sábado, 15 de noviembre de 2025

Un orfanato de elefantes y rinos

 
Ésta es una de las fotos más tiernas y bonitas que se pueden encontrar en redes sociales. Está tomada en el Sheldrick Wildlife Trust (SWT), un orfanato de elefantes y rinocerontes en Nairobi, que ha criado ya a 322 elefantitos en sus 48 años de existencia.
 
En la imagen se ve a dos cuidadores pasando la noche con dos pequeños elefantes recién recogidos. Los pobres echan de menos a sus madres, víctimas de la caza furtiva, y no pueden dormir. Pero hay quien se acuesta a su lado, les susurra suaves palabras de consuelo, les acaricia la frente con ternura, imitando los gestos con los que una elefanta tranquiliza a su cría. Hay quien sabe que los elefantes no solo recuerdan, sino que también sienten, lloran y aman. Y al final, los pequeños se calman, se acercan a sus nuevos amigos, les tocan con la trompa y se duermen.
 

Publicado por Antonio F. Rodríguez. 

viernes, 14 de noviembre de 2025

El sol y el acero - Yukio Mishima

Título: El sol y el acero
Autor: Yukio MIshima
 
Páginas: 128
 
Editorial: Alianza
 
Precio: 12,98 euros
 
Año de edición: 2010

Al gran escritor japonés Yukio Mishima lo atormentaban los fantasmas de una vejez decrépita. También consideraba que el vicio del intelectualismo era estéril y lamentable. Algo así como echar barriga. Un insulto al cuerpo. Frente al lenguaje de las palabras, está el lenguaje del cuerpo. La rotundidad de una mole maciza le encandilaba. El artista se convierte en un coloso que causa admiración. Las palabras son arrastradas por el viento, pero la belleza marmórea permanece. Mishima declaró querer hacer de su vida una obra de arte. Toda una performance

El sesudo y breve ensayo El sol y el acero fue publicado en 1968. Mishima necesitaba justificar con complejos razonamientos su pasión culturista. Era un intelectual, después de todo. Por esta razón escribió este minucioso autoanálisis mental con rasgos autobiográficos, que él denomina «crítica confidencial». Reconoce que su entrega a las letras brotó naturalmente cuando era niño. En poco tiempo se convirtió en uno de los jóvenes escritores japoneses más prometedores. La estrafalaria conversión en un samurái moderno vino después. Fue una deriva exhibicionista radical, que acabó de manera tragicómica.  

Mishima empezó a cultivar su cuerpo («mi jardín») con cerca de cuarenta años. Los instrumentos que escogió para alcanzar la perfección física fueron el sol (metáfora del bien supremo para Platón) y el acero. El sol calienta la piel. El cuerpo dorado posee un nimbo de sana vitalidad. El frío y duro acero templa el espíritu. Los músculos del héroe son prietos y compactos como el metal. El espíritu marcial no permite imaginaciones vanas. Rechaza las ideas y su carácter corrosivo. Se asemeja a una llama que arde incesantemente. Este fuego interior se vuelca en el esfuerzo. El esfuerzo supremo es el combate. En el combate perece el guerrero, alcanzando la gloria y conquistando el recuerdo. 

Yukio Mishima creyó superar la escisión entre cuerpo y espíritu con el cincelado del cuerpo. La crítica intelectual sobraba. En todas sus elucubraciones late un profundo rechazo de la razón. La mente del escritor japonés empezó a extraviarse por los cerros de Úbeda de la irracionalidad. Desde su perspectiva, el mundo moderno desprecia la ética heroica del guerrero. En su lugar domina el hedonismo, que evita el dolor, fomenta el bienestar y se regodea con goces meramente intelectuales. Mishima elabora incluso un retrato-robot del intelectual: encerrado en su cuarto de estudio, enamorado de las ideas, apasionado por la belleza literaria y desdeñoso del esfuerzo físico. Es por definición hostil al sol. No digamos al acero.

