Título: Los autómatas Autor: E. T. A. Hoffmann
Páginas: 166
Editorial: Eneida
Precio: 12,95 euros
Año de edición: 2018
Cuatro relatos como cuatro soles, cuatro historias fantásticas y sobrecogedoras, inquietantes y románticas, apasionadas y algo tétricas, que el romanticismo no solo iba de amor e incluía criaturas oscuras. Cuatro textos largos, de unas cuarenta páginas cada uno, escritos a principios del siglo XIX, entre 1816 y 1821, extrañamente modernos y sugerentes. Dos sobre ingenios mecánicos que simulan ser humanos y otros dos sobre vampiros.
- «Los autómatas», que dan título al libro, describe la honda impresión que causa en dos buenos amigos uno de esos ingenios. Está basado en el famoso Turco, un supuesto autómata que asombró a las cortes europeas ganando partidas. Derrotó a Franklin, a Napoleón y a muchos otros. En realidad, ocultaba dentro un maestro ajedrecista de corta estatura.
- En «El huésped misterioso» nos ofrece todo un clásico de la literatura de vampiros, un auténtico ejemplo de cómo debe entenderse la estética de los cuentos de terror y una muestra de eficacia narrativa. Mejor leerlo acompañado y de día.
- «El hombre de arena» es uno de esos cuentos de terror obsesivos, que causan una honda impresión en el lector y se quedan grabados en la memoria. El autor aprovecha una leyenda alemana, la del hombre que echa arena en los ojos de los niños que no se duermen, hasta que sangran y los pierden, para construir un ominoso pesonaje que obsesiona y persigue al protagonista que, además, no ve muy bien y se enamora de una mujer-autómata. Ya lo comentamos aquí.
- «Vampirismo» nos habla de lo inconveniente que resulta enamorarse de una chupasangres. Una apasionada historia de amor, en la que pueden verse tintes masoquistas, rematada con un final horroroso. Un clásico.
Cuatro cuentos realmente siniestros, en el sentido que Freud dio a ese término —siniestro es lo familiar y reprimido, convertido en tabú, que se desvela y se presenta ante nosotros—. De ahí que los temores infantiles a menudo suelen resultar todavía ominosos en la vida adulta. Otro factor que horroriza al ser humano son las criaturas que, estando inanimadas cobran vida, como zombis, vampiros, resucitados, ingenios mecánicos con alma y cosas parecidas. Quizás nos recuerdan inconscientemente que la vida que nos anima es algo temporal y breve, que perderemos pronto.
En fin, este librito reúne una antología con lo mejor de Hoffmann, uno de los grandes del género de terror y, en muchos sentidos, pionero de lo inquietante. Espero que lo paséis bien pasándolo mal.
Estupenda reseña Antonio. Hoffmann es de esos escritores ineludibles. Posiblemente, junto con Poe es uno los creadores de los moderna literatura de horror. Aunque en Poe domina un espíritu frío y analítico mientas que Hoffmann era un romántico de imaginación tan desenfrenada que llegaba al barroco y anunciaba el surrealismo. No me extraña que Freud leyera a Hoffmann y se inspirará en él para definir lo siniestro, lo reprimido en el inconsciente que atormenta y puede conducir a la locura. La obsesión de Hoffman por los cachivaches vivos me recuerda las pinturas de Solana, nuestro expresionista castizo. Seguramente Hoffmann fue el auténtico protagonista de sus fantasías más oscuras viendo cómo acabó el pobre.
ResponderEliminarUn saludo y libros.
Gracias por el comentario, Alberto. A Hoffmann le tengo un especial cariño. Tenía a la vez una ardiente imaginación y un estilo espléndido. Un grande. Y eso de que era funcionario tiene su morbo.
ResponderEliminarSalud y libros.
Antonio