Título: El resto del mundo rima Autora: Carolina Bello
Páginas: 224
Editorial: Random House
Precio: 17,906 euros
Año de edición: 2022
Es sabida la importancia de la forma en todas las esferas de la vida. Ahora que estamos en época de regalos, los comercios y nosotros mismos nos esmeramos en que el continente sea bonito y proporcione más valor al contenido. Ha sido mi primera sensación al comenzar a leer esta novela; una ficción en la que es tan importante la forma como el argumento que, en un primer impulso, casi podría pasar a un segundo plano, si no fuera por la originalidad de lo que se va descubriendo en un ir y venir del pasado al presente, fijado en 2002, en Uruguay y en especial, por sus personajes.
Carolina Bello logra una escritura tan original y de tanta calidad, un lenguaje tan bellamente trabajado, una riqueza de las estructuras y recursos literarios utilizados, que es aconsejable ir despacio para, en unos casos, entender bien la profundidad de lo escrito y, en otros, por puro deleite y gozo. Da la sensación de que las pocas páginas de extensión de la novela darían para un curso de literatura en el que poder hablar del lenguaje en su esencia y complejidad, en sus múltiples funciones y formas, en su infinitud, en suma.
Comienza la novela con un accidente automovilístico que provocará que los dos únicos supervivientes de tres coches en los que en total viajaban nueve personas acaben siendo atendidos en el mismo hospital y sus vidas, tan diferentes la una de la otra, se entrecrucen. La historia de Andrés, joven trabajador de un taller de coches, pobre, tímido, buena persona y muy lector, llega a ser de enorme importancia para Julia, una bióloga tan solo dos años mayor que él dedicada a la investigación cosmética, trabajo que no le agrada, como nada en su vida. Es una mujer extraña que toda su vida anda buscando algo que la explique a sí misma, así como el sentido de su propia existencia. Andrés busca la comunicación en el poco tiempo que le queda de libertad pues sabe que, al ser dado de alta, le llevarán a la cárcel, ya que el coche que compartía con su hermano gemelo y dos hombres más fue el culpable del accidente.
El hospital, lugar cerrado, un mundo en sí mismo, funciona como el medio que promoverá la reflexión interna de los dos personajes y sus conversaciones en los breves y más que curiosos encuentros que tienen, mientras se nos va contando la vida de ellos, cómo es y cómo ha sido, así como la de otros ocupantes de los coches en los que viajaban, todas ellas singulares, interesantes y que explican el carácter particular de cada uno. Y el ambiente del país, Uruguay, en el año 2002 especialmente complicado, con unas condiciones económicas difíciles que influyen directamente en la vida de los gemelos.
Pero la protagonista indiscutible es Julia, que se nos presenta como una mujer enigmática que desde pequeña estuvo fuera del espacio que en teoría le correspondía porque no lo entendía, lo que la hacía poco sociable. Una vez en el hospital, por un hecho impulsivo, se encuentra viviendo con nombre falso y reflexionando sobre lo que es ver el mundo sin ser visto, como «intrusa», tema sobre el que se ha hablado no poco en literatura. En la novela, aparece en varias de sus vertientes:
― Cuando se intenta imaginar qué ocurriría si de repente desapareciera sin explicación alguna; qué harían las personas más importantes de las que ella se oculta; hasta dónde llegaría la angustia de los que —con seguridad, o no— la buscan, angustia que cuanto mayor se imagina, más autoestima genera. Esas situaciones en las que la persona intrusa ve sin ser vista pueden ser comunes en la infancia comenzando como un juego, de hecho, aparecen en la novela en ese contexto.
― Aparece también un desdoblamiento de personalidad, como en esas ensoñaciones en las que uno mismo es actor y espectador de una escena.
― Otro tipo de «intrusa» que aparece en la novela —como homenaje al gran Borges—, es la que da nombre a uno de sus cuentos, utilizado no solo como una mera cita, porque algunos de sus párrafos sirven para explicar la importante escena final. Para saber más hay que leer la novela y el relato borgiano.
En el libro, además de la citada, hay constantes referencias literarias y cinematográficas seleccionadas por la autora en función del impacto que le causaron y la pertinencia de su aparición en el texto. Asimismo, deja constancia de su amor por las palabras cuando piensa en algunas que van siendo sustituidas por ser consideradas antiguas.
Otra originalidad interesante es el capítulo final que, curiosamente, es el único que está titulado, lleva como título «Último» y da las claves para que el lector acabe de encajar la historia.
En resumen, es una novela que aparenta más sencillez de la que encierra, que está firmada por una orfebre del lenguaje y que es original en todos sus aspectos, forma y fondo.
Para disfrutarla a sorbos cortos.
Carolina Bello (Montevideo, 1983) es licenciada en Letras y crítica de arte. Su trabajo se desarrolla en el mundo de la comunicación social, además de escribir narrativa, que es su pasión. Ha publicado las novelas «Escrito en la ventanilla», «Saturnino», «Urquiza» ―por la que obtuvo el Premio Gutenberg de Literatura en 2016―, «Oktubre», «Un monstruo con la voz rota» y la que aquí se reseña, que ha sido seleccionada en 2022 por Random House y Alfaguara para su colección «Mapa de las Lenguas», interesante iniciativa para escritores hispanoamericanos que desde 2021 hace una sola lista de libros (en las ediciones anteriores desde 2015 que existe la iniciativa, cada país elaboraba su lista) que se editan a la vez en los países participantes, ya 21, y que permite el salto al territorio universal del idioma común, el español.
Es muy interesante leer la entrevista que le hizo Juan Cruz el verano de 2022, donde da muchas claves de su quehacer como escritora.
«Carolina Bello, escritora uruguaya: “Si se fragmenta el exterior, se fragmenta tu interior”».
Publicado por Paloma Martínez.
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