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viernes, 10 de octubre de 2025

Túpac Amaru - Ramón J. Sender

Título: Túpcar Amaru
Autor: Ramón J. Sender
 
Páginas: 180
 
Editorial: Navona

Precio: 13,37 euros
 
Año de edición: 2014

Entre la inmensa producción de Ramón J. Sender ha quedado casi olvidado este estupendo libro a medio camino entre el ensayo biográfico y la novela. Nos cuenta la historia del caudillo peruano Túpac Amaru II. Harto de los abusos que sufrían los indios, se sublevó en 1780, con gran pavor de las autoridades españolas y enorme derramamiento de sangre. Su figura épica ha alcanzado la categoría de leyenda. 

Sender publicó su Túpac Amaru en 1971. Los tupamaros uruguayos asombraban por esas fechas al mundo con sus atentados en Montevideo. La guerrilla urbana moderna no olvidaba al viejo inca. Túpac Amaru se había convertido en un mito obligado para cualquier rebelde contra el poder establecido. El indigenismo, por su parte, idolatra al aborigen que planta cara a los blancos dominadores siguiendo el ejemplo de sus ancestros, muertos, pero nunca olvidados. Hay que advertir que hubo varios Túpac Amaru. El primero se sublevó en el siglo XVI y acabó en el cadalso. De las aventuras y desventuras del segundo trata este libro. 

Sender era un gran conocedor de la historia de Hispanoamérica. Cronistas e historiadores le ayudan a perfilar su personaje. La historia es el territorio de lo desconocido y siempre permite un grado relativo de fabulación. El Túpac Amaru de Sender es novela sin dejar de ser historia. El escritor aragonés quiere absolver a los gobernantes de Madrid, quienes al parecer siempre legislaban a favor del indio, imbuidos de humanismo cristiano. Pero sus benevolentes intenciones se frustraban en la lejana América. En el nuevo mundo una burocracia implacable extraía hasta la última gota de sudor de los indígenas haciendo caso omiso de las decisiones regias. Dominaba el clásico «obedézcase, pero no se cumpla».

Responsabilidades aparte, los desdichados habitantes del altiplano andino se consumían en las infernales minas de plata del Potosí o eran injustamente despojados de sus tierras. Contra tanta opresión estallaban periódicamente rebeliones. La resignación dejaba paso al furor contra los dominadores. Se rompía el sueño de siglos que mantenía a los indios silenciosos y sometidos. El despertar equivalía a un rumor de guerra que se propagaba por las cumbres desnudas de los Andes. Los humillados y ofendidos tendrían su redención. 

José Gabriel CondorcanquiNoguera, conocido como Túpac Amaru II, cacique de Surimana, Pampamarca y Tungasuca, descendía del más noble linaje incaico. Fue descrito de manera admirable por un cronista de la época: 

«Era Túpac Amaru hombre de mediana estatura; esto es, más pequeño que alto, reforzado, y algo carnudo, aunque con proporción muy regular, muy blanco para indio, pero poco para español: tenía majestad en el semblante, y su severidad natural pocas veces se permitía el descanso de la risa. Parecía que aquella alma se hallaba de continuo retirada en su propio seno (si puedo hablar de esta suerte) y siempre ocupada en grandes asuntos». 

Este hombre sombrío y reconcentrado, culto (además del castellano y quechua dominaba el latín), vestido con exquisita elegancia, montado en un magnífico caballo, de pocas pero certeras palabras, intentó al principio abrirse paso con paciencia benedictina por la intrincada selva burocrática del virreinato. Pero sus demandas de justicia cayeron en saco roto. Sender destaca que Túpac Amaru era hombre de moral íntegra, algo habitual entre los líderes de pueblos oprimidos. Rectilíneo, se hacía el siguiente razonamiento, bien sencillo y ajustado: el rey don Carlos III quiere que se trate bien a los indios; yo quiero lo mismo, como fiel súbdito de su majestad; entonces, ¿cómo se me puede acusar a mí de rebelde?  A Túpac Amaru se le escapaban las sutiles maniobras del cinismo político. Fue la indignación moral lo que acabó llevándolo a la revolución. 

Túpac Amaru es un libro claro, ameno y sencillo. Sender conocía al dedillo su oficio de escritor. Con una frase breve y certera era capaz de sugerir un universo de sentimientos. Por ejemplo: «Los años pasaban, no rápidamente, porque el dolor parece entumecer las horas y retardar el calendario». Este estilo desenvuelto y flexible se adapta maravillosamente al asunto. El resultado es excelente en su limpia sobriedad. Narrada por un escritor de raza como Sender, la epopeya de Túpac Amaru emociona al lector. El perdedor acabó por ganar la posteridad. Ironías de la historia. 

Ramón J. Sender

Ramón J. Sender (1901-1982) fue un escritor español nacido en Chalamera, provincia de Huesca. Su familia era de clase media. Ramón nunca congenió con su padre, demasiado autoritario. Fue un estudiante revoltoso. Trabajó como mancebo de botica. En 1918 se fue a Madrid. Los primeros años en la capital fueron muy duros: dormía en un banco del Retiro y acudía diariamente al Ateneo a leer y escribir. Se fue aproximando a grupos anarquistas. Con veintiún años lo mandaron a la guerra del Rif. Cuando volvió de la guerra comenzó a trabajar en El Sol, además de visitar la Cárcel Modelo de Madrid por sus ideas revolucionarias. Cuando en 1930 publica su gran novela Imán, ya era un periodista cotizado.

Durante la Segunda República la producción literaria de Sender fue brillante y se consolidó su compromiso político con la izquierda. La guerra civil destrozó su vida. Su hermano Manuel Sender y su mujer Amparo Barayón fueron asesinados por los rebeldes. Luchó en el frente con valor, pese a las intrigas de los comunistas, que no se fiaban de él (Enrique Líster lo consideraba un cobarde y un farsante; era mentira, una treta para desprestigiarle). 

Finalmente, Sender se exilió en Francia, México y los EE. UU. Acabó siendo profesor en varias universidades norteamericanas. Los años lo fueron volviendo más conservador. Ya viejo, regresó varias veces a España, tuvo un incidente mítico con Camilo José Cela, le dieron el Premio Planeta en 1969 y falleció en SanDiego con 80 años. Su obra es enorme e irregular, en ella destacan un puñado de extraordinarias novelas, que le acreditan como uno de los grandes escritores españoles de su siglo. 

Publicado por Alberto.

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