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viernes, 22 de abril de 2022

Galíndez - Manuel Vázquez Motalbán

 

Título: Galíndez                                                                                                                 Autor: Manuel Vázquez Montalbán

Páginas: 355 pág.

Editorial: Seix Barral

Precio: 1,30 euros

Año de edición: 1990

Brillante mezcla de investigación y fabulación, «Galíndez» (1990) es quizá la novela más reputada de Manuel Vázquez Montalbán, ganadora del Premio Nacional de Narrativa. El libro recupera la memoria de un personaje desgraciado, Jesús de Galíndez. En 1956, Galíndez, nacionalista vasco, nacido en Madrid, exiliado, abogado y periodista, autor de ocho libros, amigo y correligionario del lehendakari José Antonio Aguirre, desapareció sin dejar ni rastro en pleno centro de Nueva York

Este fue el final de Galíndez y el principio de «Galíndez». Debemos remontarnos en la biografía de este personaje. Era madrileño, de familia vasca oriunda de Amurrio. Luchó en la guerra civil española, perdió y terminó en el destierro. Se fue a la República Dominicana. El dictador dominicano era el esperpéntico y sanguinario Rafael Leónidas Trujillo, que parece sacado de la imaginación tropical de un Valle-Inclán. Cuando abandonó los dominios de Trujillo, Galíndez recaló en Nueva York. Allí dio clases en la Universidad de Columbia y escribió un detallado estudio sobre la autocracia trujillista: «La era de Trujillo». Le intentaron convencer para que no publicara ese libro. Por su salud, mayormente. Galíndez se negó. Un mal día se disipó en el aire como una nube de humo. 

Vázquez Montalbán plantea su novela como una investigación y una polifonía de varias voces. En primer lugar, la de la historiadora Muriel Colbert, una joven norteamericana larguirucha, pecosa, rubia y de familia mormona. El interés de la Colbert por Galíndez es en principio estrictamente científico, objetivo. Más tarde se convierte en el deseo de reivindicar a su biografiado como símbolo. También Galíndez tiene su lugar en la novela, más allá del hueco que dejó tras su desaparición. No era un héroe sin mácula, sino un soplón de los servicios de inteligencia norteamericanos, por lo menos desde 1941, y con el pleno apoyo del lehendakari José Antonio Aguirre. Galíndez informaba a los amigos americanos sobre los comunistas, compañeros de exilio, antifranquistas como él, pero adversarios dentro del contexto de la Guerra Fría. Sin embargo, era también un idealista. Un hombre que creía sinceramente en una Euskadi libre en una España libre. Que no se había casado porque su único amor era Euskadi. De manera quijotesca se enfrentó con Trujillo. Para los norteamericanos, Galíndez era un hombre prescindible. No impidieron su terrible fin. La maldad del dicatador, su monólogo sarcástico y brutal, no deja de tener la grandeza de un monstruo decadente y empenachado, tan vengativo como cruel. 

Galíndez, la víctima; Trujillo, su asesino; Colbert, la investigadora que treinta años después intentó restablecer la verdad y el lugar de Galíndez en el complejo entramado de la Historia. Pero, y aquí está el quid que da carácter de novela negra a «Galíndez», resulta que la historia de Galíndez todavía no es Historia. Sus ramificaciones llegan hasta el presente. Y en el presente hay poderosos intereses que no desean que se agite el asunto. Que quieren que los muertos entierren a sus muertos. Que no están dispuestos a permitir que una entrometida resucite un puñado de polvo que todavía tiene la tremenda virtud de incomodar a los cómplices supervivientes de su martirio. De esta forma, entran en la trama una serie de personajes del más puro estilo noir: el odioso agente norteamericano que persigue desde las sombras a la investigadora, el director de su tesis sobre Galíndez, un historiador tan progresista de boca como temeroso en la práctica, y un inefable personaje, mitad vasco y mitad mulato, Don Angelito, veterano de todas las derrotas, que, lejos de resultar detestable, es digno de compasión por su vejez miserable, y de admiración por su amor por los gatos. Todos ellos y otros muchos más tejen un complejo tapiz que se desarrolla a lo largo de una novela apasionante. 

Esta novela nos conduce por la España de los 80, deseosa de hacer borrón y cuenta nueva con un pasado doloroso en donde Galíndez precariamente alcanza la categoría de anécdota. Nos lleva asimismo por la pequeña Cuba de Miami, en donde otros derrotados rumian sus deseos de venganza. Y por una República Dominicana en donde la sombra de Trujillo es alargada y los supervivientes del tirano intentan tirar del hilo de ese pasado que muerde. Sus páginas también miran atrás: a la guerra civil española, al Nueva York de los años 50, a las notas diplomáticas y de prensa que amarillean en cualquier archivo, a un tirano gordo que se pasea en una silla regia portada por sicarios y, sobre todo, a los gemidos de miedo de un personaje menor borrado de la Historia para siempre. O eso creían sus asesinos, pero los muertos vuelven, y siempre habrá alguien dispuesto a recomponer el pasado en eso que llamamos provisionalmente Historia. Si el muerto es un desaparecido, su sombra es todavía más recalcitrante al olvido.

Lean esta excelente novela tan comprometida como lúcida. Vázquez Montalbán sabía contar la trama más compleja con el arte de un consumado historiador, que aclara lo sucedido en lo posible, y con la destreza de un novelista que sabe rellenar el vacío de lo imposible de conocer con lo probable. Nadie sabe exactamente cómo acabó el desgraciado Galíndez. Sí sabemos que su desaparición provocó un pequeño escándalo en su día. Luego, nada. Pero nadie muere del todo si existe en el presente alguien dispuesto a darle de nuevo vida reconstruyendo su historia. En el caso de Galíndez, su historia enlaza España con Hispanoamérica y el imperio USA. De fondo, la Guerra Fría, las tiranías sudamericanas, los exiliados españoles y los compromisos de un realismo político amoral. Más al fondo, en un remoto valle del norte de España, entre nieblas y bosques de pinos, un pequeño monumento en recuerdo de aquel hombre alto, elegante y culto llamado Jesús de Galíndez Suárez.

Manuel Vázquez Montalbán

Manuel Vázquez Montalbán (Barcelona, 1939-2003) fue uno de los escritores españoles más destacados de las últimas décadas. Barcelonés de origen gallego, escribió novelas, cuentos, ensayos, poesías, miles de artículos, textos experimentales y críticas gastronómicas. Su personaje Pepe Carvalho es uno de los grandes de la literatura policíaca. Hombre de izquierdas, durante el franquismo, estuvo encarcelado cierto tiempo. Gran recopilador y estudioso de la cultura popular y sentimental de España, Manuel Vázquez Montalbán murió repentinamente en el aeropuerto de Bangkok

Publicado por Alberto.

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