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martes, 4 de junio de 2024

Y así sucesivamente - Silvina Ocampo

Título: Y así sucesivamente                                                                                                Autora: Silvina Ocampo

Páginas: 194 pág.

Editorial: Alfaguara

Precio: 5,90 euros 

Año de edición: 1994

Silvina Ocampo es una escritora argentina muy interesante, cuya figura ha estado bastante eclipsada por las de su hermana, Victoria Ocampo, y su marido, Adolfo Bioy Casares. Y este volumen es buena muestra de ello. Publicado originalmente en 1987, reúne 23 relatos cortos, de 7 u 8 páginas cada uno, que llaman la atención por su perfección formal, su atrevimiento, rareza, originalidad y su extraordinaria calidad. 

Son textos brillantes, que dejan al lector intrigado y pensando un rato en lo que ha leído. Tienen siempre algún elemento fantástico, pero tan sabiamente entreverado con lo real y cotidiano, que resulta imposible separar ambos componentes. ¿Dónde acaba la realidad y empieza lo imaginario? En estos relatos es casi imposible delimitar esa frontera, y esa es una de sus mayores virtudes. También hay que destacar los finales, que rematan las historias con un toque de crueldad que parece desquiciar todo lo contado hasta ese momento. Y por último, hay que destacar el finísimo sentido del humor, humor negro, claro, que anima estas desconcertantes páginas. 

Los temas son muy variados, pero en todo caso estos cuentos resultan surrealistas, poéticos, delirantes, experimentales. Aquí se encuentran los personajes más peculiares, como un niño prodigio que toca un piano desafinado con el dedo gordo del pie, una mujer que se transforma en coche, una estatua ecuestre que resulta ser capaz de vengarse, un jardinero que echa literalmente raíces en la tierra, un perro enamorado de un trapo de limpiar el suelo, un hombre bondadoso y dulce que no se pierde ni una ejecución, una pintora que gusta de dormir cuando está feliz y cuando está triste, una muñeca que escribe sus memorias, unos niños que se encuentran a una sirena en la playa... seres extraños, ero que parecen casi familiares, a punto de recordarnos a alguien, que tienen algo oculto y que nunca son lo que parecen.

El estilo es poderoso, hipnótico, envolvente, muy elaborado y aparentemente perfecto, por más que algunos argentinismos nos choquen un poco, pero que no entorpecen la lectura. La prosa tiene ritmo, algo de poesía, hallazgos expresivos continuos y la sorpresa de lo onírico a la vuelta de cada página. Una autora que recuerda a Felisberto Hernández y parece estar preparando la llegada de Cortázar.

Un conjunto de relatos que siempre parecen inteligentes, modernos, extraños y sugerentes, pero de una incontestable calidad. Muy recomendables para quienes quieran leer algo diferente y una excelente oportunidad para adentrarse en la obra de la gran escritora Silvina Ocampo

Silvina Inocencia Ocampo (Buenos Aires, 1903-1993), escritora y poeta, estuvo casi 70 años publicando, pero su carrera fue ocultada en vida por las de su hermana Victoria Ocampo, su marido Adolfo Bioy Casares y su amigo, Jorge Luis Borges. Sin embargo, hoy en día se la valora como una autora fundamental en la literatura argentina.

Nació en una familia de la alta burguesía, de terratenientes, políticos y gracias a que tuvo dos institutrices inglesas, una francesa, un profesor español y otro italiano, creció siendo trilingüe, como sus hermanos, lo que luego influiría, como ella misma reconoció, en su escritura. De joven viajó a París y estudió dibujo con Chirico y Léger como profesores. Allí se hizo amiga de Ítalo Calvino, que luego prologaría todos sus cuentos. Hizo alguna exposición de éxito y pintó bastante antes de dedicarse por entero a la literatura. 

A los 29 años conoció a Bioy Casares, con el que se casó a los 37 y mantuvo una relación abierta. Bioy Casares tuvo una hija extramatrimonial, que Silvia cuidó y trató como si fuera hija suya. Estuvieron juntos toda la vida, a pesar de las frecuentes infidelidades de Adolfo. Quienes la conocieron dicen que era retraída, excéntrica y vivía sitiada por fobias y manías.

Silvina Ocampo

Publicado por Antonio F. Rodríguez.

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