Título: La distancia que nos separa Autor: Renato Cisneros
Páginas: 392 pág.
Editorial: Alfaguara
Precio: 18,90 euros
Año de edición: 2021
¿Se puede querer y admirar a un padre cuando se descubre que fue capaz de infligir directa o indirectamente las peores perversidades a miles de personas mientras era un padre atento? Nos vienen a la mente los nombres de otros personajes de ese siglo XX que desgraciadamente abundaron en Latinoamérica, Europa, China, Corea y en tantos otros países, no hay que olvidar África, imponiendo el totalitarismo. También sobrevuelan los dilemas éticos que provocaron, en especial cuando Hannah Arendt habló de la banalidad del mal.
En esta novela, el autor muestra a los lectores el resultado de una búsqueda de once años de cualquier tipo de datos, recuerdos o testimonios que le dieran noticia de su padre, llamado el Gaucho, para intentar entenderlo y entenderse, sabiendo que nunca lo podría restituir. El resultado de contarlo ha sido, como él mismo dice, engendrar literariamente al Gaucho, convirtiéndose paradójicamente en su padre literario ya que la literatura le ha permitido provocar su nacimiento en la ficción. Una ficción mezclada con la realidad que le ha provocado dolor por descubrir que es hijo de un militar represor que ordenó secuestros, encarcelamientos, desapariciones y torturas a quienes no comulgaban con los gobiernos dictatoriales en los que tuvo poder, y también le ha ocasionado malestar porque lo quiso y una vez muerto no ha renegado de él, aunque sí de sus acciones.
El relato es duro como lo fueron los propios hechos que cuenta, pero el autor nos lo hace accesible porque establece una distancia con los lectores, al igual que lo hace con su padre, única manera de poder recrearlo y lograr que mantengamos una lectura atenta. Somos conscientes y agradecemos el alejamiento emocional del personaje que no nos permite el mínimo desliz empático, aunque sí podemos sentirlo con el hijo, narrador sufriente pero contenido en la expresión de su dolor, que atempera con belleza narrativa.
El autor ha realizado un excelente trabajo tanto en la estructura interna del texto, como en la mezcla de formas de escritura que procura hermosos pasajes de reflexiones y diálogos interiores en los que se deja ir por sus querencias de poeta y logra una prosa muy hermosa y, a menudo, difícil técnicamente porque es complicado escribir con buen resultado frases muy largas insertas en párrafos que en alguna ocasión ocupan más de dos páginas.
El manejo del tiempo también es importante para aligerar lo terrible de la figura paterna, un militar que llegó dos veces a ser ministro, de Interior y de Guerra en 1976 y 1981, respectivamente.
En idas y venidas a lo largo del siglo introduce algunos personajes singulares de la familia de su padre que por su peculiaridad dan tregua al lector. Una saga que comenzó con la mujer que le dio el apellido Cisneros, Nicolasa, que tuvo siete hijos con un cura que llegó a obispo, Gregorio Cartagena. Uno de los hijos, Luís Benjamín Cisneros —bisabuelo del autor— fue poeta del romanticismo peruano, político liberal y tuvo dos familias en paralelo con muchos hijos; uno de ellos, Fernán Cisneros —abuelo del autor— periodista que llegó a ser ministro y embajador en México y también tuvo dos familias como su predecesor de una de las cuales nació el padre del autor y personaje central de la novela, Luis Francisco Cisneros —el Gaucho— que, para no ser menos, siguió la tradición de tener dos familias, amén de alguna amante. Renato, el autor, es el mediano de la segunda familia de su padre. Entre las dos son seis hermanos.
El ambiente de fondo es importante y, aunque lo recordamos, nos impulsa a buscar más información de esos gobiernos militares que a fuerza de golpes de estado, incluso a sí mismos, mantuvieron al país en situaciones de represión terribles en la segunda mitad del siglo XX. Momentos de enorme dureza que ocurrían también en Argentina o Chile cuyos dictadores eran amigos del Gaucho.
Por los temas que trata es una novela que requiere una lectura activa, pero la exigencia para saber en todo momento dónde estamos y quién es quién nos reporta la satisfacción que se pretende de toda lectura que va más allá de un mero pasatiempo. Por otra parte, hay que felicitar al autor que ha hecho una reflexión muy difícil, que rezuma honestidad.
Es una novela que nos deja un poso de inquietud si se hace el ejercicio de preguntarse acerca de cuánto conocemos a los padres. El autor dice que se les conoce poco y que en ocasiones como la suya quizás es mejor no hacer indagaciones.
Una estupenda novela.
Renato Cisneros (Lima, 1975) es un periodista de prensa, radio y televisión. Desde 1999 publica poesía y relatos. En 2010 se estrena como novelista y en 2012 llega su segunda novela. Será en 2015 cuando aparecerá con gran éxito la que se reseña y que en España se ha editado en 2021 con prólogo de Bryce Echenique. En 2017 publica «Dejarás la tierra», basada en su familia paterna, lo que no nos extraña después de haber leído esta autoficción en la que aparece el hilo familiar y la referencia a algunos de sus numerosos y curiosos miembros. En estos momentos está trabajando en lo que cerrará la trilogía familiar y en donde habla de la paternidad desde su experiencia al ser padre. Seguiremos leyéndolo.
Publicado por Paloma Martínez.
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