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martes, 2 de julio de 2024

Literatura infantil - Alejandro Zambra

Título: Literatura infantil                                                                                                         Autor: Alejandro Zambra

Páginas: 232 pág.

Editorial: Anagrama

Precio: 18,90 euros 

Año de edición: 2023

Nos encanta Alejandro Zambra. Es otro escritor por el que sentimos una especial debilidad. Porque es original, por su sentido del humor, porque es tierno y a la vez inteligente e imprevisible. Todo eso y mucho más se ve en esta novela, híbrida donde las haya, que también podría ser un libro de relatos, un ensayo o una recopilación de artículos, pero qué más da, el caso es que es una obra deliciosa sobre los niños o sobre lo que significa tener hijos y las relaciones paterno-filiales. Por eso se titula Literatura infantil, no porque sea un libro para niños, sino porque es una obra sobre la infancia, siempre desde el punto de vista de un padre.

Para acabar de definir el planteamiento de estas páginas, hay que decir que son intensamente autobiográficas. Todos los detalles circunstanciales que se mencionan coinciden con los de la vida de Zambra. Así que, en buena medida, es también un libro de confesiones y casi, las memorias de un padre. La organización de la obra también es híbrida. Está dividida en dos partes, una compuesta por ocho textos, en forma de ocho ensayos o artículos sobre la paternidad, y una segunda de seis relatos sobre el mismo tema.

El contenido es divertido, inteligente y cómico, si es que las tres cosas no son en el fondo lo mismo. Este libro tiene algo de inocente, de mágico y dulce, y en mi opinión, no cae en la cursilería en ningún momento. Tiene poesía, delicadeza y sensibilidad, mas sabe evitar los excesos almibarados y se mueve en el territorio de los afectos con una libertad que muchos autores occidentales no tienen, quizás por miedo a resultar cursis o ridículos. Sin la sombra de ese tabú, el autor se lanza a reflexionar y contar experiencias sobre qué es eso de ser padre, sobre los niños y su mundo, y sobre un tema que le interesa especialmente, frecuente en sus obras y evidentemente basado en sus vivencias: la figura del buen padrastro, del padre postizo que establece un vínculo tan fuerte con su hijastro que escucha las que para él son las palabras más bellas: «Tú eres verdaderamente mi padre».

El libro está lleno de otras frases afortunadas y lúcidas, de ideas originales y esclarecedoras. Sin ánimo de ser exhaustivo, se pueden citar algunas: «El nacimiento de un hijo anticipa un futuro del que no seremos totalmente parte», (Una niña, muy enfadada, a su muñeco) «¡Peluche! ¡Eso eres, un peluche! ¡Te crees de verdad, pero eres un peluche, sólo eso!», «La literatura ha cedido a la autoayuda casi todo el espacio reflexivo que la paternidad requiere», «Siempre esperándolos, sin pedirles nunca que regresen» (Massimo Recalcati), «Los apellidos son prosa, los nombres son poesía».

Tres de los relatos de la segunda parte me parecen especialmente buenos: el de los dos niños que son amigos íntimos y se divierten diciéndose y escribiéndose palabrotas, cuánto más ofensivas, mejor; la historia del  locutor que transformaba un partido de fútbol anodino en un relato épico brillante, y la del padre del autor, que le estuvo tomando el pelo durante años a propósito de un libro que le dejó a su hijo para que lo leyera. El texto tiene algunos chilenismos, muy pocos, como garabato por palabrota, cogoteros por atracadores, quiltra por chucho, remezón por seísmo de poca intensidad o charquicán, que es un plato típico chileno de carne seca asada. Son americanismos cuyo significado acaba por adivinarse gracias al contexto, y que, más que entorpecer la lectura, la hacen divertida y le dan sabor.

En fin, que me parece que tiene mérito ser original y penetrante, tratando un tema tan trillado como el que revisa esta interesante obra. Una novela que nos obliga a aceptar que, efectivamente, novela es todo texto que el autor nos presente como novela. Luego, al leerla, nos parecerá buena o mala, y ésta la verdad es que me parece excelente. Una obra deliciosa y tierna, lúcida, original y llena de humor, que hace reír y sonreír al lector continuamente. Y real, tan real como la vida misma. Una lectura muy recomendable.

Alejandro Zambra (Santiago de Chile, 1975) es un escritor chileno. Creció en Valparaíso y Villa Alemana, estudió Literatura Hispánica en la Universidad de Chile, hizo un postgrado en Filología Hispánica en el CSIC, en Madrid, y se doctoró en la Universidad Católica de Chile

Ha sido profesor en la Facultad de Comunicación y Letras de la Universidad Diego Portales durante más de diez años. editó, junto al poeta Andrés Andwandter, la revista de poesía Humo y, con la poeta Andrea Insunza, la revista Dossier. Ha colaborado con críticas y columnas en un buen número de diarios.

En 2015, la Biblioteca Pública de Nueva York le concedió una beca para escribir sobre las bibliotecas públicas, titulado Cementerios personales. Allí conoció a Jazmina Barrera, una ensayista mexicana con la que acabaría casándose. La pareja vive en Ciudad de México.

Empezó su carrera como poeta con «Bahía inútil» (1998) y ha publicado otro poemario más, 6 novelas, 2 volúmenes de cuentos, 3 ensayos, 2 guiones y 1 libro de literatura infantil, con los que ha ganado multitud de premios.
 
Alejandro Zambra

Publicado por Antonio F. Rodríguez.

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