viernes, 28 de noviembre de 2025

La antigua Biblos cumple 15 años

Hoy hace exactamente 15 años que se me ocurrió lanzarme a la aventura de abrir un blog de recomendaciones de libros leídos para lectores empedernidos, para viciosos irrecuperables de la lectura. La motivación fundamental era ayudar a otros a superar con éxito ese terrible momento, esos minutos de zozobra, cuando hemos acabado un libro y no sabemos qué leer a continuación. Son instantes terribles, estamos con el mono, como vaca sin campano, nos asusta precipitarnos y empezar a leer un mamotreto infumable, no sabemos por dónde tirar hasta que llega una recomendación providencial que nos ilumina.

Por medio de esa tarea, la de recomendar libros, se transforma el vicio de la lectura compulsiva, una actividad solitaria y antisocial donde las haya, en un placer colectivo, en el que se comparten de alguna manera satisfacciones íntimas y gozos personales. Creo que lo he conseguido, al menos en parte. Leer no me aísla, sino que me conecta a otros lectores furiosos como yo. 

Como ya conté hace diez años, estoy encantado con la experiencia. Me ha obligado a mantener una disciplina de lectura constante, estoy leyendo más que nunca (hasta 130, 140 y más libros al año), disfruto dos veces de los libros (al leerlos y al reseñarlos), tengo que intentar estar más o menos al día (estarlo de verdad es imposible) de las novedades que valen la pena... en fin, casi todos son ventajas. Si tenéis una afición que os apasiona, la que sea, la mejor manera de cultivarla hoy en día es abrir un blog sobre el tema. Un blog te cambia la vida, a mejor, claro. Incluso puede servir para crearse una reputación en un campo determinado cuando uno empieza, hacerse conocido y conseguir trabajo. Conozco más de un caso. Un viejo chascarrillo entre informáticos es lo de «¿Sigues con el blog o ya has encontrado trabajo?» La misma función puede jugar una cuenta de Facebook, Instagram o cualquier red social.

¿Los inconvenientes? Pues el primero es que me lleva bastante tiempo, como mínimo una hora diaria y de vez en cuando he tenido que robarle horas al sueño para seguir publicando cada día. He pasado épocas buenas, las más, en las que me lo he pasado bien redactando reseñas y otras, un poco más difíciles, en las que me veía repitiendo las mismas fórmulas y escribiendo peor. Supongo que es normal. Por otro lado, tengo un problema de dislexia moderada que me hace cometer un montón de faltas tontas y me cuesta mucho corregirlas después. Así que, disculpadme por los errores, no sé cómo controlarlos. Otro pequeño inconveniente es que un colaborador me envíe una reseña de un texto que me apetece mucho leer, que me lo pise. La presión por leer para publicar hace que sea muy difícil que decida dedicarle tiempo a ese libro.

Sin embargo, estoy enormemente agradecido a los colaboradores que me mandan reseñas. recibir una es un alivio, un día que tengo que trabajar menos. Es como encontrarse un pistacho ya pelado, un plato limpio que no hay que fregar o un hueco para aparcar. Aunque aún así, el trabajo no desaparece del todo, simplemente la hora habitual se reduce a treinta o cuarenta minutos. En cualquier caso, los corredactores son gente encantadora y que entiende de literatura. Ahora mismo tengo en «nómina» a siete fijos y algunos esporádicos. En total, el año pasado produjeron cien entradas, una media de casi dos a la semana. Está pero que muy bien. Siempre me acuerdo con mucho cariño de Paloma Martínez, una mujer maravillosa que me enviaba unas entradas fantásticas, bien escritas y con mucho criterio. Vale la pena buscarlas en el blog. Lamentablemente, nos dejó el año pasado. Una pena. También estoy intensamente agradecido a todos los que me leen y me siguen de alguna manera. 

Algunos datos curiosos: han sido 5336 entradas, 2542 comentarios, 311 seguidores, 76 suscriptores, 399 seguidores en Facebook, 758 en Instagram y 3.680.000 visitas. Cifras que no están mal, pero nunca me han preocupado mucho. Siempre he preferido la calidad a la cantidad. El número de visitas merece un comentario. Durante 13 años he tenido de 400 a 700 visitas diarias, entre 12.000 y 22.000 al mes, pero desde enero de 2023 han aparecido picos de 50.000 y 60.000 visitas mensuales, en octubre tuve 166.000 y este mes de noviembre voy por más de 182.000. Los países de origen de esas avalanchas son Estados Unidos, Reino Unido, India, Singapur y Hong Kong, así que intuyo que son mayoritariamente Inteligencias Artificiales que están aprendiendo sobre libros. Hay quien sostiene que dentro de poco los internautas preferirán consultar a una IA en lugar de entrar en un blog especializado. Me resisto a pensar que sea así, por mucho que progresen esos sistemas. Hay soluciones tecnológicamente obsoletas que han permanecido, como la radio, el libro en papel, la bicicleta, los vinilos, las librerías físicas o la olla frente a la olla exprés. Esperemos que ocurra algo parecido. Mientras, seguiremos leyendo y escribiendo.

