Título: Weegee. Autopsia del espectáculo Autor: Weegee
Páginas: 206
Los aficionados a la fotografía en Madrid estamos de suerte, tenemos una cita de alto nivel que no debemos dejar pasar de largo.
Arthur H. Fellig fue un famoso fotógrafo norteamericano de origen ucraniano que utilizó el seudónimo de Weegee (ouija), con el que alcanzó gran fama y renombre internacional. Fotógrafo autodidacta desde la adolescencia, su trabajo se orientó desde sus comienzos hacia el mundo del hampa y de los ambientes marginales de Nueva York durante la década de los años 30, pronto comenzó a retratar la parte más oscura y sórdida de la ciudad, y en seguida destacó por ser el más rápido en llegar al lugar de los hechos. Esa fue la razón de su éxito, junto con la obtención de imágenes cercanas y crudas de sucesos. Se movía bien en los ambientes nocturnos y fue conocido y respetado por buena parte de policías, taxistas, conductores de ambulancias, bomberos y personas que frecuentaban garitos y locales poco recomendables.
Era un fotoperiodista avanzado en una época de periódicos sensacionalistas, deseosos de llevar imágenes impactantes a sus lectores. Weegee las conseguía, recorría las calles de Nueva York en un coche cuya radio tenía licencia para conectarse con la frecuencia de la policía, así conseguía acudir el primero al lugar donde había ocurrido un asesinato, una acción de la mafia, accidentes, incendios, cualquier suceso impactante que reclamaba la prensa sensacionalista. En el maletero había instalado una pequeña cámara oscura que hacía las veces de pequeño laboratorio fotográfico de emergencia para un procesado rápido del material. Así conseguía ser el primero en tener listo su trabajo y ofrecerlo a los periódicos; sus fotografías fueron publicadas en diarios de renombre como el Herald Tribune, Daily News, The Sun o The Washington Post.
Posteriormente, se instaló en Hollywood en 1948 y comenzó a realizar otro tipo de trabajos fotográficos, las fotos de esta etapa tienen como protagonistas a estrellas del cine y teatro, personajes famosos de la alta sociedad californiana, pero realizadas con un tono irónico, a veces sarcástico. Tras el trabajo en el laboratorio, él las calificaba como fotocaricaturas, entran en el terreno de la sátira y de la crítica social de la falsa cultura de personajes pendientes de aparentar. Como puede suponerse, su éxito comenzó a declinar en esa etapa.
Aparte de instantáneas del ambiente callejero de la gran ciudad la exposición reúne dos tipos de fotografías diametralmente opuestas, que fueron alabado y admirado el primero y criticado el segundo, tanto por la gente famosa como por otros fotógrafos. El desarrollo de esas dos etapas tan distintas puede ser reflejo de su evolución personal y de la evolución de la sociedad americana. Una característica de sus fotografías es que en ellas está presente el espectáculo: en la primera etapa convierte la noticia en espectáculo por la demanda del público lector, en sus fotos incluye a menudo a espectadores o a otros fotógrafos; en la segunda adopta una pose de ironía y burla sobre los efímeros personajes famosos del mundo del espectáculo.
Muchos ya lo habréis recordado: sobre su vida se realizó una película muy interesante llamada The Public Eye (1992), dirigida por Howard Franklin con Joe Pesci como protagonista; en ella se relata su forma de trabajar en Nueva York y se utilizan varias imágenes originales suyas.
La exposición se puede visitar en la sala de la Fundación MAPFRE del paseo de Recoletos de Madrid hasta enero de 2025.
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