Título: Las catilinarias Autora: Amélie Nothomb
Páginas: 136 pág.
Editorial: Circe
Precio: 14 euros
Año de edición: 1997
Émile y Juliette, una pareja de recién jubilados que se ama tiernamente, se van a vivir al campo, a la casa de sus sueños, situada en un paraje solitario. Son felices estando juntos en plena naturaleza, sin ver a nadie. El ideal de un matrimonio de maniáticos algo misántropos. Pero un vecino pesado y poco agradable comienza a turbar su paz hogareña visitándoles todas las tardes, a la hora de la merienda, durante dos horas interminables. El impertinente visitante les saca de quicio, los pobres enamorados tratan de afrontar la situación como pueden, sin embargo, la situación pasará poco a poco de castaño a oscuro, la tensión y la intriga crecen página a página en una evolución que cubre un año completo y, aunque el lector intuye que la situación acabará en tragedia, no se espera el impactante final que cierra el libro.
Ese es el planteamiento de esta novela corta, la más conocida y exitosa de la autora, publicada en francés en 1995 y en español en 1997. Era la cuarta que publicaba, tuvo un enorme éxito de crítica y público, y la lanzó inmediatamente al estrellato. Una historia contada en primera persona por Émile, el marido, con naturalidad, en detalle y sin muchos artificios, con frases cortas y rotundas, un estilo directo y de ritmo creciente que le va muy bien al argumento.
El narrador ha sido profesor de latín y griego durante más de cuarenta años, circunstancia que sirve de excusa para que la autora nos ilustre de pasada con detalles interesantes de cultura clásica, como que se dice que el juego de dados fue inventado por los griegos para pasar el rato durante los tiempos muertos del asedio de Troya o que Taxandro de Lidia creó la primera taxonomía no binaria al clasificar a los animales en criaturas de pelo, de pluma y de piel. Lástima que sean bulos, historias inventadas por Émile, que sufre un peculiar arco de transformación que vuelve inquietante la frase con la que arranca el libro: «No sabemos nada de nosotros mismos». Ésa y no otra es la tesis de este libro: que efectivamente desconocemos cómo reaccionaríamos en una situación inesperada, que nos violenta, por ejemplo, con un vecino impertinente hasta el extremo que nos saca de quicio. Creemos ser de una manera, pero tendemos a ser benevolentes y engañarnos a nosotros mismos.
En fin, un cuento cruel, rematado con un final algo grotesco y natural al mismo tiempo, que gestiona la intriga con mano maestra y no se puede dejar de leer hasta el final. Un libro profundo y sencillo, digno de una historia de Stephen King o mejor Patricia Highsmith, eso sí, concisa, escueta y transplantada a Bélgica. Un obra redonda y genial, curiosísima y apasionante, muy recomendable.
Lamentablemente, el libro está agotado y es difícil de conseguir. Se editó antes de que se generalizase el uso de libros electrónicos y tampoco se puede comprar en digital. La mejor opción son las bibliotecas. Al menos en las de Madrid, se encuentra.
La estupenda traducción es obra al alimón de las barcelonesas Ana María Moix y Concha Serra Ramoneda, que tradujeron un buen número de obras en colaboración.
La baronesa Fabienne Claire Nothomb, más conocida como Amélie Nothomb (Kobe, 1967), es una autora belga que escribe en francés y nació en Japón debido a la profesión de su padre, diplomático. Ha vivido en Japón, en China, los Estados Unidos, Laos, Birmania y Bangladés. Habla japonés, trabaja como traductora y cada año publica una nueva novela.
Publicado por Antonio F. Rodríguez.
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