Título: La sílaba de ónice Autor: José Antonio Ramírez Lozano
Páginas: 47 pág.
Editorial: Junta de Castilla y León
Precio: 7 euros
Año de edición: 2022
No son muchos los poemas que forman La sílaba de ónice de José Antonio Ramírez Lozano (Nogales, 1950), pero son bastantes estas líneas para que se manifieste toda su intensa poesía. Había leído otro poemario suyo, pero en este me he encontrado una lírica diferente. Una poesía que, a veces, ha podido parecer que jugaba con la prosa, como en la composición que abre el libro, Fabián Duclés, que se asemeja a un relato corto expuesto en verso. O en Complementarios, donde el juego literario es evidente. Otros, en cambio, en sus primeros versos, me han parecido, directamente, el inicio de un relato original, como es el caso de El cartero de Oruka.
El cartero de Oruka, allá en Namibia,
jamás suele traer cartas escritas para nadie.
Los nativos no fueron a la escuela.
Por eso en Oruka su cartero
no trae cartas escritas
sino cosas que digan de por sí.
En este poemario cobra una especial importancia la forma, el vocabulario y también la temática. Tiene unos cuantos poemas dedicados a leyendas que, y hago notar mi ignorancia, no sé si son invención del autor o están basadas en causas ya existentes, porque tiene otros más delatadores que, por ejemplo, tratan motivos bíblicos. De los primeros, me ha parecido especialmente curioso Vaca sola, donde un rumiante se erige como el origen de todo cuanto conocemos, y de los segundos, tiene uno que llega hablarnos de dos especies que no se salvaron del diluvio universal, Antediluvianos.
Otros menos mesopotámicos son los que escribe sobre cuestiones más mundanas con un frecuente halo mítico detrás, como esos poemas que hablan de la muerte, los errores que cometemos, la inspiración… y un largo etcétera, y si de sensaciones estamos hablando, no puedo olvidar la del humor —en este caso un poco negro— que se percibe, por ejemplo, en el poema Invertebrados.
Por último, voy a dejar una reflexión sobre un aspecto de la literatura de este autor que, si bien se da más en su prosa, me la he encontrado en La sílaba de ónice respecto a otras de sus obras. Es habitual, y lo he considerado siempre muestra de buen escritor, que un hecho nimio contado al inicio de un libro, aparezca más adelante en la obra. Pues bien, los otros dos textos de José Antonio Ramírez Lozano que he leído aparecen en cierta manera en La sílaba de ónice. Un poema me ha recordado lo que el autor escribió sobre la cita bíblica de «Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de los Cielos», y el título de otro de sus poemarios, Motivos de sospecha, aparece literalmente en uno de los versos de este libro.
Y sonríe cuando ve
pasar las caravanas de camellos
por el ojo pequeño de la aguja.
José Antonio Ramírez Lozano me está resultando un autor muy interesante, que deja curiosos detalles que causan gran impacto, y no solo me refiero a lo comentado en el párrafo anterior, pues con su pluma, las personas, los animales y los dioses, cobran una vida especial.
Publicado por Jesús Rojas.
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