Páginas

Bibliotecas digitales

sábado, 10 de octubre de 2015

La belleza de las Humanidades - Pedro Argüello

«El hombre de Vitruvio» de Leonardo da Vinci (1490)

Nos hemos enterado hace poco de que se ha reducido la presencia de la Filosofía en la enseñanza obligatoria. Hasta ahora había tres asignaturas, «Filosofía», «Valores éticos» e «Historia de la Filosofía». A partir del próximo curso sólo la primera será obligatoria en Primero de Bachillerato, el resto dependerá de cada Comunidad autónoma. Es decir que se podrá llegar a la universidad sin conocer a Kant, ni las bases de la Ilustración ni, por supuesto ni a Platón ni a Aristóteles

Las reacciones no se han hecho esperar y entre ellas destaca esta carta al Director de El País publicada el pasado 18 de septiembre:


La belleza de las Humanidades

Septiembre siempre ha sido sinónimo de vuelta a la rutina, a la monotonía de las clases o bien al estrés del trabajo. Así, comienza un nuevo curso, en mi caso un año especial por ser el último del colegio. Y es en este año donde, por primera vez, se estudia Historia de la Filosofía, y se lee a Platón, Aristóteles, Nietzsche, etcétera. Se encuentran en ellos las respuestas a las preguntas que todo hombre se ha formulado más de una vez: por qué realizar el bien, qué es la belleza, de dónde procedemos, etcétera. Es algo gratificante, e incluso necesario para el correcto desarrollo del hombre, el enfrentarse a estas cuestiones. 

Y sin embargo, a partir del próximo año, la filosofía desaparece de 2º de bachillerato, y se entierra en el oscuro baúl donde fueron desterradas sus hermanas música, pintura, literatura, historia, retórica, etcétera. La familia humanidades que despierta en el hombre los sueños, la virtud, la búsqueda de belleza, vencida por la alienación que ofrecen las ciencias técnicas cuando son despojadas de ella. Siempre me dijeron que éste sería el siglo de las máquinas. Tristemente, así será: no porque el hombre las construya, sino porque se habrá convertido en una de ellas.
 Pedro Argüello


Publicado por Antonio F. Rodríguez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario