ganado dos veces el premio de la Muestra Nacional de Dramaturgia de Chile, en 2005 y en 2011, y en éste último año publicó su primera novela, El hacedor de camas. En 2013, ganó con el documental Candelaria el premio a la mejor opera prima en SURDOCS.
Ha escrito obras de teatro, guiones de cine, dos novelas y tres volúmenes de relatos, y ha impartido talleres de dramaturgia, guion y escritura creativa en varias universidades. Su obra se inscribe en la llamada literatura de los hijos de la dictadura chilena. En este enlace hay una entrevista muy interesante en la que la autora habla sobre esta novela.
Publicado por Antonio F. Rodríguez.