Salud y felices lecturas.

Breve visión del paraíso

 
El paraíso, ordenado

Publicado por Antonio F. Rodríguez. 

jueves, 27 de noviembre de 2025

El arte de ser otro - Mark Twain

Título: El arte de ser otro
Autor: Mark Twain
 
Páginas: 124
 
Editorial: Hermida Editores
 
Precio: 19 euros 
 
Año de edición: 2025
 
Este volumen tan atractivo, tan ligero y tan seductor contiene cuatro relatos estupendos nada menos que del gran Mark Twain, cuatro relatos prácticamente desconocidos y que creo que se publican en español por primera vez. Escritos entre 1870 y 1902, tratan temas como la transexualidad, el travestismo, los roles de género y las relaciones homosexuales, asuntos que después de más de cien años son de gran actualidad. 
 
Sin embargo y a pesar de su interés,  no vieron la luz en su momento. Los posibles editores llegaron a la conclusión de que nos les convenía publicar esos cuentos y han estado durmiendo en un cajón hasta hace poco, cuando la Universidad de California los ha recuperado. Son cuatro narraciones de enredo, chispeantes, ingeniosas y muy divertidas, que explotan a fondo los equívocos y situaciones chocantes que pueden superponerse a la difuminación de las fronteras entre géneros.
  • «Un romance medieval» está situado en 1222, en Inglaterra,  y con un estilo arcaizante, muy apropiado para la época en la que transcurre la acción, nos cuenta la historia de una joven noble que se ve obligada a fingir que es un hombre para que su rama de la familia herede un título nobiliario. Un envoltorio arcaico para un relato muy moderno.
  • «"Wapping" Alice» es una criada, que en el fondo es un hombre y que se ve envuelta en la más rocambolesca de las situaciones, que adquieren un significado especial para el lector, que sabe que no se trata de una mujer. Muy bien urdido.
  • «"Hellfire" Hotchinks» nos presenta todo un abanico de situaciones en las que se cuestionan los roles clásicos de género, se pervierten, se subvierten y se exploran en una sucesión de situaciones muy divertidas.
  • «Cómo Nancy Jackson terminó casándose con Kate Wilson» es una divertidísima narración, llena de giros, sorpresas y trampas, en la que nada es lo que parece y el final es toda una sorpresa. Un cuento genial.
El estilo es chispeante, elegante, muy dinámico y está a la altura de los mejores relatos de Twain. Tampoco faltan la ironía y el fino humor marca de la casa. Es una delicia leer estas páginas, dada la soltura y agilidad con la que se desarrolla la narración en todo momento.
 
Pero lo que llama más la atención son, como decíamos los temas que trata: historias transgénero, cambio de roles, crianza y vestimenta contraria al sexo de nacimiento, matrimonios homosexuales... todo un catálogo de situaciones equívocas y queer en poco más de cien páginas. Es bien conocido el apoyo de este autor a las causas feminista y sufragista, pero hasta ahora no se sabía que le interesase explorar los límites de las fronteras de género. El genio de Misuri no critíca ni cuestiona ninguna de las situaciones humanas que describe, las trata con naturalidad. Un adelantado a su época.
 
En fin, unos cuentos que por fin han salido del armario y que nos muestran a un Twain desconocido, sorprendente y muy interesante. Un libro imprescindible. Leedlo, lo pasaréis bien. 
 
El prólogo, que resulta iluminador, y la traducción del inglés al español han sido realizados por el colombiano Camilo Perdomo, filósofo y traductor literario, formado en la Universidad Javeriana de Cali y en la Universidad Tecnológica de Pereira.
 
Samuel Langhorne Clemens (Misuri, 1835-1910), alias Mark Twain, es uno de los grandes mitos de literatura estadounidense y uno de los escritores con un humor más inteligente.

A los trece años, tras la muerte de su padre, empezó a trabajar como aprendiz de tipógrafo y después trabajó en el periódico de su hermano. Luego fué piloto de río y de ese mundo sacó su seudónimo Mark Twain (dos brazas), el grito con el que se avisa que no hay calado suficiente para que el barco pueda continuar.

Luego volvió al periodismo, comenzó a publicar artículos de opinión, cuentos y relatos de humor en varios diarios. Después llegarían las novelas de éxito, Tom Sawyer, Huckleberry Finn y la fama mundial.
 
