Título: Rombo Autora: Esther Kinsky
Páginas: 256 pág.
Editorial: Periférica
Precio: 20 euros
Año de edición: 2023
¿Se puede escribir una novela en la que el protagonista sea un terremoto? Eso es precisamente lo que hace Esther Kinsky en esta su segunda novela y el resultado es una obra espléndida, bella e interesante, que nos ha deslumbrado, igual que la primera, «Arboleda».
La autora empieza el libro con una soberbia descripción del paisaje de un remoto valle al noreste de Italia, entre los Alpes julianos y los Alpes cárnicos, una región de alta montaña, misteriosa y casi aislada, de lengua eslava, fronteriza y despoblada, de gente ruda y emigrante. Y a continuación presenta al verdadero protagonista: el terrible terremoto que en 1976 destrozó esa zona y barajó la geografía con furia incontenible. Fueron en realidad dos temblores, uno en mayo de magnitud 6,4 grados en la escala de Richter e intensidad 10 en la escala de Mercalli, que causó casi 1000 muertos y 45 000 damnificados, y otro en septiembre, de magnitud 7,5 e intensidad 8.
El título alude a la voz italiana rombo, el oscuro estruendo que en ocasiones anuncia que la tierra está empezando a temblar, la voz del terremoto, el sonido grave, terrible y amenazante que ruge debajo del suelo, como una bestia subterránea y pone los pelos de punta porque anuncia que el mundo de va a romper. Kinsky describe con maestría ese fenómeno y otros signos precursores, algunos verdaderamente ligados al seísmo, otros causales, unos pocos legendarios, con una prosa amena, limpia y de una belleza formal extraordinaria. Qué bien escribe esta mujer. Se demora en dibujar los ríos de la región, los picos, los valles y toda la geografía. Indaga en las historias y leyendas de esos pueblos, en las costumbres de sus habitantes, en los animales del lugar y en más y más detalles. Recorre la zona del terremoto fijándose en todo, registrando cada detalle de interés y contándolo con un estilo exquisito.
Y cuando el lector está convencido de estar leyendo un libro de viajes, aparecen algunos habitantes de una pequeña aldea, poco a poco y con sus nombres, Olga, Anselmo, Gigi, Toni, Mara, Lina... Sus testimonios, vivencias e historias salpican el texto aquí y allá, entre impresionantes descripciones de valles cerrados, ríos turbulentos, carreteras serpenteantes y bosques prometedores, digresiones sobre la fauna, la flora y el clima del lugar, reflexiones sobre la memoria y los acontecimientos, historias engastadas en la obra como piedras preciosas y menciones a las huellas que dejaron aquellos terribles seísmos. Así se compone una obra original y con mucha personalidad, a medio camino entre el libro de viajes, el reportaje periodístico, una novela, un ensayo personal, una minienciclopedia y una simple miscelánea, de la que sacamos la conclusión de que la vida sigue, siempre multiforme, compleja y fascinante... y los temblores, también.
El libro está estructurado en pequeños capítulos, la mayoría de tres o cuatro páginas, que se leen volando y le dejan a uno encantado. Un libro de una calidad superlativa, original e innovador como pocos, que transporta con facilidad al lector a otro sitio, le ofrece belleza a raudales y le deja boquiabierto. Un prodigio literario, aparentemente sencillo, pero profundo y de muy difícil ejecución. Un texto maravilloso, ideal para viajar sin moverse del sillón. Muy muy recomendable. En mi opinión, uno de los libros del año.
Hay que agradecer la impecable traducción del alemán al austríaco Richard Gross (1959), Licenciado en Traducción y doctor en Filología Románica por la Universidad de Viena, traductor hispanoalemán en ambos sentidos, que vive a caballo entre Barcelona y Viena.
Esther Kinsky (Engelskirchen, 1956) es una traductora y escritora alemana. Ha vivido en Londres y ha estudiado lenguas eslavas en la Universidad de Bonn; es traductora del polaco, inglés y ruso al alemán. Ha enseñando Poesía en la Universidad libre de Berlín y es profesora de la Universidad de Bonn desde 2016.
Publicado por Antonio F. Rodríguez.
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