Título: Cofrecillo de joyas
Autor: Johann Peter Hebel
Páginas: 343
Editorial: ALBA
Precio: 18,50 euros
Año de edición: 1998
Esta pequeña y modesta joya, como indica su propio nombre, es una recopilación de los textos de un calendario del siglo XIX, que incluye relatos, apólogos, anécdotas históricas, chistes, alguna leyenda que otra, artículos... hasta un total de 128 piezas. Un verdadero batiburrillo que resulta ameno precisamente por su variedad. Muy popular en su época, contaba entre sus admiradores a Goethe y Tolstoi.
El viejo calendario luterano de la zona, el oeste de la Renania, no se vendía apenas y el autor de esta obra, Hebel, por ser poeta y muy religioso, formó parte de la comisión que quedó encargada de sacar el calendario del atolladero. Después de muchas discusiones, le nombraron editor de la publicación y se vió obligado a publicar sus historias de calendario durante algún tiempo. Se trataba de redactar historias amenas, divertidas y textos instructivos. Había varios autores, pero Hebel, que producía unas 30 historias al año, fué el que más contribuyó al éxito de la revista y consiguió que sus historias fuesen enormemente populares.
Tanto gustaban que decidió recopilarlas en un libro, que se publico en 1811 y que conoció una edición tras otra. Fué un auténtico súperventas de la época y la verdad es que es muy entretenido y tiene varios cuentos buenísimos. Ha envejecido bien y es un auténtico placer leerlo, a ratos sueltos y saltando de un capítulo a otro, o de manera ordenada, da igual, en cualquier caso resulta un libro original, bien escrito, curioso y ameno.
Johan Peter Hebel (Basilea, 1760-1823) fué un poeta alemán, pedagogo y teológo evangelista. Era hijo de un tejedor y una doncella que servían en la misma casa. Al morir su padre de tifus cuando él tenía un año, los señores se encargaron de su educación, le enviaron a la universidad y le pagaron todos los gastos. Cuando volvió, se quedó a vivir con su madre viuda en su aldea natal durante treinta años, como un buen hijo, hasta que también murió.
Entonces, como se aburría, se hizo profesor y diácono. Tenía un espectro de intereses bastante amplio, le interesaban la Botánica, la Historia Natural y casi todas las disciplinas. Fué un poeta notable y está considerado como el mejor en dialecto alemánico.
Johann Peter Hebel
Publicado por Antonio F. Rodríguez.
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