Título: Música de cámara Autora: Doris Grümbach
Páginas: 256
Año de edición: 1986
«He decidido escribir este relato porque, pese a lo larga que ha sido mi vida, aún no he tenido oportunidad de decir lo que quiero escribir aquí [...] Cuando yo era joven, e incluso en mi madurez, una pantalla de silencio rodeaba todo cuanto sucedía realmente en nuestras vidas».
Así empieza esta cautivadora novela, como una larga confesión de una mujer de 90 años, Carolina Newby, estricta y puritana, chapada a la antigua, con la que responde a la demanda de la fundación MacLaren, que le pide un relato de la biografía de su marido ya fallecido, el famoso compositor Robert MacLaren, y de su vida en común. Él era un genio de la música, un compositor brillante, quizás el mejor nacido en Estados Unidos, que arrastraba detrás de sí a miles de seguidores incondicionales. Pero la vida íntima del gran músico, que solo vivía para sus composiciones y armonías, distaba mucho de se espléndida imagen pública. Era un hombre dominado por una madre obsesiva, con una afición excesiva a la amistad de jóvenes promesas.
Poco a poco, se van desvelando los secretos ocultos en los armarios del matrimonio protagonista, con varias sorpresas y giros de la historia, hasta llegar a las preguntas que se plantea Carolina al final del libro: «Hay personas cuya vitalidad reside en el cumplimiento de su deber [...] ¿Qué sabemos de aquellos cuyo placer en la vida está en el servicio?». Porque ella se casa muy joven y dedica los mejores años de su vida a cuidar de su genial y distante marido. Solo al final, ya viuda, encuentra una dulce felicidad, de manera inesperada. El libro se divide en tres partes: en la primera, se presentan los personajes, la pareja protagonista se conoce, se casan y comienzan a vivir juntos, pasan unos años en Europa, regresan a Estados Unidos y transcurren los años y las peripecias; en la segunda, se instalan en una granja en el campo y comienzan una nueva vida, hasta que finalmente, Robert enferma y muere, y en la última, se describen los últimos años de Carolina, su nueva vida como viuda del gran hombre.
Ese es el planteamiento del libro y la verdad es que su ejecución es magistral. La trama se va desplegando de manera convincente y con mucha naturalidad; los personajes principales están bien delineados, podemos ver su personalidad y los principales rasgos de su psicología. Las descripciones de la madre de Robert, de Frankfurt y las ideas que se esbozan sobre Europa, son formidables. El famoso músico queda retratado con cuatro trazos: apuesto, pelirrojo, genial y poco afectuoso. El estilo es ameno, resulta ágil y elegante, tiene belleza y ritmo, es preciso y penetrante y engancha, tiene factura de best seller. Finalmente, se trata de una novela muy cinematográfica y me extraña que no se haya rodado una versión para la gran pantalla.
La acción transcurre a finales del siglo XIX y en los primeros años del siglo XX, por lo que la obra ofrece además detalles de la vida cotidiana en aquellos años, de la mentalidad de la época, detalles del mundo de los músicos de entonces y algunas referencias a los grandes acontecimientos históricos y su impacto en la vida de la gente de a pie. Vamos con la habitual recopilación de citas que puede ayudar a describir el libro: «Sentía que no había modo de cautivar a un hombre tan cautivador como él», «Me recuerdas a una garza hambrienta», «Yo creía que la esencia del amor era la unión intelectual, que luego llevaba a la física. Ahora se piensa que es al revés, pero yo no estoy de acuerdo», «En aquellos años se consideraba imprescindible para un músico americano formarse en Europa», «Dicen que la mujer que no ha despertado a los placeres del cuerpo no tiene ninguna necesidad. Pero no es así», «No se admiten perros ni judíos», «Deploraba haber malgastado mi vida al servicio de Robert», «Entre cantante y acompañante, se crea un vínculo tácito», «Se nos concede un gran amor si tenemos suerte... ¿y después?», «Escribiendo, me he liberado».
Como advierte la autora, los tres personajes principales están vagamente basados en personas que han existido, pero casi todos los detalles de sus vidas son conjeturas e invenciones. Parece que se ha basado en la vida de Edward MacDowell (Nueva York, 1860-1908) y que la Comunidad MacLaren es en realidad la Colonia MacDowell.
En fin, una novela muy madura, escrita por su autora a los 61 años, solvente, de fácil lectura, llena de sorpresas y detalles interesantes. Una obra excelente, de calidad, como las de antes, valiente y que plantea temas que su época no solían tratarse. Una excelente lectura.
La traducción del original en inglés es obra de Pilar Giralt Gorina, traductora de inglés, francés y alemán con más de 40 títulos traducidos a las espaldas. El libro se encuentra con facilidad en librerías de lance y en Iberlibro.
Doris Grümbach (Nueva York, 1918-2022) fue una escritora, biógrafa y crítica estadounidense. Nació en Manhattan, en una familia judía y fue una niña muy adelantada en el colegio, que se saltó varios años e ingreso en una escuela secundaria a los once años. No estaba preparada socialmente para ello, se estancó y desarrolló una tartamudez grave. Se tomó un año sabático y a la vuelta era una alumna a la que solo le interesaban el teatro y la escritura creativa.
Estudió Filosofía en el Washington Square College de la Universidad de Nueva York y completó un máster en literatura medieval en la Universidad Cornell. Allí conoció al que sería su esposo, que hacía un doctorado en Neurofisiología. Después de 30 años de matrimonio y de tener cuatro hijos, Doris se divorció de su esposo e inició una relación con una mujer, Sybil Pike, que duraría ya el resto de su vida. Pike murió a los 91 años y Grümbach a los 104.
Fue redactora de subtítulos, correctora de estilo y profesora de inglés antes de iniciar su carrera literaria a los 44 años. Publicó 7 novelas, 6 libros de memorias, 1 biografía y 1 libro infantil. Esta novela, Música de cámara (1979), publicada a los 61 años, supuso su consagración como novelista. Fue una pionera en tratar temas LGTBI.
Publicado por Antonio F. Rodríguez.
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