Mark Twain
 
Publicado por Antonio F. Rodríguez. 

miércoles, 26 de noviembre de 2025

El árbol ausente - Catherine François

 

Título: El árbol ausente
Autora: Catherine François
 
Páginas: 127
 
Editorial: Demipage
 
Precio: 18 euros 
 
Año de edición: 2009
 
Este pequeño gran libro, pequeño en cuanto a extensión, grande por su contenido, es un texto muy íntimo, lírico, una recopilación de recuerdos de infancia de la autora, transcurrida en el extrarradio parisino en los años 60. «Memoria de un tiempo y un lugar en los que todo son signos», se dice en el prólogo. Los flahsbacks están concebidos y contados desde la mente de una niña pequeña, con la capacidad verbal de una persona adulta, pero con el léxico y la cosmovisión de quien tiene tan solo unos pocos años. Nos proporciona el punto de vista de una cría con la sintaxis de una mujer. Un cóctel muy atractivo que dota estas páginas de un encanto especial.
 
Dedica cierta atención al proceso de formación del sentido y apropiación de las palabras, una fase fascinante, que aquí se refleja asombrosamente bien. Tiene frases afortunadas, que reflejan adecuadamente la visión deformada del mundo que a veces se hacen los niños, por ejemplo: «Mi padre me ha dicho que un espía no habita en ninguna parte».  Y razonamientos curiosos, como la constatación de que «Las ventanas no tienen nombre». Por otra parte, también proporciona ejemplos atinados de argumentaciones que parecen socavar la lógica habitual, porque los niños son pensadores incómodos. Ponen en cuestión principios básicos que damos por sentados y nos ponen en aprietos cuando intentamos razonarlos.
 
El texto está organizado en siete capítulos, estructurados en párrafos algo caprichosos, tal y como se estructura la memoria. El lenguaje es sencillo, evocador, ligeramente poético y muy sugerente. Esta obra sabe atrapar la emoción de los primeros pensamientos incipientes, de la construcción del armazón de ideas que luego nos acompañará toda la vida. 
 
Un libro mágico sobre la infancia, más iluminador que muchos ensayos sobre el tema. Un texto fascinante, un alarde de memoria, inteligencia e intuición. Un libro único y diferente, con un toque muy especial. Una lectura muy recomendable.
 
Esta obra apareció en Francia en 2004 y, gracias a la editorial Demipage, un sello de pocas publicaciones, pero muy selectas, lo tenemos en español desde 2009. El oportuno prólogo y la traducción del francés son de Santiago Auserón, cantante, compositor, escritor y filósofo, líder del conjunto Radio Futura. En este libro ha hecho un buen trabajo. 
 
Catherine François (París, 1953) es una escritora francesa. Pasó sus primeros años en la periferia de la capital. Luego estudió Letras Francesas en la Universidad de La Sorbona. Hizo su primer viaje a España a los 20 años, le gusto, repitió y acabó instalándose en Madrid. Vivió la movida madrileña, recorrió todo el país acompañando a Radio Futura e inició una relación con Santiago Auserón que dura hasta el día de hoy. Colaboró con sus primeros artículos en revistas como Humo, Artefacto, Diwan, Número o Comercial de la Pintura. En esos años escribió su primer libro La ciudad infinita. Fue profesora de Filología Francesa en la Universidad Complutense de Madrid.
 
A partir de su 31 cumpleaños se dedicó a viajar a CubaInglaterra, México, Estados Unidos, Jamaica, Portugal y China, cuya cultura le fascinó. Estudió chino y estuvo investigando los cuentos y tradiciones del Río Amarillo y sus afluentes. Finalmente, empezó a vivir a caballo entre Madrid y Mallorca. Ha publicado libros en español y en francés, y ha traducido a ese idioma los sonetos de Garcilaso de la Vega.
 
Catherine François
 
Publicado por Antonio F. Rodríguez. 

martes, 25 de noviembre de 2025

Manolón y Miguelín - João Guimarães Rosa

Título: Manolón y Miguelín
Autor: João Guimarães Rosa
 
Páginas: 288
 
Editorial: Alfaguara
 
Precio: 8,40 euros 
 
Año de edición: 1981
 
Este volumen incluye dos novelas cortas, de 135 y 127 páginas, respectivamente, del gran João Guimarães Rosa, uno de los autores más relevantes de la literatura brasileña del siglo XX, muy desconocido en España, poco editado y apenas leído. Estamos hablando de un escritor superdotado, poseedor de un lenguaje rico, expresivo y arrollador, que no para de contar cosas y aportar detalles con un ritmo altísimo hasta conformar un discurso barroco de gran belleza, poderoso y evocador, que apabulla al lector y le convence de que está leyendo a una figura realmente importante.
 
