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sábado, 24 de noviembre de 2018

¿El mejor currículum vitae de la historia?

Corría el año 1482 cuando Leonardo da Vinci (1452-1519) se vió en la tesitura de buscar un mejor empleo a los 30 años, cuando todavía no era el genio reconocido que sabía hacer prácticamente de todo. Por aquel entonces, era un experto armero que sabía manejar la pólvora, el nuevo materila militar que se estaba introduciendo en Europa.

Cuando llegó a Milán como emisario florentino de su mecenas, Lorenzo de Médicis, se enteró de que el regente de esa ciudad, el Duque Ludovico Sforza «el moro», estaba buscando ingenieros para fines militares. Leonardo, ni corto ni perezoso, le entregó una carta al moro ofreciendo sus servicios. Aquí tenéis el texto, que pasa por ser uno de los mejores currículums que se conocen:

Ilustrísimo Señor, que ya cuenta suficientemente con los ejemplares de todos aquellos que se proclaman con los artìfices calificados en los instrumentos de guerra, y que la invención y el funcionamiento de dichos instrumentos no son diferentes de los de uso común: me esforzaré, sin perjuicio de cualquier otro, a dar explicaciones a su Excelencia, mostrando a su señoría, mi secreto, y luego ofrecer a su mejor gusto y a su aprobación para trabajar con efectos en los momentos oportunos sobre todas las cosas que, en parte, le señaló brevemente a continuación.

1. Tengo una especie de puentes muy ligeros y resistentes, adaptados para ser más fáciles de llevar, y con ellos puede llevar a cabo, y en cualquier momento huir del enemigo, y otros, seguros e indestructible por el fuego y la batalla, fácil y cómodo para levantar del lugar. También los métodos de quemar y destruir los del enemigo.

2. Yo sé cómo, cuando se ve asediado un lugar, para tomar el agua de los fosos, y hacer interminable variedad de puentes y caminos cubiertos y escaleras, y otras máquinas relacionadas con tales expediciones.

3. Si, por causa de la altura de los bancos, o la fuerza del lugar y su posición, es imposible, al asedio de un lugar, a valerse del plan de bombardeo, tengo métodos para la destrucción de la fortaleza de otros, incluso si se basa en una roca.

4. Una vez más, tengo toda clase de morteros, gran terror, más convenientes y fáciles de llevar, y ellos arrojan piedras pequeñas casi asemejando una tormenta, y con el humo de estos, motivos para el enemigo, en su detrimento y confusión.

5. Y si la lucha debe ser en el mar tengo muchos tipos de máquinas más eficientes para el ataque y defensa, y los buques resistirán el ataque de las mayores armas de fuego, el polvo y el humo.

6. También conozco modos de llegar sigilosamente a un determinado lugar por cuevas y pasajes secretos, aunque para ello fuera necesario pasar bajo un río.

7. Haré carros cubiertos, seguros y inatacables, que, entrando en el enemigo con su artillería, no hay ningún cuerpo de hombres tan grande, que los resista. Y detrás de estos, la infantería podría seguir muy ilesa y sin ningún obstáculo.

8. En caso de necesidad, haré cañones, morteros y artefactos explosivos sin luz de formas sutiles y útiles, fuera del tipo común.

9. Cuando la operación de bombardeo puede fallar, me gustaría inventar catapultas, cañones, trabocchi, y otras máquinas de la eficacia maravillosa y no de uso común. Y, en definitiva, de acuerdo a la variedad de los casos, puedo inventar diferentes y un sinfín de medios de ataque y defensa.

10. En tiempos de paz creo que puedo dar satisfacción perfecta y al igual de cualquier otro en la arquitectura y la composición de los edificios públicos y privados, y en el agua rectores de un lugar a otro.

11. Puedo realizar esculturas en mármol, bronce o barro, así como pinturas, y mi trabajo puede compararse al de cualquier otro, quien quiera que sea.

Además, yo podría asumir la obra del caballo de bronce que sería una gloria inmortal y honor eterno de la memoria feliz de su señor padre y de la ilustre casa de los Sforza.

Y si alguna de las cosas mencionadas le pareciesen a alguien imposibles o no factibles, me declaro dispuesto a hacerle una demostración en su parque o el lugar que prefiera Vuestra Excelencia, a quien me encomiendo con toda humildad.

Es curioso que algunas de las cosas que menciona no las había desarrollado todavía; pero poco tiempo después, sí fué capaz de llevarlas a la práctica. Desde luego, este hombre sabía cómo vernderse. No hace falta decir que fué contratado.

Luego idearía el automóvil, el carro de combate, el helicóptero, el submarino, el ala delta, máquinas para volar, varios autómatas, la escafandra, los rodamientos a bolas, la bicicleta y otros ingenios, pero eso ya es otra historia.
           
Publicado por Antonio F. Rodríguez.

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