Título: Fracasología
Autora: Elvira Roca Barea
Autora: Elvira Roca Barea
Páginas: 528
Editorial: Espasa libros
Precio: 20,80 euros
Año
de edición:
2019
Bueno pues aquí tenemos otro estupendo ensayo histórico de Elvira Roca Barea, la autora del muy interesante «Imperiofobia y leyenda negra», en mi opinión con más enjundia todavía y también rodeado de cierta polémica.
Publicada el año pasado, esta obra ganó el Premio Espasa de Ensayo 2019 y se puede considerar una continuación de su «Imperiofobia», porque continua analizando el devenir de la imagen de España, ahora ya a partir del siglo XVIII y hasta nuestros días. Su subtítulo, «España y sus élites: de los afrancesados hasta nuestros días», resume ya la tesis principal del texto: que las élites españolas asumieron la leyenda negra, no se supieron defender de ella ni de su prolongación francesa, más eficaz y sibilina, que consagró definitivamente la idea de que «África empieza en los Pirineos», como llegó a decir Alejandro Dumas, y de que somos un desastre y una singularidad.
De ahí nace, según Roca Barea, una tradición asumida basada en un complejo de inferioridad y pesimismo irremediables, frente a la superioridad arrogante con la que se nos mira desde Europa y especialmente desde la luminosa Francia. La nación gala ha tenido durante los últimos siglos la habilidad de, a pesar de haber perdido todas las guerras, ser invadida varias veces y haber pasado por casi de todo (la actual República Francesa es la quinta), haber conseguido construirse una imagen de gran potencia siempre en progreso, lo que tiene mucho mérito y se ha basado, en buena parte, en denostar al vecino del sur.
Lo curioso es que nuestros intelectuales se lo han creído, y si en «Imperiofobia» la autora se preguntaba porqué hay hispanistas (historiadores españoles extranjeros), aquí se plantea porqué ha habido afrancesados. Desde luego, Francia nunca ha decaído, todo lo que le ha ocurrido ha sido siempre para bien. La autora defiende que «La conversión de la Historia de España en un campo de batalla político es un logro de la Ilustración».
Parece que a la imperiofobia inglesa le siguió la hispanofobia francesa, y ambas nos las hemos creído. Hay varios hechos curiosos que efectivamente parecen síntomas de lo dicho: que en los colegios estudiemos el desastre de la Invencible, pero no la defensa de Cartagena de Indias; que casi nadie sepa que el liberalismo nació en España, con la Constitución de Cádiz, que incluía todos los territorios de ultramar, al contrario que la constitución francesa; que no sea conocido que el calendario gregoriano que todos utilizamos está basado en el estudio previo que se hizo en la Universidad de Salamanca, y que todas las contribuciones españolas a la ciencia en el siglo XVIII sean tan poco conocidas (Celestino Mutis, Jorge Juan, Antonio Omerique, Juan Bautista Juanini...).
La idea central de que ha existido toda una corriente de pensamiento pesimista y acomplejada, junto con una desconexión de las élites con el vulgo, al que se despreciaba por ignorante y se culpaba del secular atraso, y aderezada de la imitación y copia de todo lo foráneo, parece muy acertada en líneas y generales. Y el añadido de que ese complejo lo hemos exportado a todo Hispanoamérica, generando así el victimismo criollo, creo que es muy original e interesante.
El libro se lee con placer, está lleno de ideas nuevas, inspiradoras y brillantes, no es maniqueo ni carga las tintas, y es de los ensayos que gusta leer con un lápiz en la mano, para subrayar, comentar, añadir y, si hace falta, discrepar en algún momento. A pesar de las críticas que han recibido las dos obras de Roca Barea sobre inexactitudes históricas, manipulación de algunas fuentes e imprecisiones, las ideas centrales me parecen muy acertadas e innovadoras.
Un ensayo muy inteligente que se replantea y desmiente buena parte de los tópicos en los que se basa nuestra imagen como país, sumido en un pesimismo casi fatalista que no ha empezado a desaparecer hasta que España no ha ingresado en la Unión Europea y no ha ganado un Campeonato Mundial de Fútbol. Un libro muy interesante que todos deberían leer, porque si no sabemos el origen de nuestros problemas, malamante vamos a poder ponerles remedio.
Bueno pues aquí tenemos otro estupendo ensayo histórico de Elvira Roca Barea, la autora del muy interesante «Imperiofobia y leyenda negra», en mi opinión con más enjundia todavía y también rodeado de cierta polémica.
Publicada el año pasado, esta obra ganó el Premio Espasa de Ensayo 2019 y se puede considerar una continuación de su «Imperiofobia», porque continua analizando el devenir de la imagen de España, ahora ya a partir del siglo XVIII y hasta nuestros días. Su subtítulo, «España y sus élites: de los afrancesados hasta nuestros días», resume ya la tesis principal del texto: que las élites españolas asumieron la leyenda negra, no se supieron defender de ella ni de su prolongación francesa, más eficaz y sibilina, que consagró definitivamente la idea de que «África empieza en los Pirineos», como llegó a decir Alejandro Dumas, y de que somos un desastre y una singularidad.