Yukio Mishima fue un pálido erudito. Recuerda con cierta nostalgia el amor que tenía a su habitación en penumbra, la mesa atiborrada de libros, el «amortajado pensamiento introspectivo». Miguel de Unamuno lo llamaría un crustáceo espiritual. Pero el espíritu muere solitario encerrado en su torre de marfil. No fructifica en gestos heroicos, capaces de elevarse a la condición de símbolos. También se degrada el cuerpo. Se vuelve pálido, fofo, verdoso y enfermo. Así se anticipa una muerte sin gloria. 

El divorcio entre cuerpo y alma lleva a un final intrascendente. Mishima interpreta el antiguo ideal de mens sana in corpore sano a su manera. Quiere conseguir la reconciliación entre carne e idea labrándose un cuerpo escultural. Un héroe vivo, no de mármol. El espíritu anima al músculo. Este chispazo se consuma en la lucha. Así se alcanza una combativa filosofía de la acción. El hombre de una pieza se afirma peleando. De este modo se reconoce a sí mismo y lo reconocen los demás. Es un ídolo, al menos para algunos. 

Solo dos cosas más. Muerte trágica y comunidad. Mishima cree que el éxtasis se alcanza en el momento mismo de la muerte, siempre que ésta sea heroica. El destino del guerrero es trágico y trascendente. El guerrero no está solo: se une a otros guerreros. Juntos forman una comunidad orgánica con los mismos ideales. Esta fratría guerrera anula el individualismo. Es una secta. El adepto se sumerge en el grupo. El objetivo es el combate. Cuando el sol brilla refulgente en la espada de acero, se nubla el raciocinio, triunfando la muerte. En el nihilismo trágico de Mishima la única conclusión lógica parece ser la extinción.  

El sol y el acero es el autoanálisis de un escritor insatisfecho y enamorado de la muerte. Su sacrificio por las viejas tradiciones japonesas quería ser un poema épico dirigido contra la modernidad. La estética fascista de Mishima no era una mera pose. Lo que se creía otro numerito de un escritor excéntrico acabó en suicidio ritual. La gente se quedó boquiabierta. Si esto es lo que perseguía, lo consiguió plenamente. Pero su aventura, en el fondo, fue más patética que trágica. La fantasía erótica de Mishima sobre morir joven y dejar un bonito cadáver no es nada recomendable. Lean este fascinante ensayo y saquen sus propias conclusiones.

Yukio MIshima

Yukio Mishima (1925-1970) fue un escritor, actor, cineasta, esteta, provocador, agitador cultural, luchador de kendo, culturista, ideólogo de extrema derecha, jefe de banda armada, samurái y suicida japonés. Nació en Tokio como Kimitake Hiraoka en una familia de clase media alta. Su padre era subsecretario de pesca y admirador de los nazis. Kimitake se educó con su abuela, una mujer culta, agria y excéntrica. Le gustaba escribir desde niño. Debido a una tuberculosis, no fue reclutado para la guerra. Siempre tuvo remordimientos por esa razón. 

En los años 50 y 60 Mishima se convirtió en el escritor más popular de Japón. Era candidato al premio Nobel. Desinteresado al principio por la política, comenzó a virar hacia el nacionalismo radical. Se proclamó defensor del emperador, kamikaze de vocación y enemigo de la modernidad occidental. Se enfrentó con la palabra a la izquierda revolucionaria en un mítico debate en la Universidad de Tokio. Fundó una banda privada de guerreros, el Tatenokai o sociedad del escudo. Desfilaban uniformados y eran expertos en artes marciales. También decían estar dispuestos a morir. En 1970 Mishima se suicidó en un espectacular harakiri. 

Publicado por Alberto.

jueves, 13 de noviembre de 2025

Los conocedores - Mircea Cărtărescu

Título: Los conocedores
Autor: Mircea Cărtărescu
 
Páginas: 188
 
Editorial: Impedimenta
 
Precio: 16 euros
 
Año de edición: 2025
 
Este volumen, limitado en longitud y casi inabarcable, con simas de profundidad que dan vértigo, tan barroco, rebuscado y bello, es el último libro publicado en España de Mircea Cărtărescu, un autor que me fascina y  por el que siento, tengo que reconocerlo, una debilidad especial. El volumen recata tres relatos escritos en 2017 muy ligados a la magna trilogía titulada Cegador, formada por El ala izquierda, El cuerpo y El ala derecha, un relato por cada una de las partes, que funcionan como ventanas privilegiadas que permiten al lector asomarse al mundo del escritor rumano.
 
