Título: El hombre en busca de sentido
Autor: Viktor Frankl
Páginas: 168
Editorial: Herder
Precio: 14,90 euros
Año de edición: 2016 (24ª edición)
Escrito en 1945, nada más ser liberado por los estadounidenses en el campo de Dachau, este libro cuenta la experiencia de un psicólogo de primera línea al tratar de sobrevivir en un campo de exterminio nazi.
El libro arranca con la cuestión de cómo afecta a la mente de un prisionero medio el día a día en un campo de concentración. Como ya imagináis, el panorama es desolador. En una primera fase, y si tiene la suerte de no ser seleccionado para morir, sino para realizar trabajos forzados, el prisionero conserva cierto ánimo pensando en los familiares que le esperan fuera y mantiendo la esperanza de sobrevivir.
Pero si la familia está también en el campo y desaparece, o pasa tanto tiempo que se pierde la esperanza, se cae en un estado de apatía profunda, una especie de muerte emocional. En esa segunda fase hay quien consigue mantener la moral aferrándose a un gran amor, un hijo muy querido, la esposa o el marido.
Si esa segunda fase se prolonga mucho tiempo y se tiene la sensación de haberlo perdido todo, hay ocasión de que se presente una tercera fase, la más interesante, en la que el prisionero no para de hacerse preguntas sobre su vida (¿tiene sentido este sufrimiento?¿qué sentido tiene mi vida?¿para que estoy aquíy sgo vivo?) y puede nacer una cierta forma de vida espiritual o existencial basada en la experiencia inmediata.
El libro también analiza el estado mental de los que finalmente fueron liberados; personas destruidas a las que les costaba un esfuerzo enorme recuperar cierta normalidad e interesarse por las cosas. La obra se completa con una exposición resumida de la logopedia como terapia tal y como la formula el autor.
La conclusión de esta obra, volviendo a esa tercera etapa clave, es que ante la gran pregunta de qué sentido tiene la vida cuando uno lo ha perdido absolutamente todo, la familia, los amigos, la autoestima, las ilusiones, la esperanza en un futuro... hay una respuesta que se basa en algo que nunca nos pueden quitar: la libertad de tomarnos lo que nos ocurre como decidamos, esa última libertad es la más importante de todas, algo que no nos pueden robar, la capacidad de elegir nuestra actitud ante las circunstancias, la elección del propio camino.
Así parece que el sentido que tiene la vida del ser humano es precisamente ejercer la libertad de escoger qué sentido queremos darle a nuestra vida; de manera que la pregunta, inicialmente pasiva, en la que el sentido de la vida se concibe como algo a encontrar, se convierte en activa y el sentido de la existencia es algo a decidir. El sentido de nuestra existencia es nuestra mayor elección y en eso reside nuestra libertad radical.
Una idea muy interesante, a la que es aconsejable llegar después de pasar por el analisis de la experiencia de este psicólogo judio, para darnos cuenta de que vivir es decidir, de una manera muy profunda.
Las primeras ediciones del libro, tituladas «Desde el campo de la muerte al existencialismo» y aparecidas en los años 40 y 50 no tuvieron mucho éxito, parecía simplemente otro libro autobiográfico más de un superviviente del holocausto.
Pero en 1961, la editorial Beacon Press le pidió a Frankl que reorganizase el libro para orientarlo más claramente como una exposición de su logoterapia surgida de su experiencia, le cambio el título por «El hombre en busca de sentido» y se convirtió en un superventas espectacular. En poco tiempo se vendieron nueve millones de ejemplares. Se ha traducido a más de veinte idiomas y está considerado como uno de los diez libros más inulyentes del siglo XX. Creo que no teneís otra salida que leerlo. No hay más remedio.
Viktor Emil Frankl (Viena, 1904-1997) fué uno de los psicoterapeutas más famosos del siglo XX y el último de la generación de Viena que floreció a la sombra de Sigmund Freud. Fué alumno del padre del psicoanálisis y de Alfred Adler.
Hasta 1942 estuvo trabajando en una clínica de Viena, pero finalmente tanto él como su familia fueron internados en el campo de concentración de Theresienstadt, luego en Auschwitz y finalmente en Dachau. Allí lo perdió todo, pero sobrevivió y perfiló su teoría, su forma de logoterapia relacionada con el sentido que queremos darle a nuestra vida.
Fué profesor de neurología y psiquiatría en la Universidad de Viena, ejerció la Cátedra de Logoterapia en la Universidad Internacional de San Diego (California) y ha sido doctorado honoris causa en 20 universidades.
Sus libros han sido traducidos a veinte idiomas, incluyendo el chino, el japonés y el coreano. Fué un gran escalador y a los 67 años obtuvo una licencia para pilotar aviones.
Viktor Frankl
Publicado por Antonio F. Rodríguez.
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