El entorno en el que se sitúa su literatura es el Sertón (gran desierto), una vasta región geográfica situada al nordeste de Brasil, árida, cruzada por dos grandes ríos, de temperaturas tropicales y muy poca lluvia. Sus habitantes son los sertanejos y la vida se organiza alrededor de grandes haciendas dedicadas a la ganadería y algo de agricultura. Un entorno duro, de campo, en el que creció el autor y ya de adulto, ejerció la medicina.
 
En el primer relato, «Miguelín» en mi opinión, el mejorGuimarães nos cuenta la infancia de un niño de ocho años en el Mutún, «Un sitio bonito, entre cerro y cerro, con mucho pedregal y mucha breña, lejos de cualquier parte». Es un crío muy sensible, algo consentido, en el que no cuesta mucho ver a Guimarães Rosa en sus primeros años, cuya forma de ser choca continuamente con la rudeza de la vida cotidiana en una gran hacienda. Por el texto desfila un elenco de personajes bien caracterizados y peculiares: la abuela Isidra, el adorado hermano Dito, el maestro Deogracias, el severo padre, los peones, el tío Teré, Ñamina, María la negrita, el gato Solosué... En realidad, es una historia de crecimiento, en el que el pequeño conocerá los conflictos de la vida, el amor, la muerte y la esperanza. Todo está contado desde el punto de vista del niño, así que el lector queda sumido en el mundo de una curiosa infancia.
 
En «Manolón», un sertanejo algo emprendedor va a celebrar con una fiesta la inauguración de una pequeña ermita que ha construido en el amplio terreno que gestiona. El dueño está casi siempre ausente, él se encarga de todas las tareas, es el capataz, y sueña con convertirse en hacendado. Sentado en su caballo seguimos sus reflexiones, sus recuerdos y esperanzas. La situación sirve de excusa para que el autor retrate mil detalles de la vida del lugar.
 
El estilo es riquísimo, barroco y conceptista al mismo tiempo, con una alta densidad de información, ritmo. elegancia y sabor a clásico. El autor se inventa neologismos continuamente, giros nuevos y expresiones afortunadas, que se entienden a la primera. El lenguaje está aderezado con localismos, no muchos, de manera que no entorpecen la lectura, como burití (palmera brasileña), aboyar (cantar a los bueyes), yacaré (caimán), coruja (rapaz nocturna), urató (culebra), matungo (caballo viejo y sin raza) o peteca (juguete de cuero y plumas). Al final del libro se incluye un pequeño glosario explicativo. También aparecen costumbres y usos peculiares: la caza del armadillo, una paga en tocino o una madre que guarda los ombligos (las placentas) de todos sus hijos.
 
En fin, dos novelas cortas que describen toda un mundo y una forma de vivir, con un estilo admirable y mucho oficio. Demuestran que el autor es una gran figura de la literatura y bien pueden servir, dada su brevedad, como introducción a su manera de hacer. Muy recomendable para abrir nuevos horizontes de lectura. 
 
Como decíamos, hay pocas obras de Guimarães Rosa editadas en nuestro país: su obra maestra, Gran Sertón: Veredas, algunos libros de relatos y esta obra que nos ocupa hoy, publicada en Brasil en 1967 y editada aquí por Alfaguara en 1981. Es una obra algo difícil de encontrar, puede localizarse en bibliotecas y librerías de segunda mano (véase ¿Cómo encontrar un libro?).
 
La traducción del portugués es obra de la zamorana Pilar Gómez Bedateescritora, editora, profesora, traductora y crítica literaria, catedrática de Literatura Comparada en la Universidad de Puerto Rico y profesora en varias universidades.
 
João Guimarães Rosa (Cordisburgo, Minas Gerais, 1908-1967), autodidacta y niño prodigio, empezó a estudiar francés a los seis años y llego a ser un políglota casi inverosímil: dominaba ocho idiomas, leía cuatro más y conocía parcialmente otros doce. Empezó Medicina a los 16 años, la ejerció durante casi toda su vida, al final ingresó en el cuerpo diplomático y estuvo destinado en Europa y América Latina. Eran los años 40 y ayudó a que muchos judíos escapasen de la maquinaria nazi.

Casi toda su obra literaria se centra en el paisaje y la idiosincrasia de los habitantes del Sertón, una zona semiárida del Nordeste brasileño. Nos dejó siete novelas cortas, varios volúmenes de cuentos, alguno de poesía y una gran novela: Gran Sertón: veredas
 (1956). En 1963 fue aceptado por unanimidad como miembro de Academia Brasileña de Letras. Su muerte a los 59 años, aparentemente de un infarto, está envuelta en el misterio porque la predijo en una de sus novelas y no hay que olvidar su profesión de médico.
 
João Guimarães Rosa
 
Publicado por Antonio F. Rodríguez.