Título: Retahílas Autora: Carmen Martín Gaite
Páginas: 216 pág.
Editorial: Siruela
Precio: 18,90 euros
Año de edición: 2009
Tengo especial debilidad por Martín Gaite, es una autora que ha conseguido con el tiempo ser clásica y muy innovadora. Esta novela es un buen ejemplo de ello, veamos porqué.
Publicada originalmente en 1974, hace ya medio siglo, esta obra reproduce una noche de cháchara entre dos parientes, Eulalia y Germán, tía y sobrino, que no se veían hacía tiempo. que disfrutan del placer de perorar de manera casi interminable en el viejo pazo familiar donde se han encontrado porque la abuela de Eulalia está agonizando y ha querido ir a morirse precisamente allí, a la antigua casa solariega de Louredo, llena de recuerdos e historias de hace años. Las circunstancias, la noche en vela, la intimidad casual, una antigua afinidad y los años pasados, facilitan que los dos se encuentren a gusto y se produzca no un diálogo vivo y muy interactivo, sino largas retahílas de los dos personajes, exactamente seis de cada uno, que les sirven para ir repasando historias y parientes, secretos de familia que van aflorando poco a poco. El lector va reuniendo y encajando las piezas del puzle que se le ofrecen, hasta que desgrana la novela que yace detrás del texto, la gran saga familiar de todos aquellos parientes.
Ése es el curioso el planteamiento de esta atractiva obra. Los diálogos, o más bien monólogos alternativos, resultan interesantes, envolventes, se len con facilidad a pesar de estar construidos con frases largas, descriptivas y solventes, con digresiones plagadas de detalles y retazos de una historia que alimentan nuestra curiosidad. El texto es casi siempre imprevisible, no hay apenas lugares comunes aquí y lo que podría ser un plúmbeo discurso, es en realidad una cadencia de palabras con ritmo y música, que resulta casi hipnótica y se lee con placer. La novela tiene algo de proustiana, ya que juega continuamente con la memoria, las sensaciones y los recuerdos, el lenguaje algo barroco y fuertemente oral, y despierta los recuerdos del lector con asombrosas coincidencias. Los personajes no solo relatan sucesos del pasado, también reflexionan sobre el olvido, el amor, la voluntad, el libre albedrío, el destino o la suerte y mil ideas más que nos tocan y atañen, porque están en el fondo de la estructura de la vida humana. Y hay descripciones de parientes inolvidables, personas completas, bien construidas y complejas, que parecen más personas de la vida real que caracteres inventados para una novela.
Vamos con algunos ejemplos, para ilustrar todo lo dicho: «En el fondo, al que no ha conocido a sus abuelos yo creo que le falta algo», «Pones cara de loca leyendo esas novelas...»,«No lograba, por ejemplo, saber si eras buena o mala, si eras inteligente o no, si papá te apreciaba o te tomaba a beneficio de inventario», «Juana, que huele a aguardiente y pajar...», «Dicen que hablando se inventa», «... el tiempo está esperando de nosotros que hagamos eso, que no lo miremos como enemigo, y solo entonces nos entrega todo lo que guarda en sus repliegues...», «Vivir es eso, poder producir retahílas, hablar con alguien en confianza», «... las palabras, Lucía, son a veces papel mojado, se busca una mirada que releje la nuestra... », «Hacen bien, lo que dura para siempre no necesita papeles».
En fin, una novela con mucha personalidad, solvente y atractiva, original e innovadora, en la que tan importante es lo que se cuenta como cómo se cuenta. Un diálogo muy curioso entre Eulalia, etimológicamente, la que habla bien, y Germán, que recuerda mucho a la palabra hermano, es decir, una buena conversación familiar, muy bien escrita y con la que se disfruta cada página. Una buena lectura y un libro típico del mundo literario de Martín Gaite, en el que la oralidad y la complejidad de las relaciones humanas son protagonistas.
Publicado por Antonio F. Rodríguez.
Tiene Gaite un toque familiar escribiendo que engancha, conecta, contemporiza, empatiza y construye de forma íntima.Su escribir goza de trastienda donde encontramos estanterías repletas de matices, penetrándo con respeto al entorno que es por otra parte delicado. Reconocida con el Princesa de las letras (solo), quizá quedó ahí ¿por ser mujer?
ResponderEliminarEn fin Gaite es como un bombón relleno, lo más rico y sorprendente está dentro.
Gracias por el comentario, Marcos. Es verdad, es como un bombón lleno de... buena literatura. Y en su época, la mujer escritora estaba menos valorada.
ResponderEliminarSalud y libros.