Título: Las doradas manzanas del sol Autor: Ray Bradbury
Páginas: 304
Editorial: Minotauro
Precio: 14,95 euros
Año de edición: 2024
Además de escribir dos obras maestras de la ciencia ficción, Fahrenheit 451 y Crónicas marcianas, Ray Bradbury fue un consumado autor de cuentos con una marcada inclinación hacia lo fantástico y misterioso. El delicado arte del relato breve alcanzó cotas de inusitada perfección en la pluma del maestro norteamericano. Bradbury fue definido por José Luis Garci, en un temprano libro publicado en 1971, como un «humanista del futuro». Es una definición muy acertada. Humanista, porque se preocupa de la supervivencia del hombre en un mundo tan tecnificado que amenaza con asfixiarle, haciéndole perder su dimensión humana. El futuro del escritor norteamericano es reconocible: un mundo parecido al nuestro, en donde las amenazas que aquí son latentes se convierten en realidad. Atendamos a nuestro presente si queremos evitar ese futuro, nos advierte.
Las doradas manzanas del sol, título inspirado por un verso de Yeats, es una recopilación de cuentos publicada originalmente en 1953. En ella está ya todo Bradbury: futuros alternativos, criaturas fantásticas, puro terror, alegorías, historias nostálgicas y sentimentales de unos Estados Unidos en donde no se había perdido la inocencia, la gente se conocía por su nombre y se dejaban abiertas las puertas de las casas. Para Bradbury la humanidad nunca es despreciable. Las vidas humildes de la gente buena que trata de ser mejor son lo realmente importante. Hay que sobreponerse a la desdicha con optimismo (el credo de EE. UU.). La felicidad de la criatura más humilde siempre redunda en la felicidad universal. El humanismo de Bradbury equivale al respeto por lo pequeño, débil o marginado. Pueden ser monstruos antediluvianos, granjeros analfabetos, niños, gentes de una raza perseguida, marcianos o simples oficinistas anónimos.
En «La sirena», un faro se yergue frente a un mar gris y frío. Es noviembre. La sirena del faro atrae cosas olvidadas que duermen en el fondo del océano el sueño de un millón de años. El deseo de encontrar a su igual mueve perezosamente a la bestia melancólica y torpe. Algo gigantesco emerge del agua negra y neblinosa en donde se reflejan temblorosas las estrellas. Muy buen cuento.
«La bruja de abril» es una encantadora fábula. Un extraño ser que no posee una forma definida contempla el mundo a través de los ojos de las demás criaturas: pájaros, insectos, murciélagos, hombres. Pero corre el riesgo de enamorarse y perder sus poderes mágicos. Se trata de una historia romántica ambientada en ese mundo rural tan caro a Bradbury. Las tristes criaturas del aire no pueden echar el ancla como los hombres. Flotan errantes entre las nubes, condenadas a la soledad. Desde su limbo pasan revista a la vida ajena sin poder vivir la propia.
«El ruido de un trueno» es uno de los cuentos más justamente celebrados de Ray Bradbury. En el año 2055 son posibles los viajes a través del tiempo. Así que un señor se embarca en la aventura de cazar un gran dinosaurio del cretácico, hace unos 60 millones de años. Pero le advierten: no se salga del sendero que hemos establecido. No toque nada. Dispare únicamente al animal señalado. Porque el más mínimo cambio en el pasado, multiplicado sesenta millones de veces, puede provocar transformaciones insospechadas en el futuro. El cazador está inmerso en la selva de los lagartos terribles. Un mar verde sobrecogedor lo envuelve. Sonidos aterradores. Aves gigantes que son todavía reptiles. Flores venenosas de colores desconocidos por la paleta del pintor. Ciénagas en donde se desperezan horrendas criaturas somnolientas. Un gruñido bestial ahoga de repente a los demás ruidos. Tiembla el suelo. La bestia se aproxima.
El último cuento que comentamos, «La máquina voladora», transcurre en China en el año 400. El viejo emperador se entretiene jugando con un primoroso artilugio mecánico que representa su reino en miniatura. Al levantar la vista observa asombrado a un individuo que está volando ataviado con unas extrañas alas de pájaro. Tras la sorpresa, llega la perplejidad y luego el temor. Su reino está resguardado por la gran muralla. Sus súbditos son obedientes y felices. Las innovaciones pueden ser peligrosas para la felicidad pública. La estabilidad implica un conservadurismo benevolente reacio a los cambios. El gran emperador se levanta y llama a la guardia. Ya ha tomado una decisión.
En total son 21 cuentos. No todos son excelentes, pero sí buenos, y algunos resultan pequeñas obras maestras. El estilo poético y evocador de Bradbury rara vez abruma. La perfecta seguridad de los relatos hace que se cierren en redondo para satisfacción del lector. Si queda algún cabo suelto es para darle al cuento una mayor ambigüedad o misterio. En conclusión: un libro clásico salido de la inagotable imaginación de uno de los maestros de las distancias cortas. Memorable.
Ray Bradbury (1920-2012) fue un escritor norteamericano nacido en Waukegan, Illinois. Su antepasada Mary Bradbury fue una de las condenadas a muerte durante los tristemente célebres juicios de Salem. Estas cosas deben inspirar por fuerza a un escritor fantástico. En 1934, la familia Bradbury se trasladó a vivir a Los Ángeles. Eran pobres. El joven Ray sobrevivió vendiendo periódicos. En bibliotecas públicas leyó todo lo habido y por haber. Empezó a publicar cuentos. El éxito le llegó con Crónicas marcianas (1950). A partir de ahí se sucedieron novelas y relatos que le convirtieron en uno de los escritores más populares del siglo XX. Su obra ha servido de inspiración a otros creadores y resulta profética. Ray Bradbury falleció en Los Ángeles con 92 años.
Publicado por Alberto.
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