viernes, 27 de septiembre de 2013

Kokoro - Natsume Soseki


Título: Kokoro 
Autor: Natsume Soseki 

Páginas: 336 

Editorial: Gredos 

Precio: 22,80 euros 

Año de Edición: 2003

Es imposible captar todo lo que significa esta novela sin conocer el contexto hitórico y social en el que apareció. Publicada en 1914, esta obra pone el broche literario a la era Meiji, que va desde 1868 a 1912, casi coincidiendo con la vida de Soseki. En esos cincuenta años, Japón pasó de ser un país medieval, preindustrial y mayoritariamente analfabeto a convertirse en una de las primeras potencias mundiales, vencedora de la Guerra ruso-japonesa.

Se enviaron delegaciones de expertos a Estados Unidos y Europa, estudiantes japoneses a las principales universidades del mundo, se contó con asesores extranjeros, todo ello para llevar a cabo un asombroso proceso acelerado de occidentalización y revolución industrial bajo el lema «Ética oriental, técnica ocidental».

Nuestro hombre fué uno de los intelectuales enviado con una beca a Inglaterra y aunque le chocaron, entre otras cosas, el materialismo occidental y su falta de sensibilidad, conoció y se dejó influir por la literatura de los grandes novelistas ingleses decimonónicos, especialmente Henry James.

Hasta la llegada de la era Meiji, la literatura japonesa era digamos sencilla. Varias formas de poesía lírica estaban muy desarrolladas y había varios ejemplos espléndidos de novela clásica, como «El libro de la almohada» y «La historia de Genji», pero no había ningún ejemplo de novela moderna ni una tradición narrativa fuerte. Con «Kokoro», Soseki, a pesar de su visión crítica del proceso en marcha, que llegó a describir como «Poner una cabeza occidental a un cuerpo oriental», escribió la primera novela moderna en japonés, a la vez psicológica, romántica y naturalista, que marcaría la evolución de la literatura nipona posterior. La novela del siglo XX que indicaría el camino a seguir.

La novela está dividida en pequeños capítulos, textos cortos con apariencia de relatos posmodernos. El estilo es deliberadamente sencillo, natural y sin artificios. El tono contenido. Al principio se nota cierta inseguridad, casi se podría decir que el autor titubea hasta encontrar el tono, la expresión y la forma de contar. Hay que recordar que está definiendo una nueva manera de hacer narrativa en japonés. Pero se afianza muy pronto, la historia crece, se llena de matices sutiles en los que intervienen los sentimientos e intereses de los personajes, en varios aspectos y con muchos matices. Es a la vez profunda y fácil de leer.

El tema me parece un acierto genial. Es una novela de suspense emocional. muy pronto aparece un personaje que vive la vida de una forma un tanto extraña, no se sabe porqué, y a partir de ese arranque la información se irá dosificando poco a poco, con mano maestra, hasta la revelación final del secreto que mueve toda la historia. Fenomenal.

Un libro lleno de reflexiones y visiones sobre la vida y la muerte, los afectos, la confianza en los otros, la comunicación y la incomunicación, la felicidad, el honor, el compromiso, la amistad, el amor... muy bien escrito y que resulta ideal para acercarse un poco al alma japonesa y asomarse a su interior. Una obra asombrosamente buena y diferente al mismo tiempo, que vale la pena conocer y disfrutar.

Esta novela, considerada la obra clave de Soseki, se lee en las escuelas y es algo así como Don Quijote para los hispanohablantes, o como Romeo y Julieta para los anglosajones, el gran clásico nacional.

 
Natsume Soseki

Natsume Soseki (1867-1916), cuyo nombre auténtico es Natsume Kinnosuke, nació en una familia de funcionarios, descendientes de un antiguo linaje de samurais. Sus padres lo dieron en adopción a uno de sus sirvientes. Se matriculó para estudiar Arquitectura en la Universidad de Tokio, pero acabó estudiando Lengua inglesa. 

Estuvo dando en clase en Londres durante tres años gracias a una beca, en los que se leyó buena parte de la Biblioteca Británica. Luego sustituyó durante cuatro años a Lafcadio Hearn en la cátedra de Filología inlesa de la Universidad de Tokio, pero finalmente prefirió dedicarse a escribir a tiempo completo.

Está considerado como uno de los grandes escritores japoneses, varias de sus obras se leen en las escuelas japonesas. Ya ha aparecido en este blog una reseña de una de sus mejores obras, «Soy un gato». Falleció a los 49 años de una úlcera de estómago. Su efigie fué incluida en 1984 en los billetes de 1000 yenes.


Publicado por Antonio F. Rodríguez.

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