Título: Marie-Claire Autora: Marguerite Audoux
Páginas: 181 pág.
Editorial: Funambulista
Precio: 17 euros
Año de edición: 2022
Esta novelita es en realidad un libro de memorias, que recoge los recuerdos de niñez de una pobre costurera, pobre y enferma de los ojos, que ya no puede coser más y se sienta a escribir sobre su vida. Tienen la emoción de lo auténtico, de lo real y están escritos con una sensibilidad y un gusto exquisitos, con inocencia y una elegancia admirable. Leyendo estas páginas, el lector se da cuenta de que las novelas de Dickens y los novelones que cuentan la triste y esforzada vida de los trabajadores más humildes y abandonados no son una ficción, sino que cuentan historias llenas de verdad.
La protagonista es una huérfana: su madre muere siendo ella muy pequeña y su padre la abandona. Entra en un orfanato, donde se describen con maestría los cariños, apegos y turbulencias emocionales que allí se dan, entre las pupilas y también con las monjas. Rencillas y pequeñas conspiraciones de convento por las que la autora pasa con elegancia y precisión. A continuación, la institución le busca una colocación en una granja como pastora de ovejas, una vida dura pero en la que encuentra paz y un buen trato de sus patrones. Se describe la vida rural y sus costumbres y el lector asiste al despertar a la vida de la joven, que crecerá, madurará y conocerá el amor. La novela finaliza con su marcha a París, un desenlace lleno de promesas y posibilidades.
Llama la atención que, sin tener una gran formación, la autora es una narradora amena y eficaz, que cuenta su biografía con habilidad y nos deja asomarnos a los rincones de su memoria. Utiliza para ellos frases cortas y sencillas, sin complicaciones, que dejan que se despliegue su historia con naturalidad y sin artificios. Las descripciones son escuetas y precisas, los diálogos, cortos y naturales.
Un texto publicado originalmente en 1910, sencilla y honesta, sin grandes pretensiones, pero que tiene en su autenticidad y en la pureza de su estilo sus mejores bazas. Su estilo directo y sincero resulta conmovedor y muy ameno. En el prólogo del descubridor de esta talentosa costurera, Octave Mirbeau, el crítico nos dice con acierto: «Lean Marie-Claire… Y, cuando lo hayan leído, sin querer herir los sentimientos de nadie, se preguntarán cuál de nuestros escritores —y hablo de los más afamados— sería capaz de escribir un libro así, con tal impecable mesura, y una pureza y grandeza tan radiantes».
Una primera obra que supuso la revelación insospechada de una escritora de talento y también su mejor novela, seguramente porque, como se ha dicho ya muchas veces, lo más importante a la hora de escribir es tener algo que contar y qué mejor tema que la infancia y desarrollo de una persona cuando se cuentan bien. Un libro vibrante, una lectura muy agradable.
La traducción del francés es de Max Lacruz, alma, corazón y vida de la editorial Funambulista e hijo del novelista Mario Lacruz.
Marguerite Audoux (Sancoins, 1863-1937) fue una novelista francesa. Huérfana a los tres años, fue criada por las hermanas de María Inmaculada. Trabajó como pastora de corderos y criada de granja. A los 18 años se trasladó a París para ser costurera. Fueron años muy duros, de mucho trabajo y penurias, hasta que con 32 años pudo abrir su propia casa de moda.
Un amigo de André Gide se enamora de su sobrina, Yvonne, una pobre chica que se prostituye para sobrevivir. El joven galán encuentra consuelo con la tía Marguerite y le presenta a sus amigos artistas. Nuestra modista se integra en un cenáculo literario y uno de sus asiduos, Octave Mirbeau, se entera de que ella tiene escritos sus recuerdos de infancia. Se entusiasma con el manuscrito y consigue que se publique en 1910. El libro tiene mucho éxito, vende 100 000 ejemplares el primer año, obtiene el Prix Fémina ese mismo año y dio nombre a la conocida revista Marie Claire..
Publicó tres novelas más con éxito decreciente, L'Atelier de Marie-Claire (1920), De la ville au moulin (1926) y Douce lumière (1937, póstuma), y un volumen de cuentos (La Fiancée, 1932).
Publicado por Antonio F. Rodríguez.
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