La huida de la familia Badislav huyendo de un desastre, una función de circo en el Bucarest de los años 60 y la boda de un príncipe obsesionado por los gusanos de seda. Esos son los temas que laten en estos textos. El autor aborda las tres narraciones con un estilo alambicado y opulento, rico como un ecosistema y digresivo hasta el exceso, al punto de que llega a destruir el relato y paralizar la acción en ocasiones, para retomar en el último momento la lógica del relato. Y sin embargo, ese discurso obsesivo, onírico y delirante se lee con sumo placer, porque es una verdadera fiesta del lenguaje, un verdadero banquete para la imaginación, construido con frases interminables, equilibradas y elegantes. Una maravilla.
 
El punto de conexión entre los tres cuentos puede ser una de las obsesiones del autor, los insectos, que juegan un papel casi protagonistas en los tres casos. Mariposas gigantes, escarabajos, cucarachas... seres quitinosos y monstruosos, que inspiran a la vez repulsión y fascinación. Abundan las enumeraciones disparatadas y floridas, empapadas de enjundia literaria. Por otro lado, estas líneas resultan siempre sorprendentes, el lector nunca sospecha cómo y por dónde va a continuar la narración, y eso ya es un punto a su favor. Mi relato preferido es el segundo, el titulado «El circo», en el que el pequeño Mircea acude a uno de esos espectáculos, no ofrece una magnífica descripción de ese mundo y sus protagonistas, y juega con el lector hasta llevarlo a un inesperado final.
 
Algunas frases pueden ayudar a definir de qué estamos hablando: «Bajo la tierra, en sus estrechas casitas de pino, los muertos se morían de hambre. Llevaban 40 días sin ser invocados...»«No soplaba el viento, soplaba el ocaso»«Aunque no le había prometido nadie que después de morir nacería del agua y del Espíritu Santo y que sería como los ángeles del Señor, la enorme ruga del ciervo volador sintió de repente un desasosiego y un extraño anhelo por la otra vida». En fin, tres relatos de mediana extensión (34, 72 y 68 páginas respectivamente), accesibles, que constituyen una oportunidad inmejorable de conocer el particular mundo creativo de este rumano genial, de manera suave y sin grandes sobresaltos. Una excelente introducción a una obra fascinante. Un libro inmejorable, muy apropiado para probar el sabor de la prosa de este hombre. Sensacional
 
La traducción del original en rumano tiene su mérito y es obra de la bilbaína Marian Ochoa de Eribe, formada en la Universidad de Deusto, que se fue a Rumanía como lectora de lengua española en la Universidad Ovidius de Constanza y tuvo un flechazo con la lengua rumana.

Mircea Cărtărescu (Bucarest, 1961) es un poeta, novelista y crítico rumano, considerado como el poeta más importante de la generación de los años 80. Es un lector empedernido y voraz capaz de leer ocho horas diarias, que conoce a fondo buena parte de la literatura mundial. Confiesa la huella que han dejado en él algunos autores latinoamericanos, especialmente Sábato, Borges, Cortázar y García Márquez, al que considera insuperable.

Sus libros han sido traducidos a multitud de idiomas. Es el escritor rumano actual más valorado por la crítica y ha sido candidato al Premio Nobel varias veces. Está casado con la poetisa Ioana Nicolaie y es profesor de literatura rumana en la Universidad de Bucarest.

Según cuenta en esta estupenda entrevista, considera que, aunque se le suele clasificar como un autor posmoderno, emplea recursos clásicos, románticos, barrocos, manieristas, surrealistas, posmodernos y modernos sin que su obra sea puramente de ninguno de esos estilos. Dice escribir a mano, en cuadernos y con un bolígrafo, sin corregir ni releer lo escrito. Luego una persona de la editorial, siempre la misma, descifra su caligrafía y teclea sus textos en un ordenador.

Mircea Cărtărescu
 
Publicado por Antonio F. Rodríguez.