De ahí nace, según Roca Barea, una tradición asumida basada en un complejo de inferioridad y pesimismo irremediables, frente a la superioridad arrogante con la que se nos mira desde Europa y especialmente desde la luminosa Francia. La nación gala ha tenido durante los últimos siglos la habilidad de, a pesar de haber perdido todas las guerras, ser invadida varias veces y haber pasado por casi de todo (la actual República Francesa es la quinta), haber conseguido construirse una imagen de gran potencia siempre en progreso, lo que tiene mucho mérito y se ha basado, en buena parte, en denostar al vecino del sur.
Lo curioso es que nuestros intelectuales se lo han creído, y si en «Imperiofobia» la autora se preguntaba porqué hay hispanistas (historiadores españoles extranjeros), aquí se plantea porqué ha habido afrancesados. Desde luego, Francia nunca ha decaído, todo lo que le ha ocurrido ha sido siempre para bien. La autora defiende que «La conversión de la Historia de España en un campo de batalla político es un logro de la Ilustración».
Parece que a la imperiofobia inglesa le siguió la hispanofobia francesa, y ambas nos las hemos creído. Hay varios hechos curiosos que efectivamente parecen síntomas de lo dicho: que en los colegios estudiemos el desastre de la Invencible, pero no la defensa de Cartagena de Indias; que casi nadie sepa que el liberalismo nació en España, con la Constitución de Cádiz, que incluía todos los territorios de ultramar, al contrario que la constitución francesa; que no sea conocido que el calendario gregoriano que todos utilizamos está basado en el estudio previo que se hizo en la Universidad de Salamanca, y que todas las contribuciones españolas a la ciencia en el siglo XVIII sean tan poco conocidas (Celestino Mutis, Jorge Juan, Antonio Omerique, Juan Bautista Juanini...).
La idea central de que ha existido toda una corriente de pensamiento pesimista y acomplejada, junto con una desconexión de las élites con el vulgo, al que se despreciaba por ignorante y se culpaba del secular atraso, y aderezada de la imitación y copia de todo lo foráneo, parece muy acertada en líneas y generales. Y el añadido de que ese complejo lo hemos exportado a todo Hispanoamérica, generando así el victimismo criollo, creo que es muy original e interesante.
El libro se lee con placer, está lleno de ideas nuevas, inspiradoras y brillantes, no es maniqueo ni carga las tintas, y es de los ensayos que gusta leer con un lápiz en la mano, para subrayar, comentar, añadir y, si hace falta, discrepar en algún momento. A pesar de las críticas que han recibido las dos obras de Roca Barea sobre inexactitudes históricas, manipulación de algunas fuentes e imprecisiones, las ideas centrales me parecen muy acertadas e innovadoras.
Un ensayo muy inteligente que se replantea y desmiente buena parte de los tópicos en los que se basa nuestra imagen como país, sumido en un pesimismo casi fatalista que no ha empezado a desaparecer hasta que España no ha ingresado en la Unión Europea y no ha ganado un Campeonato Mundial de Fútbol. Un libro muy interesante que todos deberían leer, porque si no sabemos el origen de nuestros problemas, malamante vamos a poder ponerles remedio.
Elvira Roca Barea
María Elvira Roca Barea (El Borge, 1966) nació en un pequeño pueblo de la comarca malagueña de La Axarquía. Estudió Filología Clásica en la Universidad de Málaga y se doctoró en esa misma universidad con una tesis titulada «Edición Crítica y Estudio del Arte Predicatoria Ad Noticiam Artis Predicandi». Más tarde también se licenció en Filología Hispánica y empezó a trabajar como profesora de instituto.
Ha trabajado para el Consejo Superior de Investigaciones Científicas y enseñado en la Universidad de Harvard. Ha publicado varios libros y artículos en revistas especializadas, también ha dado conferencias dentro y fuera de España.
Ha trabajado para el Consejo Superior de Investigaciones Científicas y enseñado en la Universidad de Harvard. Ha publicado varios libros y artículos en revistas especializadas, también ha dado conferencias dentro y fuera de España.
Publicado por Antonio F. Rodríguez.
No es por nada, pero a veces da la sensación de que todos los deportistas españoles están tratando de superar algo con todas sus fuerzas. No creo que sea casualidad que los españoles (y las españolas, especialmente por equipos) estén ganando en casi todo.
ResponderEliminar¿No será que nuestros deportistas son nietos de Quevedo (Miré los muros de la patria mía...) y se esfuerzan por triunfar para superar cierto complejo de inferioridad?