Título: Estación. Ida y vuelta
Autora: Rosa Chacel
Páginas: 176
Editorial: Cátedra
Precio: 19 euros
Año de edición: 1996
Estos
días, con más tiempo libre para la lectura le ha tocado el turno a este libro,
una asignatura pendiente aparcada sin ninguna razón especial, como tantos otros
libros que tengo en espera, la mayoría procedentes de recomendaciones de
Antonio en este blog.
Esta obra de Chacel, su primera novela que no sé bien cómo encuadrar, si como novela o como ensayo, se articula alrededor de dos temas: la autobiografía y el papel de la mujer en la sociedad española. Tiene un argumento solamente esbozado, como velado; un estudiante en Madrid se enamora de su vecina, al punto que abandona los estudios y acepta un trabajo cualquiera para casarse y al cabo del tiempo se encuentra sumergido en una realidad que no le gusta: está atrapado entre un trabajo anodino y un matrimonio decepcionante. Viaja a París huyendo de la existencia que lleva, en un viaje para reencontrarse consigo y redefinirse, y termina volviendo a su vida anterior al enterarse de que va a ser padre.
El argumento está tan poco definido hasta el punto que los personajes no tienen nombre propio, no es importante la carrera que estudia el joven ni tampoco cuál es su trabajo, la trama es escasa, está intencionadamente poco desarrollada para ocuparse del monólogo interior de los personajes; parece una excusa para las reflexiones de la autora sobre temas como el amor, la autofidelidad, la sociedad y la mujer. La narración es muy vanguardista, muy adelantada a su tiempo; la influencia de Ortega y Gasset, maestro de Rosa Chacel, es indudable a lo largo de la obra. Es un buen testimonio de la idea defendida por Ortega: el arte por el arte; en todo el relato, un tanto denso, se ve el placer de escribir y de volcar reflexiones de la autora.
Esta obra de Chacel, su primera novela que no sé bien cómo encuadrar, si como novela o como ensayo, se articula alrededor de dos temas: la autobiografía y el papel de la mujer en la sociedad española. Tiene un argumento solamente esbozado, como velado; un estudiante en Madrid se enamora de su vecina, al punto que abandona los estudios y acepta un trabajo cualquiera para casarse y al cabo del tiempo se encuentra sumergido en una realidad que no le gusta: está atrapado entre un trabajo anodino y un matrimonio decepcionante. Viaja a París huyendo de la existencia que lleva, en un viaje para reencontrarse consigo y redefinirse, y termina volviendo a su vida anterior al enterarse de que va a ser padre.
El argumento está tan poco definido hasta el punto que los personajes no tienen nombre propio, no es importante la carrera que estudia el joven ni tampoco cuál es su trabajo, la trama es escasa, está intencionadamente poco desarrollada para ocuparse del monólogo interior de los personajes; parece una excusa para las reflexiones de la autora sobre temas como el amor, la autofidelidad, la sociedad y la mujer. La narración es muy vanguardista, muy adelantada a su tiempo; la influencia de Ortega y Gasset, maestro de Rosa Chacel, es indudable a lo largo de la obra. Es un buen testimonio de la idea defendida por Ortega: el arte por el arte; en todo el relato, un tanto denso, se ve el placer de escribir y de volcar reflexiones de la autora.
Rosa Chacel
Rosa Chacel nació en Valladolid en 1898, un año emblemático; debido a su delicada salud en su infancia recibió educación en su casa de su madre maestra, tenía una mala salud de hierro con la que alcanzó los 96 años. Se crió dentro de una familia liberal y rodeada de un ambiente independiente y cultural (era sobrina-nieta de Zorrilla). Cuando su familia se mudó a Madrid se matriculó en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando para aprender escultura.
Comenzó a frecuentar los círculos intelectuales de la capital y conoció y trató a Unamuno, Gómez de la Serna, Juan Ramón Jiménez y sobre todo a su maestro Ortega y Gasset, con quien mantuvo una relación ambivalente de admiración y de rechazo a las ideas del filoósofo sobre la mujer, ella era una de las sinsombrero, una de las mujeres que se propusieron adelantar el reloj de España mediante la educación y la cultura. Colaboradora en prensa y traductora, escribió novela, ensayo, poesía y biografías.
Durante la guerra civil trabajó como enfermera y defendió a la republica con publicaciones y manifiestos. Tras la guerra se exilió en Brasil y Argentina, y regresó a España en 1977. Escritora reconocida tardíamente, recibió en 1987 el Premio Nacional de las Letras y fue nombrada doctora honoris causa por la Universidad de Valladolid. Falleció en Madrid en 1994. En su ciudad natal se le erigió un monumento en el que figura con una simpática expresión.
Rosa Chacel
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