Título: Bichos Autor: Miguel Torga
Páginas: 144
Editorial: Alfabeto
Precio: 16 euros
Año de edición: 2023
Un perro de caza con dignidad y valiente, que da la cara cuando hace falta; un gato aburguesado, demasiado acostumbrado a los almohadones y a la vida muelle; un mulo resistente y leal, traicionado por su amo; un sapo prudente, que le hace compañía al tío Arruda; un gallo elegante y altanero, llamado Tenorio; un nido de jilgueros, descubierto por un niño; la metamorfosis de una chicharra; un pardal que es un donjuán; un cuco aficionado a tomarle el pelo a las jovencitas; un toro que sale a la arena; el cuervo que no quiso entrar en el Arca de Noé, y un puñado de personajes humanos: una chica que quiere ocultar su embarazo, un pastor al que no le gustaba hablar y un naturalista que solo sabe coleccionar insectos.
Eso son los protagonistas y los temas de estos 14 relatos rurales, duros y negros, con algunas chispas de ternura salpicadas aquí y allá, atravesados de compasión y contados con empatía, pero con finales tristes y desgraciados en la mayoría de los casos. 14 historias empapadas de la naturaleza que nos rodea y que, a pesar de estar protagonizadas casi todas por animales, nos hablan de la condición humana y de nuestro sitio en el mundo. Como nos dice el autor en una de estas páginas: «Sabemos poco de nuestros semejantes. Cada uno de nosotros es un enigma que la mayoría de las veces se queda sin descifrar».
Un libro fácil de leer, publicado originalmente en 1940, que nos acerca a la realidad más profunda de la región histórica de Trás-Os-Montes, al Noroeste de Portugal, una de las zonas más despobladas, agrestes y atrasadas del país. Una buena muestra de la obra de Miguel Torga, esa especie de Delibes portugués, un escritor con aroma a clásico, muy poco leído en España, que vale la pena conocer y disfrutar.
Con un lenguaje sencillo y un estilo plano y directo, sin apenas complicaciones, trata temas de mucho calado, desde un punto de vista existencialista. Para él, el ser humano es un animal desconcertado y contradictorio, un nudo de paradojas que no se entiende a sí mismo y vive casi a su pesar. Una postura y una sensación que atraviesa toda su obra y le hace decir cosas como estas: «Nadie es feliz solo, ni siquiera en la eternidad», «El árbol no explica sus frutos, aunque le gusta que se los coman». La mayoría de sus textos tienen dos niveles de lectura. El primero, más superficial, es sencillo y claro, de andar por casa; el segundo es profundo y complejo, lleno de recovecos y sugerencias.
En fin, un librito corto, de algo más de 100 páginas, que se lee con facilidad y puede servir de introducción para empezar a conocer a Torga antes de adentrarse en otras obras de más envergadura, como La creación del mundo, unas memorias de casi 600 páginas. Una lectura fácil y muy recomendable. En este enlace, se pueden leer el prólogo y el primer relato.
La traducción al español, correcta y equilibrada, es obra de Meritxell Almarza, licenciada en Traducción e Interpretación por la Universidad Pompeu Fabra, que se mueve sin problemas entre el portugués, el inglés, el español y el catalán. Hay una edición en la editorial Alfaguara, publicada en 1998 y traducida por Eloísa Álvarez, que se puede encontrar en bibliotecas, librerías de segunda mano y en Iberlibro.
Miguel Torga (Saõ Martinho de Anta, 1907-1995), seudónimo de Adolfo Correia da Rocha, nació en una pequeña aldea de Trás-Os-Montes, una de las regiones más pobres y despobladas de Portugal, que linda con Galicia y León.
Ingresó de niño en un seminario, única opción de tener estudios en una
familia campesina y pobre, y a la vez trabajó en el servicio de una
casa. Luego un pariente lejano le acogió en Brasil, le pagó los estudios y le envió a Coimbra a estudiar Medicina. Acabada la carrera, ejerció de otorrinolaringólogo y veterinario.
Publicado por Antonio F. Rodríguez.
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