Editorial: Sexto Piso
Precio: 19 euros
Año de edición: 2017
Tres amigos se reúnen regularmente todos los jueves en un bar, el Pandora, para charlar y comentar novedades. Uno es director de cine y en sus palabras no parece quedar claro cuál es la línea que divide lo real de lo imaginario; otro es escritor, muy creativo, y aspira a alcanzar la mayor libertad tanto en sus textos como en su vida; el tercero es el narrador y trabaja como funcionario en un ministerio y su preocupación es conocer realmente el interior de su mujer y sobre todo, de su hijo. Dos de ellos se conocen desde la infancia y el tercero es amigo desde la época universitaria. Les une una amistad fuerte, a prueba de cualquier contratiempo. El director de cine y el funcionario tienen pareja e hijos, pero el escritor tiene amigas, y a menudo las recuerda, tantas y tan bellas como los tipos de caligrafía que utiliza en sus escritos, porque sigue escribiendo a mano, por supuesto.
En sus encuentros, hablan de sucesos cotidianos, de recuerdos, de la actualidad y de sus hijos. Para ellos, los nombres de las cosas son una forma de propiedad, defienden que, si le pones nombre a algo, te estás apropiando de ello. Los nombres no importan, importan las cosas, las cosas que se ocultan tras los nombres; hay un hueco entre los nombres y las cosas; el nombre que parece una realidad sólida se puede volver cambiante según se diga.
Sus diálogos están llenos de dilemas, de incertidumbres, de dudas que se plantean y de contradicciones diversas; a veces dialogan, a veces filosofan, otras discuten, desbarran y se toman el pelo con ironía y estilo, como cuando tras esperarle por su retraso, alguien le propone al cineasta darle nombre a sus deposiciones, nombres de libros (La montaña mágica, Esplendor en la hierba), porque a fin de cuentas son sus mejores obras.
Todo el texto está escrito con un lenguaje culto, como corresponde a los personajes, está lleno de un fino sentido del humor, de ironía y de asociaciones de ideas sorprendentes e ingeniosas. Tiene escasos giros del habla argentina y el autor emplea una forma curiosa de escribir: no termina las frases, a veces falta la última palabra, como si el interlocutor hubiera interrumpido a su amigo, otras las deja a medias para que el lector pueda terminarla a su gusto, participando del diálogo.
En resumen, una novela divertida, irónica, de lenguaje elaborado, sobre la vida, el amor, la familia, la amistad y la muerte, pero sobre todo, sobre las relaciones interpersonales, diferente de otras que hemos leído, llena de frases que rebosan ingenio como estos ejemplos: «La infancia es la mejor metáfora de la vida», «Hablablar es decir cosas aburridas sin parar», «El pasado nunca está quieto», «No es que se despiste tu hijo, está concentrado pensando en otra cosa», «El escritor predice su muerte: en Estocolmo al acabar la ceremonia el ganador del Nobel de la Paz me pega un tiro porque no le ha gustado mi discurso», «La esperanza me parece un sucedáneo de la confianza».
Mariano Peyrou nació en Buenos Aires en 1971 y reside en Madrid desde 1976. Es poeta, narrador, escritor, traductor y músico, vamos se diría un hombre del Renacimiento. Es licenciado en Sociología, especialista en Antropología Social por la Universidad Complutense de Madrid y Titulado Superior de Música, especialista en jazz por el Noord-NederlandsConservatorium de los Países Bajos.
Como músico, ha sido profesor de saxofón en
Groningen y en varias escuelas municipales de Madrid, y ha participado como
saxofonista, flautista y compositor en bandas sonoras y en grupos de improvisación
y de jazz . En su faceta literaria ha sido profesor de Escritura Creativa en la
Universidad de Comillas y en otros centros superiores. Ha escrito poesía,
ensayo y novelas. Sus textos poéticos se incluyen en varias antologías y
volúmenes colectivos, y participa habitualmente en festivales literarios de
España y Europa.
Publicado por John Smith.
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