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lunes, 16 de septiembre de 2024

La creación del mundo - Miguel Torga

Título: La creación del mundo                                                                                               Autor: Miguel Torga

Páginas: 592

Editorial: Alfaguara

Precio: 18,50 euros 

Año de edición: 2006

Estamos ante una obra literaria grande de verdad, un libro que ha sido para mí un descubrimiento, original, profundo, con mucho ritmo y espléndidamente bien escrito. Se trata de las memorias, precisas y amenas, de Miguel Torga, un médico portugués, de vocación hispánica, que se sentía peninsular, comprometido socialmente, algo pesimista y escéptico, existencialista, lector empedernido y ávido desde niño, sensible y algo depresivo, casi siempre negativo y un poco abrumado por los sinsabores de la vida, pero siempre inteligente, lúcido y compasivo.

Esta autobiografía cubre prácticamente toda su vida, desde su niñez hasta sus últimos años, ya que publicó la última versión a los 76 años, y lo primero que llama la atención es la cantidad de información que contiene por página. El autor tiene una forma de narrar impresionista, rápida, que describe certeramente con unas cuantas pinceladas personajes, situaciones y hechos, y hace que nos cuente muchísimas cosas en las 569 páginas de texto neto que tiene el libro. Esa habilidad, junto a una prosa aparentemente ligera, de gran fuerza evocadora, el ritmo de las frases y la capacidad de descripción, hacen de este texto una verdadera delicia para los ojos, una gran gran obra.

El texto se abre con un breve prefacio en el que se presenta el autor y justifica el título y planteamiento del libro: «Todos llegamos a nuestro último día con la visión de un mundo creado a nuestra medida, original y único. Éste es el mío». El resto está dividido en seis días, por analogía a las seis jornadas en las que se creó el mundo, que originalmente vieron la luz entre 1937 y 1981 como seis libros independientes. Cada uno de ellos cubre una época de la vida de Torga: la niñez, los recuerdos del colegio, su paso por el pueblo y el ambiente del pueblo; el viaje a Brasil con trece años en busca de una vida mejor; su vuelta a Coimbra para empezar medicina en la universidad con 18 años, la carrera y sus primeros años como médico; un viaje por España, Francia e Italia en 1939, describe la guerra civil española y la opresiva dictadura; la vuelta a Portugal, la dictadura militar, su evolución como escritor y su especialización como otorrinolaringólogo, su paso por la cárcel, precisamente por publicar El cuarto día, y finalmente los últimos años, con su consulta en Coimbra, la publicación de sus libros, la muerte de sus padres, una serie de reflexiones en las que realiza cierto balance de su vida y, al final, su visión de la Revolución de los Claveles. Toda una vida relatada con de manera muy atractiva, con el telón de fondo de la historia reciente de Portugal y España, paralela en muchos sentidos.

Una pequeña antología de citas puede ayudar a dar una visión previa más completa de esta obra, que me ha gustado mucho: «¡Qué desgracia de país! Los mejores alumnos se quedan atados al terruño o son acaparados por la Iglesia», «Las desgracias del Brasil son tres: la hormiga cabezona, el italiano y el portugués», «... el amor es un juego en el que siempre se pierde», «Guardaba el bisturí y cogía la pluma», «El cura, el médico, el maestro y el juez, señores que exigían lo mejor de cada cosecha en forma de regalos continuos», «Quería agradecerle esta mano que me llevo a la tumba. Me daba pena morirme sin ella, créame», «Barrancos ametrallados, viaductos abatidos, puentes destruidos, troncos despedazados, casas carbonizadas, el cadáver de Irún... el infierno», «La libertad nunca ha encendido hogueras para quemar el espíritu», «¡Qué encrucijada de contradicciones es el hombre!», «En el fondo, amaba y temía a la misma mujer en toda las mujeres», «¿Cómo explicarles que el egoísmo, la soberbia, la agresividad y todo lo que constaba en el acta de acusación eran simples versiones de la misma angustia inconfesada?», «Maldiciones de burro no llegan al cielo», «Un pintor quiso hacerme un retrato, un cuadro flagrantemente más parecido a mí que yo mismo», «Íntimamente seguiría siendo el mismo hombre de siempre, mortificado, agónico, atormentado por mil dudas y contradicciones...», «Únicamente el arte, aunque fuera precario, valía realmente la pena», «Día a día iba caminando hacia un lúcido y animoso desencanto, totalmente opuesto a la ceguera inconsecuente y terca de antaño», «Seguía cogiendo las rosas de la vida, pero a sabiendas de que no las había sin espinas y de que se marchitaban a la mañana siguiente», «Mi íntima convicción de que nada valía la pena, aunque tuviese que hacerlo todo como si realmente la valiera», «Con el paso del tiempo, mi consultorio se había transformado en un centro de reunión y conspiración, y los agentes de la PIDE lo vigilaban atentamente desde la plazoleta vecina», «De generación en generación, la moral iba cambiando», «La libertad le fue otorgada al pueblo tan arbitrariamente como le había sido antes usurpada», «Finalmente, daba gusto ser ciudadano portugués», «Vendrían otros días llenos de sol, de flores y de frutos, pero ya no serían míos».

