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sábado, 22 de abril de 2023

El talento de Maria Anna, hermana de Mozart

 

La niña de nueve años que se ve en este cuadro, pintado en 1763 por Pietro Antonio Lorenzoni, tan elegante, tan seria y disfrazada de persona mayor, es Maria Anna, la hermana mayor de Mozart, una chica tan genial musicalmente que hay quien se pregunta: ¿Y si Mozart no fuese el músico con más talento de su familia?

Maria Anna Walburga Ignatia Mozart (Salzburgo, 1751-1829), Maria Anna Mozart para los amigos y Nannerl para los íntimos, era la hermana mayor de Mozart, al que le llevaba cuatro años y medio. Cuando tenía cinco años, su padre Leopold le empezó a enseñar a tocar instrumentos de teclado. A los doce, tocaba de manera admirable y su padre afirmaba en una carta que era uno de los intérpretes más habilidosos de Europa.

Su hermano pequeño la adoraba, imitaba todo lo que hacía y así se aficionó a la música. Pronto, los dos hermanos se revelaron como niños prodigio y su padre realizó con ellos una gira por las principales capitales europeas, Viena, París, Múnich y alguna más. El conde Karl von Zinzendorf, que les oyó tocar, escribió en su diario: «El pequeño de Salzburgo y su hermana tocaban el clavicémbalo. El pobrecito toca maravillosamente. Es un niño de espíritu, vivo, encantador. La interpretación de su hermana es magistral y él la aplaudió».

Nannerl no solo tocaba sin tener que envidiarle nada a su hermano, también componía, aunque desgraciadamente no se conservan ninguno de sus trabajos, o quizás sí. Es seguro que ella escribía las composiciones de su hermano menor cuando éste era demasiado pequeño para hacerlo, y hay quien sospecha que puede haber alguna pieza suya entre las primeras de su hermano. Por otro lado, parece que las piezas anónimas que usaba el niño Mozart para aprender a tocar el piano eran de su hermana. En aquel entonces, era inconcebible que una mujer pusiese su nombre como autora en una composición.

Se sabe que cuando él creó su primera sinfonía, ella la transcribió y la orquestó para él. Es difícil saber hasta qué punto colaboraron, pero es indudable que ella tenía un gran talento musical. Mantuvieron el contacto durante muchos años, ella le enviaba algunas canciones y composiciones, y él las alababa y la animaba a seguir componiendo. Mozart, por su parte, le enviaba sus trabajos para que los revisase y le hiciese sugerencias; admiraba a su hermana sin reservas. De pequeños habían estado muy unidos, se habían inventado un lenguaje secreto y un reino imaginario en el que él era el rey y ella, la reina. Las cartas entre ambos eran muy cariñosas y Mozart le dedicó varias de sus obras.

Sin embargo, en aquella época era impensable que una mujer tuviese una carrera musical y cuando Nannerl cumplió los dieciocho años, se convirtió en una joven casadera, dejó de tocar en público, ya no volvió a acompañar a su hermano en sus giras y se quedó en casa. Su hermano se rebeló contra los consejos de su padre, se casó con quien quiso y tomo sus propias decisiones, pero ella, no. Se enamoró de un apuesto capitán, pero su padre le obligó a olvidarse de él para casarse con un magistrado millonario y viudo por partida doble, con cinco hijos de sus anteriores matrimonios, que Maria Anna ayudó a criar. Tuvo además tres hijos propios, se trasladó a otra ciudad y su vida cambió completamente. Años más tarde, después de fallecer su marido, volvió a Salzburgo y estuvo trabajando como profesora de música.

Parece claro que la hermana de Mozart poseía un gran talento musical y aunque plantearse quién era el músico más talentoso en la familia Mozart parece un poco exagerado, es cierto que su talento se desaprovechó. No sabemos hasta dónde podría haber llegado si hubiese tenido el apoyo y las oportunidades que tuvo su hermano. Ahora se ha empezado a reivindicar su figura y hay una interesante película francesa sobre el tema, titulada Nannerl, la hermana de Mozart, y dirigida en 2010 por René Féret, que se puede ver en este enlace.

Maria Anna Mozart, Wolfang Amadeus Mozart y el padre, Leopold
 Johann Nepomuk della Croce (1780)
 
Publicado por Antonio F. Rodríguez.

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