Páginas: 210
Editorial: Laia
Precio: 2,76 euros
Año de edición: 1975
Editar un libro sobre el Opus Dei no era cosa fácil durante el franquismo. Los gobiernos de la etapa tecnocrática estaban plagados de opusdeístas que prohibieron celosamente cualquier publicación crítica sobre la Obra (así, con mayúsculas). Don Josemaría (así, todo junto) Escrivá de Balaguer y Albás, marqués de Peralta desde 1968, era intocable. En 1992 fue beatificado y en 2002 canonizado. San Josemaría: otro santo español.
Luis Carandell publicó en 1975 su «Vida y milagros de monseñor Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei», un vivísimo retrato-robot, crítico e irónico, del santo. Carandell advierte que no obtuvo ninguna información válida del propio Opus (sí algún folleto de propaganda), ni tampoco una solicitada entrevista con monseñor Escrivá (le dijeron que esperara... tres años). En estas condiciones, tuvo que recurrir a entrevistas con miembros y exmiembros del Opus, a la bibliografía disponible y al análisis de la obra escrita del propio Escrivá. Sobre todo, «Camino» (1939), libro de cabecera para los opusdeístas, con 999 máximas espirituales. Con tan pocos mimbres, Luis Carandell escribió un librito primoroso y perspicaz.
El santo y marqués nació como José María Escrivá en Barbastro en 1902. Su familia era de clase media y católica. Elegante, atildado y carismático, el aragonés Escrivá rápidamente se diferenció de los jóvenes de origen campesino que iban para curas. De Zaragoza saltó a Madrid. En 1928 formó el embrión del Opus Dei, «Obra de Dios», hoy Prelatura personal de la Santa Cruz y del Opus Dei, extendida por todo el mundo. La Obra tiene miles de miembros, cientos de instituciones y mucho poder (negado por los opusdeístas). En 1946, Escrivá se instaló en Roma. En 1947 la Santa Sede aprobó el Instituto. Monseñor vivía en un suntuoso palacio, aunque con gran modestia, humildad y recato, siempre según sus fieles «hijos». Falleció en 1975.
Luis Carandell señala tres cosas decisivas: el origen de clase media del Opus, su organización al estilo de una gran familia, en la cual San Josemaría es el padre y una moral calvinista de «santificación de la vida cotidiana» profundamente conservadora y conformista. La abrumadora personalidad de Escrivá y su enorme ambición se reflejan en el Opus.
El Opus es internacional, pero su origen es español. La ideología fundacional del grupo es el tradicionalismo católico de la clase media provinciana. Un integrismo político-religioso que cuajó en el nacionalcatolicismo franquista: ser español es ser católico. La impronta de clase media predomina en el Opus, como sagazmente advierte Carandell. Gente educada y bien vestida. Entornos confortables. Cierto esteticismo. Una burguesía profesional piadosa. Alguna prepotencia por pertenecer a una élite. Clasismo.
La organización del Opus es piramidal. Arriba, los jefes (los padres). Abajo, los numerarios, supernumerarios y oblatos (los hijos). El Gran Padre es Escrivá de Balaguer. Es una gran familia tradicional en donde los hijos obedecen en todo a los padres. «Sed niños, pero no niñoides (sic)», decía Escrivá. O sea: obedeced. Es esta una piedad religiosa autoritaria, patriarcal y algo pueril. No hay demasiada autocrítica en el Opus. El culto al Gran Padre Escrivá tiene algo de estalinista.
Escrivá defendía la santificación de la vida cotidiana. A Dios se le encuentra en la vida civil y no en las tinieblas del claustro. Aparentemente, es una manera moderna y secular de vivir la fe. Pero, atención, «cada uno en su sitio». La humildad cristiana consiste en ser diligente, obediente y conformista. La libertad «excesiva» equivale a desorden. En la actividad profesional hay que obedecer al jefe como se obedece al padre. La autoridad determina las relaciones humanas. Importa el lugar que se ocupa en la jerarquía. Este esquema se aplica a la vida sociolaboral, el modelo autoritario de la familia tradicional católica y burguesa. Creer, obedecer y trabajar.
En la Gran Familia del Padre, los niños díscolos que no saben comportarse son castigados. La sumisión es la clave porque el sentido sobrenatural de la profesión se encuentra en la obediencia a la Obra. La religiosidad de los miembros está cuidadosamente controlada. Para cualquier problema, existe un asesor espiritual. Todo conato de duda o rebeldía es asfixiado por la disciplina: autocontrol, obediencia y fidelidad al grupo. Algunas personas que abandonaron el Opus decían sentirse desnudas y desconcertadas fuera de la Obra. Lo mismo sucede en cualquier secta.
En resumen: Carandell ofreció un retrato magistral de Escrivá y sus discípulos en los años 70. Quizá las cosas hayan cambiado con el tiempo. Pero el Opus ha de seguir el ejemplo del Padre para poder ser fiel a sí mismo. Cambios cosméticos los habrá, sin duda. De fondo, serán más problemáticos. Ahora bien, la historia del Opus es la de un sector de la clase media católica española. En una sociedad crecientemente secularizada la Obra deberá adaptarse a la realidad, por mucha inspiración divina que diga tener.
Lean este excelente libro modelo de buen castellano. Carandell admite que la inmensa mayoría de los opusdeístas son creyentes sinceros y no oportunistas. En este sentido, su fe es digna y respetable, al igual que lo son sus personas. Pero la religiosidad que promueven es autoritaria y teocrática.
Luis Carandell (1929-2002). Magnífico
periodista barcelonés que vivió toda su vida en Madrid. Fue corresponsal en
varios países. En 1968, se incorporó a la revista progresista «Triunfo». De
ideas democráticas, utilizó pseudónimos y tuvo problemas con la censura
franquista. Su «Celtiberia Show» (1969) es una genial recopilación de noticias
absurdas de la España del desarrollismo. Tiene un enorme valor documental, es
ejemplo del penoso subdesarrollo cultural español y su lectura sigue resultando
desternillante. Luis Carandell fue un gran recopilador de anécdotas, cronista
parlamentario, presentador de televisión y memorialista. Respetado por todos,
este elegante caballero de cuidada barba y ojos azules, con aire de escritor
decimonónico, nos dejó en 2002.
Publicado por Alberto.
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