Páginas

Bibliotecas digitales

jueves, 31 de marzo de 2022

Mi madre era de Mariúpol - Natascha Wodin

 

Título: Mi madre era de Mariúpol                                                                                     Autora: Natascha Wodin

Páginas: 312

Editorial: LIbros del Asteroide

Precio: 22,75 euros 

Año de edición: 2019

No, aunque parezca mentira esta novela no trata el tema de la guerra de Ucrania. Escrita en 2016 y publicada en Alemania en 2017, tiene como telón de fondo la destrucción y ocupación que sufrió Mariúpol durante la Segunda Guerra Mundial. Porque desgraciadamente hay países enteros y ciudades por los que el jinete de la destrucción pasa varias veces, como Polonia, Varsovia, Beirut, Stalingrado... Cualquier bombardeo intenso es una desgracia de proporciones inimaginables, pero hay edificios de Mariúpol que hasta hacía poco habían sido quemados dos veces, durante la Revolución rusa que en realidad fue una guerra civil y en la Segunda Guerra Mundial. Ahora el 90 % de los edificios de la ciudad han sido destruidos de nuevo y durante varios días han caído cerca de cien bombas diarias. El horror se repite. ¿El motivo? Que es una gran urbe de 400 000 habitantes, un importante centro de producción del acero y la clave para dominar el mar de Azov.

Volviendo al libro que nos ocupa, se trata de la historia de la búsqueda y pesquisa de la figura de la madre de la autora, una mujer de singular belleza, que se suicidó cuando ella tenía catorce años y sobre la que Natascha no sabía casi nada. Sus padres fueron una de las miles de parejas ucranianas deportadas a la Alemania nazi para trabajar a la fuerza en los más de 30 000 campos de trabajo que organizaron. Si hubieras visto lo que he visto yo... le decía su madre con tono tenebroso. Pero no le contó nada más....

Muchos años después, Wodin encontró en Yandex el «Google ruso» una asociación de griegos de Azov y todo un personaje, Konstantin, que ponía en práctica su nombre y se dedicaba en sus ratos libres a rastrear incansablemente detalles de la historia rusa y a reconstruir árboles genealógicos. En una ocasión, llegó a encontrar en la nieve el ala rota y agujereada por la metralla, con el número de identificación intacto, del avión que pilotaba un tío suyo desaparecido en la guerra. En la Rusia estalinista, los desaparecidos eran sospechosos de deserción y los descendientes quedaban marcados, represaliados y hundidos en la miseria. Konstantin consiguió así rehabilitar a su tío y salvar a su hijo, que por fin pudo comprarse una dentadura postiza.

Con la ayuda de ese rastreador histórico y de los contactos que la fue proporcionando, Natascha pudo reconstruir toda una rama familiar que desconocía, contactó con familiares lejanos y averiguó muchos datos sorprendentes de la vida de su madre, una dama de origen italiano, de la clase alta, que se relacionó con la élite de su país. Descubrió con asombro, que muchas de las mentiras que se había inventado el colegio para hacerse la interesante se quedaban cortas comparadas con la realidad y acabó por conocer en cierta medida la terrible historia de sus padres.

El libro está organizado en ocho largos capítulos, cada uno encabezado por una foto familiar como la que se ve más abajo de parientes que van saliedo poco a poco de la niebla del olvido. Está escrito con un lenguaje claro y casi periodístico, teñido de nostalgia y que se lee muy bien. La experiencia de lectura es apasionante, porque uno tiene la sensación de ir descubriendo la historia familiar de la autora al mismo tiempo que ella. Y lo que se va sabiendo está lleno de hechos terribles, sí, pero también de detalles curiosos y de toques de ternura emocionantes. De todas maneras, es una obra llena de contenidos terribles, que muestra que la cadena de desgracias que sufrió la familia tuvo sus ominosas consecuencias. Prácticamente ninguno de sus miembros murió de muerte natural y varios, sobre todo las mujeres, quedaron bastante tocados.

Una novela terrible y también apasionante, que engancha desde la primera página y que muestra como pocas algunos de los aspectos más oscuros y terribles de la historia europea del siglo XX. Un libro único.

La traducción del alemán ha corrido a cargo del austríaco Richard Gross (Schalchen, 1959), profesor de la Universidad de Viena y de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, que ha hecho un trabajo excelente.

La autora, su padre y su hermana pequeña,
junto a la tumba de su madre

Natascha Wodin (Fürth, Baviera, 1945) es una escritora alemana de origen ucraniano. Nació y se crio en campos para personas desplazadas . Sus padres eran ucranianos deportados y obligados a trabajar en la Alemania nazi. Tras la temprana muerte de su madre, se crio en una residencia católica para chicas. 

Ha trabajado como operadora telefónica, taquígrafa,  traductora de ruso al alemán e intérprete. Simultaneó estas dos últimas ocupaciones con la escritura. Ha publicado varias novelas y dos libros sobre sus padres:  Mi madre era de Mariúpol (2017) con el que consiguió el premio Alfred Döblin y el premio de la Feria del Libro de Leipzig e Irgendwo in diesem Dunkel (2018), en español En algún lugar de esta oscuridad. Su obra ha sido distinguida con más de una veintena de galardones, como los premios Hermann Hesse, Hermanos Grimm y Adelbert von Chamisso.  

Natascha Wodin

Publicado por Antonio F. Rodríguez.

2 comentarios: