Título: Fiesta en el jardín Autora: Katherine Mansfield
Año de edición: 1990
Este delicioso volumen, publicado en 1922, poco antes de su muerte, reúne veintidós relatos, que oscilan entre las cinco y las treinta páginas de extensión, que ofrecen una buena panorámica e introducción al mundo narrativo de esta escritora tan peculiar.
Influida por los cuentos de su siempre admirado Chéjov, sigue su estela, pero da un paso más y cubre la transición que va del realismo decimonónico a la modernidad del análisis psicológico del interior de los personajes típico del siglo XX. Esta autora está dotada de una aguda percepción para captar las interioridades del ser humano y describirlas con un par de pinceladas.
Sus relatos tienen mucho truco. Suelen describir la vida cotidiana, confortable y amable, de la clase alta londinense, donde todo es luminoso y brillante, pero a la vez sugiere con unos cuantos detalles y alguna frase dos cosas: el inconformismo y rebeldía de algún personaje frente a lo convencional; y alguna tragedia que acecha bajo la superficie de las cosas, como un dragón dormido. Un fondo oscuro de desgracia, problemas y amargura. Mansfield es una maestra consumada en el arte de insinuar y sugerir, llena sus relatos de belleza formal y sutileza en el contenido, de manera que lo terrible solo se menciona muy indirectamente y toma forma en la mente del lector.
Lo que más le interesa a esta mujer no es la acción externa y visible, sino los movimientos telúricos que aparecen en el interior de sus personajes. Literatura de témpano, en el sentido de que lo más visible es una pequeña parte de todo el trasfondo que se vislumbra debajo.
El lenguaje es espléndido, brillante y moderno. Describe con precisión sensaciones, colores, estados de ánimo, sentimientos y percepciones, para componer textos que son verdaderas sinfonías de música y color en lo formal.
Un libro de relatos llenos de intensidad, inteligencia y fuerza. Bellos en la superficie y siempre con un magma amenazante que se mueve por debajo. Muy impresionantes, prodigiosamente bellos y profundos, muy profundos. Por eso es una de mis escritoras favoritas.
Creció en una casa de campo, en contacto con la naturaleza, en una época de la que guarda buen recuerdo. Era gordita, tartamuda y llevaba gafas, lo que hizo que fuera un poco retraída. A los 10 años, volvió a Wellington y publicó su primer relato en la revista del colegio. A los 14 años la enviaron a estudiar a Inglaterra, fué al Queen's College de Oxford, donde conoció a la que sería su amante durante bastantes años, la escritora Ida Baker.
Volvió a Nueva Zelanda, pero se volvió rápidamente a Londres. Su padre el enviaba una pensión mensual vitalicia de 100 libras, aprendió a tocar el vilonchelo e inició una vida bohemia y algo desordenada: tuvo varios amantes, hombres y mujeres, se quedó embarazada, tuvo un aborto natural, contrajo una gonorrea que le ocasionaría artritis durante el resto de su vida y finalmente murió de tuberculosis muy joven, a los 34 años.
Nos dejó 6 libros con 73 relatos, cortos y de mediana extensión, que son una maravilla. Virginia Woolf la admiraba sin reservar y llegó a decir que era la única escritora de la que se había sentido celosa. Los que la conocieron dicen que era frágil, muy sensible, compleja, dura y a veces difícil.
Katherine Mansfield
Publicado por Antonio F. Rodríguez.
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