Título: Un trampolín de piedra sobre el Hudson Autor: Henry Roth
Páginas: 552
Editorial: Alfaguara
Precio: 19 euros
Año de edición: 2000
Hace algún tiempo leí «Llámalo sueño», una gran novela de este autor, de tono autobiográfico, que me gustó mucho y creyendo que era la continuación, he decidido hace poco ir a por «Un trampolín de piedra sobre el Hudson». En realidad, es el segundo volumen de la tetralogía titulada «A merced de una corriente salvaje», parcialmente póstuma, también con apariencia de autobiografía novelada y, aun que me he colado, no me ha importado mucho, porque es un libro fenomenal.
Publicada originalmente en 1995, en los últimos meses de vida del autor, cuenta la adolescencia de Ira Stigman, desde 1921 a 1924. Como telón de fondo, nos da una estupenda descripción de los felices años 20 en Nueva York, tan atinada como resumida y una descripción del contraste que había entre el ambiente sórdido y miserable de los barrios de inmigrantes y el glamour de la alta sociedad. También se incluyen un análisis penetrante de la esencia de las adolescencias masculinas, esa época en la que todo cambia, algunos chicos se vuelven más duros, algo descastados y, en algún momento, si están sumergidos en un entorno agresivo, pueden llegar a cometer errores y pecados inexcusables con cierta facilidad.
El joven Ira pasa por el instituto y por los más variados trabajos, incluso consigue llegar a la universidad y al final del libro descubre su vocación de escritor. La narración de las andanzas y peripecias del joven tienen el contrapunto de los comentarios de un Ira ya mayor, de unos 80 años, que se supone está escribiendo el texto e intercala sus reflexiones y comentarios en un notable ejercicio de metaliteratura. Así nos enteramos de que Ira guarda un secreto terrible, algo ominoso y enorme que le aterroriza y que podría incluso volverle loco. Un fallo tan vergonzoso que no se lo ha contado a nadie y solo ahora, cuando escribe esta novela, ya octogenario, es capaz de relatar. Y no puedo contar más.
El estilo es realista, contenido, prolijo y detallado, muy objetivo y casi periodístico. No es fácil adivinar qué elementos de la novela son autobiográficos y cuáles no, pero la sensación es que bien pudo ser así la juventud de Roth. Así que si no es fiel a la realidad, aseguraría que es plausible, muy plausible.
La traducción, tersa y muy profesional, es de Beatriz Ruiz Arrabal, traductora jurada de prestigio. La foto de la portada es de Hulton Setty; muestra unos chicos jugando en las calles neoyorquinas a churro, también llamado burro y rusia, un juego muy popular en mi colegio cuando yo era un crío y que ya aparece en un cuadro de Brueghel el Viejo pintado en 1560.
En fin, una gran gran novela, un texto fascinante sobre la culpa, el remordimiento, la expiación, la purificación y el perdón. Temas que yacen en la esencia de la cultura judía, pero que nos atañen profundamente a todos los occidentales, porque nuestra cultura tiene un componente básico que es judeocristiano. Un clásico del siglo XX, curiosamente muy difícil de encontrar, cosa que no se entiende. Yo la he podido conseguir en una biblioteca de la Comunidad de Madrid y en Libros Alcaná tienen algunos ejemplares.
Henry Roth (Tysmenitz, 1906-1995) fué un escritor estadounidense de origen judío. Nació en una pequeña aldea de la Galitzia austrohúngara, hoy perteneciente a Ucrania. En 1907 su padre emigró a Estados Unidos y en 1908 se le unió toda la familia.
Estuvo afiliado al partido comunista hasta los años 60, en los que se interesó por el movimiento sionista. Siempre se mantuvo alejado de los círculos literarios. Sólo escribió esta novela, «Llámalo sueño», en 1934, sin tener mucho éxito y abandonó la literatura durante años, mientras desempeñaba todo tipo de oficios, como fontanero, profesor de matemáticas, enfermero o criador de patos.
Cuando tenía más de 80 años, se empezó a reconocer su obra y decidió escribir una tetralogía cuasibiográfica. Está considerado como uno de los mejores novelistas del siglo XX.
Publicado por Antonio F. Rodríguez.
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