En fin, un gran libro, que en realidad son seis recogidos en un solo volumen, maduro y profundo, sensible e inteligente, cargado de experiencia y de una gran calidad literaria. Un texto brillante, imprescindible para todo buen lector que se precie.

Es una pena que sea una obra difícil de encontrar. De vez en cuando, aparece un ejemplar en Iberlibro a precio razonable y hay bastantes volúmenes distribuidos en las Bibliotecas de la Comunidad de Madrid. Parece mentira que un libro tan notable de hace tan solo 18 años no se encuentre en las librerías de nuevo, pero es lo habitual.

La traducción del portugués, magnífica y fluida, es de la salmantina Eloísa Álvarez, profesora en la Universidad de Coimbra, traductora de toda la obra de Torga e hispano-lusa hasta la médula.

Miguel Torga

Miguel Torga (Saõ Martinho de Anta, 1907-1995), seudónimo de Adolfo Correia da Rocha, nació en una pequeña aldea de Trás-Os-Montes, una de las regiones más pobres y despobladas de Portugal, que linda con Galicia y León. Ingresó de niño en un seminario, única opción de tener estudios en una familia campesina y pobre, y a la vez trabajó en el servicio de una casa. Luego un pariente lejano le acogió en Brasil, le pagó los estudios y le envió a Coimbra a estudiar Medicina. Acabada la carrera, ejerció de otorrinolaringólogo y veterinario.

Escribió poesía, novela, relatos y artículos. En 1939 viajó por la España devastada por la Guerra Civil y escribió «El cuarto día de la creación del mundo», cuyo tono crítico hizo que la dictadura de Salazar censurase el libro y le encarcelase durante unos meses. También estos «Cuentos de la montaña» fueron censurados. Al final de su vida ganó varios premios internacionales y, finalmente el  Premio Camões, el más importante para escritores en portugués. Curiosamente, era tartamudo, él que ha sido uno de los portugueses que mejor se ha sabido expresar por escrito.
 
Miguel Torga

Publicado por Antonio F. Rodríguez.

2 comentarios:

  1. Magnífica reseña Antonio. Miguel Torga es de esos escritores tan secretos que parece que no los ha leído nadie excepto cuatro incondicionales. Y me cuento entre esa inmensa mayoría de no lectores de Torga, pese a que llevo años diciéndome: tienes que leer algo de él, dicen que es muy bueno, no te lo pierdas, no seas tonto, que la la vida es breve y muchos los buenos escritores. Luego, nada. Un error por mi parte. Así que gracias por recordarnos al maestro luso. Habrá que empezar por los cuentos de la montaña, que tengo por casa, para luego hincarle el diente a La creación del mundo y a sus diarios, que al parecer son excelentes.

    Un saludo.

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  2. Gracias por el comentario, Alberto. Torga es un grande, un escritor como la copa de un pino. Estupendo.
    Salud y libros.

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