Título: Criaturas del señor Autor: Omar López Mato
Páginas: 352 pág.
Editorial: Olmo Ediciones
Precio: 4,27 euros
Año de edición: 2012
He de confesar que conservo algo de la fascinación infantil y de otros tiempos que despiertan los seres humanos con características físicas prodigiosas, lo que Aristóteles llamaba «bromas de la naturaleza». Tiene algo de morboso, lo sé, pero no puedo evitar que despierten mi curiosidad. Para los que comparten ese interés, este libro, subtitulado «Historias de freaks, prodigios y portentos», debe de resultar especialmente atractivo. Más que un tratado de teratología —la ciencia que estudia las malformaciones congénitas o mutaciones— es una recopilación literaria amena y chispeante de casos curiosos y llamativos, desde las mujeres barbudas hasta los pigómelos (individuos con tres o más piernas), pasando por los siameses y otras curiosidades circenses.
A lo largo de 43 capítulos pasan por estas páginas: la supuesta nodriza negra de George Washington de 171 años, las falsas sirenitas japonesas —construidas cosiendo finamente un mono embalsamado y una cola de pez—, mujeres gigantes, enanos, señoras barbudas, microcéfalos, el famoso y encantador Hombre elefante, niños con cola, caballeros muy peludos, eunucos, niños con manos de langosta, gente con cuernos, personas de dos cabezas, hermanos siameses, hermanos parásitos, hombres con dos caras, bufones, tatuados, gordos inmensos, el hombre gusano, intersexuales, gente con tres ojos, con dos caras, con hermanos parásitos... la lista es tan exhaustiva y detallada que se aproxima a una enciclopedia de monstruos de feria.
Varias cosas llaman la atención de esta obra tan peculiar. La primera, que para muchos de estos protagonistas, su «peculiaridad» fue una maldición que les acarreó rechazo, marginalidad y desgracias, pero a la vez les supuso fama, notoriedad y una manera de ganarse la vida y enriquecerse. Sobre todo en el siglo XIX, cuando ya había medios de transporte y comunicación eficaces. La segunda, que como dijo Phineas T. Barnum «El público está siempre dispuesto a que lo diviertan, aunque sepa que lo están engañando»; parece mentira, pero la curiosidad y la pulsión por lo interesante es lo que realmente mueve montañas. Por último, la necesidad de encontrar explicaciones para todo es tan poderosa en el ser humano, que cuando la ciencia no da para más, creemos a pie juntillas en razonamientos mágicos y fantasiosos. Llama la atención el predicamento que tuvo en tiempos pasados la teoría de las impresiones maternales, que sostenía que las impresiones fuertes que sufriese una embarazada podían afectar al desarrollo y aspecto físico del niño. Se decía muy en serio que la madre del hombre elefante había sido asustada por un paquidermo en un zoo y se construían justificaciones parecidas para muchos otros casos.
Las historias que más me han interesado son tres. La vida de Barnum, el ya mencionado empresario estadounidense de circo que fundó el Barnum & Bailey Circus, que luego se unió al circo Ringling y finalmente daría lujar al Circo Americano. Su filosofía se podría resumir en dos frases: «Soy un showman por vocación y el dinero no me convertirá en nada mejor» y «El arte más noble es el de hacer felices a los demás». Reunió varios elencos de monstruos circenses increíbles y espectaculares: gigantes, enanos, mujeres barbudas, siameses... y dedicó toda su vida al negocio del espectáculo con notable éxito. La historia de Julia Pastrana (Sinalona, 1834-1860), la mujer barbuda y bailarina de la portada, que le hizo exclamar a un empresario «Esto es demasiado, incluso para mi circo» y encontró al señor Theodor Lundt, que la contrató, viajó con ella por todo el mundo, la desposó y cuando falleció, la embalsamó.
Y mención aparte merece el fenómeno de los castrati. Parece que la cosa tiene su origen en la carta de San Pablo a los corintios que especifica que las mujeres deben estar en silencio en la iglesia. La solución que implantó la Iglesia Católica en el siglo XVI para prolongar la voz angelical de los niños de coro, fue castrarlos. La costumbre se extendió durante tres siglos, el último evirato falleció en 1922 y se calcula que se emasculaba a unos 4000 niños cada año. Fueron unos cantores muy apreciados por la nobleza, con la capacidad pulmonar y la potencia de un hombre, y la delicada voz de un niño. Si la operación se realizaba cuando ya se había iniciado la pubertad, el individuo conservaba su capacidad de mantener relaciones sexuales y fueron amantes muy cotizados porque, al ser estériles, no había riesgo de embarazos no deseados. Eran auténticos divos, protagonizaron las anécdotas más jugosas, fascinaron a Napoleón y se cuenta que el gran Farinelli le curó al rey Felipe V una depresión cantándole cada mañana las mismas tres arias.
En fin, una buena recopilación de curiosidades humanas, escrito con estilo periodístico y amenidad. Sirve para reflexionar sobre qué es en realidad la normalidad y cómo reaccionamos ante lo anómalo, lo monstruoso, sobre lo deseosos que estamos de ser engañados para ver lo insólito y lo fácil que es suspender nuestro sentido común. Muy interesante.
El libro, editado en Argentina, puede encontrarse con relativa facilidad en librerías de segunda mano y oportunidades, como Book Center Luchana, al principio de la madrileña calle Luchana, y en Amazon.
Omar López Mato (Buenos Aires, 1956) es un médico oftalmólogo, escritor e investigador de Historia argentino. Acabó la carrera de Medicina con medalla de oro (Premio Villamil) y dirige desde hace más de 30 años el Instituto de Visión, situado en la capital argentina.
Es también director de Olmo Ediciones, columnista habitual del diario La Prensa y colabora eventualmente en Todo es Historia, Perfil, Infobae, La Nación y otros medios. ha sido presentador de varios programas en la radio argentina, como Hablemos de Historia, Historia para ver y Tenemos Historia. Actualmente coordina la web Historia hoy. Ha publicado 26 títulos sobre temas históricos, divulgación y ensayo.
Publicado por Antonio F. Rodríguez.
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