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viernes, 5 de marzo de 2021

¿Por quién doblan las campanas? - Ernest Hemingway

  

Título: ¿Por quién doblan las campanas?                                                                         Autor: Ernest Hemingway

Páginas: 624

Editorial:
Debolsillo

Precio: 11,95 euros

Año de edición: 2018

Esta novela, publicada en 1940, nada más acabada la Guerra Civil española, se basa en las experiencias que vivió durante esa contienda Hemingway, que estuvo destacado como corresponsal de guerra en nuestro país. El escritor se implicó de manera notable con el bando republicano, pero acabó bastante desengañado de todo el asunto, porque llegó a decir que «repudiaba el carnaval de traición y podredumbre de ambos bandos».

Parece ser que el escritor estadounidense estuvo acompañando a un instructor de saboteadores ruso, llamado Iliá Stárinov, en la retaguardia, cuando enseñaba a miembros del ejército republicano a manejar y colocar explosivos. Inspirándose en él y en un aprendiz de saboteador, un judío americano de las Brigadas Internacionales llamado Alex, Hemingway creó la figura del protagonista de su novela, Robert Jordan. Prácticamente toda la ambientación, el contexto y los hechos de guerra que aparecen en el libro están tomados de la realidad, incluyendo los terribles sucesos del pueblo de Ronda (Málaga), en los que unos 500 simpatizantes del bando nacional fueron despeñados.

Tomando ese marco como fondo, la obra cuenta las aventuras de un saboteador americano, el mencionado Robert Jordan, que, con un grupo de milicianos españoles, vuela un puente en la Sierra de Guadarrama, que sabe que es clave para la llegada de tropas enemigas. Aparecen personajes llenos de fuerza y bien dibujados, mi favorito es Pilar, una mujer gitana de mediana edad, latina, apasionada y con carácter, que es la líder de la partida. Las tensiones y disputas entre los miembros de grupo están bien planteadas y son muy creíbles. También aparecen en la narración personajes históricos de los dos bandos, lo que unido a que los escenarios son tan cercanos para mí como Segovia, La Granja, El Escorial, crean la extraña percepción de estar leyendo una novela de Hazañas bélicas casi en el vecindario.

En el curso de la narración se tratan temas como el compañerismo, la solidaridad, el fanatismo, la valentía y la cobardía, los ideales, la muerte y el sacrificio. El protagonista, Robert Jordan, se enamora de María, una muchacha de 19 años, pero pronto comprende que su amor va a tener muchas dificultades y que es más importante la lucha en la que están inmersos. El título alude al idealismo de los brigadistas internacionales y a lo que dijo el poeta isabelino John Donne (Londres, 1571-1642): «La muerte de cualquier hombre me disminuye, porque estoy ligado a la humanidad; por consiguiente, nunca preguntes por quién doblan las campanas: doblan por ti».

Los diálogos son muy naturales, el estilo es sobrio y minimalista, a lo Hemingway, y priman la acción y al apunte rápido más que la descripción morosa y barroca. Se lee muy bien y el lector tiene siempre la sensación de estar asistiendo a sucesos reales, por lo que se trata de una novela, sí, pero sabiendo la manía de este autor por documentarse exhaustivamente y observar los detalles del mundo real, se puede leer también como un reportaje.

Hay una película, fiel reflejo de la novela, dirigida por Sam Wood en 1943 y protagonizada nada más y nada menos que por Gary Cooper y por Ingrid Bergman, que están estupendos.

Una gran novela, un clásico del siglo XX que moderniza las historias de aliento épico. Se lee a gran velocidad y su valor histórico es innegable. Hay que mencionar que la traducción, tersa y sin problemas, es la clásica de Lola Aguado.

Ernest Hemingway (Oak Park, Illinois, 1899-1961) fué un periodista y escritor estadounidense. Fué periodista, boxeador, cazador, conductor de ambulancias durante la Segunda Guerra Mundial, borracho, aficionado a los toros, gran pescador, suicida y unas cuantas cosas más. Circula la leyenda de que llevó una vida algo aventurera y parece que es verdad que lo fué.

Fué condecorado en la Primera Guerra Mundial como un héroe, estuvo como reportero en el Desembarco de Normandía y en la liberación de París. Y para celebrar el Premio Nobel de Literatura que le concedieron se fué a África de safari, tuvo dos accidentes aéreos casi seguidos y le quedaron dolores y secuelas el resto de su vida. Se dice que inventó el daiquiri charlando con el barman del «Floridita», en La Habana.

Su estilo minimalista y sencillo hasta la exageración influyó en toda la novela del siglo XX. Tenía la manía de escribir de pie frente a una vieja Underwood y se llamaba Ernest porque a su madre le encantó la obra de teatro «La importancia de llamarse Ernesto» del genial Oscar Wilde.

Ernest Hemingway

Publicado por Antonio F. Rodríguez. 

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