Título: Los que cambiaron y los que murieron Autora: Barbara Comyns
Páginas: 169
Editorial: Gatopardo
Precio: 15,90 euros
Año de edición: 2020
Publicada en 1954, esta extraña y singular novela comienza tratando temas que, por más que esté ambientada a principios del siglo XX, parecen de actualidad: un pequeño pueblo de la campiña inglesa sufre una tremenda riada y después, parece que una inusual epidemia, una epidemia de locura. Cunde la histeria y los vecinos primero creen que se contagia a través del agua, luego piensan en el pan... Un contexto original, bíblico y apocalíptico, que proporciona un cierto surrealismo a esta narración, sobre todo al principio y desde la primera frase: «Los patos atravesaron nadando las ventanas del salon».
La acción se desarrolla en Warwickshire, el condado natal de la autora, tiene alguna que otra pincelada biográfica, y se centra en realidad en la historia de la familia Willoweed, formada por una galería de personajes peculiares, excéntricos y atrabiliarios: la abuela, tiránica, glotona y avara, que aunque posee tierras, gasta lo mínimo; su hijo Ebin, viudo y en la inopia, el protagonista del libro, débil, perezoso y egoísta que, gracias a la cadena de desgracias que sufre el pueblo, retomará su oficio de periodista; sus tres hijos, Emma, talentosa y desatendida por su familia, pero rodeada de pretendientes, Dennis el sensible y la pequeña Hattie, el ojito derecho de su padre, aunque sospecha que no es hija suya por el color de su piel; las criadas, Nora y Eunice, que nunca salen de casa y tratan de buscarse la vida en el caos circundante; el viejo jardinero Ives, el único que se enfrenta a la vieja matriarca; el doctor Hatt; el panadero... una galería de lo más variada, que más parece una troupe ambulante que otra cosa.
El estilo evita las digresiones, es directo y ágil, con frases no demasiado largas y descripciones breves, certeras y poéticas. La narración es cruda, feroz y sarcástica, hasta el extremo de que esta obra estuvo prohibida en Irlanda por la crueldad de sus descripciones. Sin embargo, resulta al mismo tiempo surrealista, fascinante y algo cómica, se mantiene en un registro muy original que resulta refrescante y despista mucho sobre la época en la que está escrito el libro.
Finalmente, se desvela el origen de la curiosa epidemia de locura, un fenómeno basado en hechos reales ocurridos en Francia en los años 50, una plaga que cambiará radicalmente la historia de la familia. Una novela muy original e innovadora, peculiar, con mucha personalidad, bien narrada y con un estilo que llama la atención y utiliza metáforas arriesgadas sin complejos, a ratos grotesca y a ratos hilarante. Una fábula oscura y algo onírica que, en realidad, realiza una crítica bastante ácida del género humano y sus defectos. No creo que la Disney haga una adaptación al cine. Si te apetece probar un libro diferente y de calidad, esta es tu novela.
El título, que resulta evocador y recuerda lo peculiar de las épocas de epidemias, está sacado de un poema de Longfellow. La impecable traducción es de la barcelonesa Inés Clavero Hernández.
Barbara Comyns (Bidford-on-Avon, Warwickshire, 1907-1992) fué una escritora y artista británica. HIja de un industrial y cervecero de Birmingham, se crió con sus cinco hermanos en una mansión a orillas del río Avon, llamada Bell Court. Su padre murió cuando ella tenía 15 años y tuvieron que vender la casa familiar.
Estudió Bellas Artes, primero en Stratford-upon-Avon y luego en Londres. Se casó a los 24 años con un artista y amigo de la infancia, John Pemberton, con quien tuvo dos hijos y organizó varias exposiciones conjuntas. Conoció a Dylan Thomas y otros artistas y escritores londinenses.
A los 29 años se divorció y comenzó una relación con un vendedor negro. Trabajó en el sector inmobiliario, crió caniches, estuvo haciendo dibujo publicitario, entre otros oficios variados, pero cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, la relación y la economía de la pareja se vinieron abajo. Comyns tuvo que trabajar como cocinera y empezó a publicar viñetas de recuerdos de su infancia y se casó en 1945 con un espía, compañero de Kim Philby y Graham Greene.
Comenzó a escribir novelas, las publicó en la editorial de Graham Greene , que la describió como «una escritora loca, pero interesante», y consiguió un éxito creciente. Vivió en Barcelona durante 16 años y luego en San Roque en Andalucía. Publicó un total de 11 novelas, además de algunos artículos y relatos.
Publicado por Antonio F. Rodríguez.
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