Título: La secta de los ángeles Autor: Andrea Camilleri
Páginas: 240 pág.
Editorial: Destino
Precio: 17 euros
Año de edición: 2022
Estamos de suerte. El cajón de originales inéditos de Camilleri parece inagotable. Cuando este hombre, uno de mis autores favoritos, tristemente fallecido hace cuatro años, parece que tiene ya pocas novedades que ofrecer, aparece esta espléndida novela, típicamente camilleriana, que se anuncia como la primera de las tres novelas inéditas que se publicarán este año en España.
Se trata de una novela histórica, basada en ciertos sucesos escandalosos acaecidos en 1901 en Alia —llamado Palizolo en el libro—, un pueblecito siciliano cercano a Palermo de 7000 habitantes, 8 iglesias, varios marqueses y barones, un duque de 102 años, un círculo cultural, unas cuantas autoridades, un bandolero procaz, demasiados cornudos y mucho miedo al cólera.
En ese ámbito rural y tradicional, en el que parece que nadie sabe nada, pero todos se enteran de todo —«Este pueblo, egregio abogado, es como un gato que duerme. Tiene los ojos cerrados, no se mueve, y uno se persuade de que no se entera de nada. Y, en cambio, el gato está contando las estrellas»—, un grupo de notables del pueblo, que se hace llamar la secta de los ángeles, comete una serie de abusos vergonzosos que deshonran a varias de las principales familias de la localidad. Un avispado abogado y periodista, Matteo Teresi, será capaz de averiguar la verdad, pero al denunciarla en su periódico se enfrentará a los poderes fácticos locales y, sobre todo, a la mafia, con lo que aparecerá «El viejo vicio italiano: el arte de transformar al denunciante en denunciado, al inocente, en culpable y al juez, también en culpable». Aunque los delitos no son de sangre, sino de carne, si la esencia del género negro es describir lo más oscuro de la sociedad, esta novela es sin duda una novela negra, además de ser histórica y muy entretenida.
El autor se basa en hechos sucedidos realmente y documentados en la prensa de la época, pero los cubre con una capa de fantasía y una serie de peripecias de su cosecha que, más que alterar lo esencial de la historia, la ilustran y cargan de significado, de manera que se cumple aquello de que se non è vero, è bien trovato (si no es verdad, está bien traído). El estilo es contenido y jugoso a la vez, cargado de humor, retranca y un costumbrismo feroz, que solo se puede permitir quien conoce a fondo el alma siciliana y demuestra siempre cierta compasión con sus personajes mientras se parte de risa. Da la impresión de que Camilleri se ha divertido de lo lindo al pergeñar esta historia, y el lector se lo pasa igual de bien al leerla.
El tema es algo procaz, sicalíptico y atrevido, pero no hay que perder de vista que el auténtico tema central es el vuelco final de la opinión pública, el giro de la comunidad que se revuelve de manera implacable, como una apisonadora, contra su salvador. El tono general del texto es de comedia, por más que lo que se cuenta sea algo terrible. El lenguaje es espléndido, los diálogos son extraordinarios, muy jugosos, a veces desternillantes, y en realidad, constituyen el motor que hace avanzar la trama. En cuanto al desarrollo de la historia, el inteligente autor deja caer pistas poco a poco, indicios que apuntan en la misma dirección y que orientan al lector y, de pronto, resuelve el enigma planteado. Sin embargo, el lector avispado que ha leído ya unos cuantos camilleris sabe que le espera alguna que otra sorpresa y la traca final.
En fin, una comedia de enredo que acaba en drama, con un ritmo vertiginoso, mediterránea, muy divertida, llena de pasión, detalles subidos de tono, embarazos, intrigas provincianas, socarronería, humor a raudales, inteligencia y conocimiento de la esencia, incluyendo algún que otro detalle oscuro, del alma de la sociedad italiana. Lo malo, es que me temo que cosas parecidas suceden en todas partes. Una maravilla que se lee en un suspiro, en 24 horas. Una novela genial, formidable y arrolladora. Un camilleri típico.
La traducción, impecable y fluida, es del argentino y barcelonés de adopción Juan Carlos Gentile Vitale, traductor habitual de los originales de Camilleri.
Publicado por Antonio F. Rodríguez.
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