Páginas: 144
Editorial: Destino
Precio: 16,90 euros
Año de edición: 2023
Hay ensayos dedicados a plantear todos los antecedentes y datos de una cuestión, sin llegar a formular explícitamente ninguna conclusión, dejando que crezca y se forme de manera natural en la mente del lector. Es la forma más elegante y probablemente la más eficaz, de persuasión. Y eso es lo que hace Camilleri, uno de mis escritores favoritos, en este espléndido ensayo histórico, publicado en italiano en 1993 y ahora, pasados ya 30 años y tras 38 ediciones en el país transalpino, por fin, rescatado y traducido por la editorial Debate.
El autor rastrea los documento recopilados por una Comisión parlamentaria de investigación, formada por más de veinte personas, enviada a Sicilia en 1874 para estudiar y combatir el «malandrinaje», es decir la delincuencia. Durante un año recorrieron la isla y entrevistaron a más de mil personas, con resultados sorprendentes: todos los encuestados negaron la existencia de la maffia —la palabra perdería poco después una efe— e hicieron otras afirmaciones completamente increíbles con un aplomo absoluto. La ley del silencio funcionaba de manera inexorable. Otra comisión formada en 1962 obtuvo casi un siglo después casi las mismas respuestas a similares preguntas: no sabemos nada, no hemos visto nada, aquí no ha pasado nada ¿Mafia? ¿Qué mafia?
Para dibujar el contexto social de la época, Camilleri trae a colación la historia de las bulas en la isla, documentos por los que la iglesia perdonaba temporalmente algunas faltas a cambio de una limosna. Un tipo especial de esas bulas eran las bulas de componenda, por las que los delincuentes obtenían el perdón de sus pecados, incluso por adelantado y durante un año, por un módico precio. Por ejemplo, una bula de 1,13 liras permitía robar hasta 32,80 liras.
En ese sentido, el título original de la obra es La bolla di componenda, una expresión que juega con el doble sentido de la palabra bolla, que en italiano significa burbuja y también bula. Efectivamente hubo una burbuja desmesurada de bulas de componenda, se vendieron por centenares, hasta convertirse en algo cotidiano. Los sicilianos se acostumbraron a lavar sus pecados con un poco de dinero y es muy difícil que alguien perdonado eclesiásticamente tenga remordimientos y se sienta judicialmente culpable. De ahí surgió la cultura de la componenda, la versión laica de la bula, el arreglo práctico al margen de la ley en el que alguien hace la vista gorda y obtiene un beneficio económico...
El estilo es fluido, casi cristalino. Las frases son claras, precisas y detalladas. La información se presenta de manera sencilla y objetiva, sin efectismos ni subrayar nada. La mano del autor parece que solo se ocupa de seleccionar algunos hechos históricos y ordenarlos de manera lógica. Pero eso es suficiente. Se hace evidente que las prácticas de la iglesia católica en la isla contribuyeron de manera decisiva a la creación del contexto social y cultural en el que surgió la mafia.
No fue el único factor, desde luego, también influyeron: el ambiente de una gran isla, muchas veces invadida —por allí pasaron los fenicios, griegos, cartagineses, romanos, vándalos, hérulos, ostrogodos, bizantinos, sarracenos, normandos, franceses, aragoneses, austríacos, españoles, italianos, nazis, estadounidenses...—, en la que florecieron las guerrillas desde tiempo inmemorial y todo el mundo andaba armado, incluso los sacerdotes; el carácter desconfiado frente al poder de un territorio aislado durante siglos, siempre alejado de la capital del imperio de turno y habituado a establecer a nivel práctico sus propias reglas no escritas de funcionamiento, al margen de la ley; el carácter independiente y rebelde de la isla más grande del Mediterráneo, con una idiosincrasia propia y su propio dialecto, el siciliano; la experiencia continuada de la población de ser tratada como salvaje, indómita, atrasada y diferente, desde un espíritu colonial y con métodos brutales de represión, lo que fomentaba la resistencia, y probablemente más circunstancias. Pero la tradición de las bulas y la consiguiente cultura de la componenda fueron también factores decisivos.
Un ensayo histórico espléndido, sencillo en la forma, muy claro, divulgativo y ameno. Un texto curioso de un maestro de la novela negra, que aporta una visión nueva y asombrosa del racimo de fenómenos que hicieron posible la aparición de la mafia, esa singularidad que ha hecho correr ríos de tinta. Interesantísimo.
Hay que agradecer la traducción del italiano, tersa y fluida, al poeta argentino Juan Carlos Vitale Gentile, establecido en Barcelona, que ha traducido ya varias obras de Camilleri.
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