Título: El verano sin hombres Autora: Siri Hurstvedt
Páginas: 224 pág.
Editorial: Seix Barral
Precio: 18,50 euros
Año de edición: 2020
Un día, de pronto, tras treinta años de apacible matrimonio sin sobresaltos, el esposo de Mia le pide una pausa. Una petición inesperada que quiere decir en realidad que tiene una aventura con una mujer más joven («La pausa era francesa y tenía un pelo castaño lacio y brillante»). Mia se vuelve loca, tiene un trastorno psicótico transitorio, la ingresan en una clínica y cuando le dan el alta, decide viajar a la ciudad de su infancia, en la que pasará un verano inolvidable, un verano sin hombres, en compañía de su madre, las ancianas amigas de su madre, que forman un curioso grupo en una residencia de ancianos, y nueve chicas adolescentes a las que les da un taller de poesía.
Un argumento tan sencillo sirve para que Husvedt nos cuente cómo fue aquel verano, con mucho sentido del humor, ironía y la más fina inteligencia, que le sirve para todo tipo de análisis psicológicos y emocionales. El resultado es una comedia encantadora, emotiva y profunda, con mucha más miga de lo que parece y un suave feminismo que explota a fondo la idea de que, obviamente, hay vida más allá de los hombres.
El estilo es muy estadounidense, la autora va directa al grano, sin rodeos, pero con elegancia. El texto está organizado en párrafos, sin capítulos, y está amenizado por pequeñas viñetas y unos cuantos poemas, propios y ajenos. El desarrollo del entramado de relaciones que se establece da lugar a tratar varios temas: la relación con la madre, el acoso escolar, el ostracismo como castigo entre chimpancés y en algunas culturas, hasta qué punto conocemos a los otros, los problemas de la adolescencia, el acoso en las redes sociales, el gran descubrimiento de Colón, que no fue América sino el clítoris, los güevedoce y muchas otras cosas.
Una novela brillante, deslumbrante, que sirve en realidad para que esta mujer nos muestre su mundo y sus preocupaciones, con inteligencia y sensibilidad. A ratos me recuerda a Rosa Montero, por la intensidad emocional que pone en lo que escribe. Se diría que es un libro autobiográfico, Husvedt sufrió acoso escolar, aunque no siempre lo es de manera directa y explícita. La autora ha dicho en alguna ocasión que «Mis libros no son autobiográficos, pero son emocionalmente ciertos