Páginas

Bibliotecas digitales

martes, 26 de septiembre de 2023

Genio y ansiedad - Norman Lebrecht

 

Título: Genio y ansiedad                                                                                                       Autor: Norman Lebrecht

Páginas: 520
 
Editorial: Alianza

Precio: 31,95 euros
 
Año: 2022

Los judíos constituyen apenas el 0,2 % de la humanidad. Sin embargo, la relevancia de su contribución a la cultura occidental es abrumadora; han conseguido aproximadamente el 25 % de los premios nobel y, en algunos casos, como el del Premio Nobel de Medicina, el 29 %. Multitud de escritores, cineastas, compositores, filósofos, etc. son de familia judía y ahí tenemos a esos tres gigantes que cambiaron el mundo y configuraron el siglo XX: Marx, Freud y Einstein.

Norman Lebrecht, un y divulgador cultural británico y ¡Cómo no!— judío ha querido describir y analizar en este libro el fenómeno desde un punto de vista histórico. Para ello ha elegido un período clave, en el que efectivamente cambió el paradigma un concepto introducido por T. S. Khun, que por cierto, era judíodominante en muchas disciplinas, de 1847 a1947, desde la explosión del talento musical de Mendelssohn hasta la creación del estado de Israel. Según el autor, ese fue uno de los periodos más fértiles intelectualmente de la historia de la humanidad, unas tres docenas de personas cambiaron nuestra forma de ver y habitar el mundo, y la mitad de ellas era judía.

Ese es el tema de este apasionante y curioso libro, entre el ensayo y la divulgación histórica, que va desgranando los detalles y peripecias de la vida de una selección de figuras prominentes, junto a sus aportaciones a la cultura. Aquí aparecen Mendelssohn, Marx, Freud, Proust, Kafka, Sarah Bernhardt, Einstein, Schnitzler, Mahler, Wittgenstein, Brecht, Zweig, Bernstein... la lista es muy larga y, junto a las figuras más conocidas, hay otras, algo olvidadas, pero dignas también de mención, como Arnold Schönberg, creador de la música atonal, o Karl Landsteiner, que descubrió y nombró los grupos sanguíneos.

El grueso del libro se dedica a narrar la vida de ese amplio y variado elenco de intelectuales, con un tono periodístico que resulta muy ameno y que le permite enfatizar los aspectos que más le interesan. El texto es ameno, muy entretenido y está lleno de detalles interesantes y de argumentos que justifican que se llame genios a esas figuras, porque vieron los problemas con otra mirada, vieron los que otros no habían visto, hicieron las preguntas adecuadas y su influencia desde entonces ha sido enorme. Lebrecht no pierde el rigor en ningún momento y estás páginas están llenas de fechas, pruebas, datos concretos, referencias y notas, y están acompañadas al final de una extensa bibliografía y un índice analítico. En parte, se trata de un libro de divulgación, ya que se aprenden muchas cosas de historia, música y las más variadas disciplinas, al margen del tema central del libro.

El autor es realmente divertido y sabe cómo entretener a los lectores. Por ejemplo, introduce duchos populares, como el que dice que cinco judíos introdujeron las normas de la sociedad occidental:

  • Moisés dijo que la Ley lo es todo.
  • Jesucristo dijo que el Amor lo es todo.
  • Marx dijo que el Capital lo es todo.
  • Freud dijo que el Sexo lo es todo.
  • Einstein dijo que todo es relativo.
Recoge un resumen de la Teoría de la Relatividad en una frase hecho por Einstein («La materia le dice al espacio cómo tiene que curvarse»), y varios chistes y anécdotas de judíos. 
 
En el análisis del porqué de esta singularidad judía, un análisis algo escueto para mí gusto y en el que se podrían haber aducido más causas, el autor descarta que haya una diferencia genética ya se habría identificado, dados los avances en análisis del ADN— y se fija sobre todo en dos circunstancias. Primero, el ambiente hostil, de persecución y antisemitismo que han sufrido los judíos desde tiempos inmemoriales. Basta recordar «El mercader de Venecia» de Shakespeare o las expulsiones de los judíos de los países europeos, aparte de los pogromos, los guetos y el horror nazi. Casi siempre despreciados y perseguidos, los judíos se han visto obligados a agudizar el ingenio para sobrevivir. Mahler decía que «un judío es como un nadador con un brazo corto. Tiene que nadar con el doble de fuerza para alcanzar la orilla». Y en segundo lugar, menciona una tendencia a la actividad frenética en los judíos, una obsesión por el trabajo, probablemente como consecuencia de la ansiedad existencial que supone vivir bajo la amenaza de la expulsión, la persecución e incluso el exterminio.
 
En mi modesta opinión, seguramente los factores mencionados han contribuido a la singularidad hebrea, pero quizás haya otros que también hay que considerar. Por ejemplo, la errancia y el modo de vivirla, que ha hecho que los judíos conserven su cultura y su idioma, a la vez que se han adaptado a otras culturas y han aprendido otros idiomas, con lo que son desde hace tiempo cosmopolitas, multiculturales y conocedores de, al menos, dos lenguas, cuando no son políglotas. Creo que si una lengua conlleva una forma de ver el mundo, hablar varias proporciona una riqueza mental especial. También, el que desde hace mucho, todos los niños aprenden a leer sus textos sagrados, mientras que hace años las tasas de analfabetismo en otras culturas eran más que notables. Por añadidura, están acostumbrados a discutirla; los judíos son muy discutidores y aman la polémica. ítem más, su religión es la religión del libro por excelencia; tratan a la Torá como si fuera una persona, la protegen, le confeccionas fundas y abrigos y cuando tienen que sustituirla por otra, realizan una ceremonia que es un auténtico entierro. Puede ser que todos esos puntos hayan creado una cultura particular, que se transmite de padres a hijos de manera inadvertida, con una gran influencia. Por último, y aunque lo lleven con humildad, los judíos religiosos se consideran el pueblo elegido, en el sentido de que todavía esperan al Mesías, lo que quizás les haga verse como especiales, capaces de lo mejor y la importancia de la expectativa ya se ha visto en psicología que es importante.
 
En cualquier caso, es éste de la excepcionalidad judía un tema inagotable, que parece que nunca se llega a explicar del todo. Y este libro es una estupenda obra de divulgación, muy completa y amena, que trata el tema con una abrumadora riqueza de datos, contenidos, matices y detalles. Un ensayo imprescindible para reflexionar sobre la historia de la cultura mientras se paladea su lectura. Muy recomendable

Norman Lebrecht (Londres, 1948) es un escritor y periodista musical especializado en música clásica, de origen judío. Estudió en la Universidad Hebrea de Jerusalén y ha trabajado en medios de primera línea, como la emisora pública de radio israelí Kol Israel, The Sunday Times, The Daily Telegraph, el Evening Standard y la BBC

Especializado en el mundo de la música, sus innovadoras ideas han revolucionado las ideas sobre cómo gestionar las orquestas, los teatros de ópera y las casas de discos. Siempre resulta original, penetrante e inspirador. Es el creador y coordinador del blog sobre música Slipped Disc, que lanzó en 2007 y tiene ya dos millones de visitas al mes.

Ha publicado dos novelas, «The Song of Names» (2002) y «The Game of Opposites: A Novel» (2009), y doce ensayos sobre música, todos ellos brillantes, polémicos e innovadores, como «¿Por qué Mahler?», «Maestros, obras maestras y locura» y «¿Quién mató a la música clásica?».

Desde 1977 está casado con la escultora y escritora Elbie Spivack. Tienen tres hijos.

Norman Lebrecht

Publicado por Antonio F. Rodríguez. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario