Título: Julia Autora: Ana María Moix
Páginas: 220 pág.
Editorial: Seix Barral
Precio: 9 euros
Año de edición: 1970
Esta novela, tan fulgurante, moderna y atrevida, apareció en 1970, en pleno tardofranquismo y fue el brillante debut de una joven escritora de 23 años, discreta y menos conocida de lo que se merece, que se ha convertido ya en un clásico moderno.
Arranca una noche de insomnio de Julia, una chica de veinte años sensible e inteligente, tras la que se esconde buena parte de la personalidad y experiencias de la autora. El hilo narrativo está lleno de sus pesadillas, alucinaciones, recuerdos más antiguos, deseos y sueños, en un cuasimonólogo interior que sirve para describir en profundidad y de manera innovadora la vida de una chica difícil en una época difícil. A Julia todo le aburría, todo le deprimía, todo le irritaba. La narración progresa, poco a poco se analizan en detalle las relaciones de la chica con cada uno de los miembros más próximos de su familia, las crueles peleas con sus hermanos, la figura de Rafael, el hermano adorado y odiado que murió, las traiciones de sus padres, las broncas, el abandono del padre, la separación de sus progenitores... y finalmente, el encuentro con un personaje clave: el abuelo al que todos llaman don Julio, un anarquista de apariencia terrible, temido en la familia, que le sirve de peculiar mentor —«Muy pronto intuyó Julia las dos cosas que molestaban al abuelo: la estupidez y la debilidad»—. Con él aprende latín siendo muy pequeña y muchas cosas más. La historia cubre varios años, al final la protagonista va a la universidad, allí sigue temiendo dificultades para relacionarse con los demás, no acaba de encajar, la apalean la policía y la realidad y, finalmente, el lector adivina su secreto, incluso antes que ella misma.
La novela está narrada por una voz omnisciente, próxima a la protagonista y que lo sabe todo de ella, una voz cercana, muy natural y veraz, que ofrece autenticidad y hace de fiel notario de una época todavía gris en la Barcelona de los años 60, o al menos de una manera de verla. Era una época difícil, con una herencia oscura y muchos problemas, que tiene su correlato con la adolescencia de Julia, compleja y torturada, una chica que no acaba de crecer, porque quizás en el fondo no desea hacerlo, siempre luchando con la niña que fue, con pocos apoyos emocionales y demasiadas preguntas.
Ana María Moix dibuja un personaje inolvidable, Julia, lleno de sombras y problemas, que se ve obligada a empezar a vivir con muchas carencias, un personaje mítico y fundacional, que simboliza una época y un momento. Es curioso, cada uno de los rasgos esenciales de su biografía tiene correspondencia punto por punto con las circunstancias de España en aquellos años: un país anclado en el pasado, con una memoria llena de hechos oscuros, con problemas de personalidad y de relación con los demás, algo depresivo, que ha perdido a una parte de sus integrantes... Julia y su familia son en realidad una metáfora de España. Me parece que eso puede crear en el lector actual que se acerca a esta novela un efecto inconsciente especial.
El estilo es espléndido, la narración está llena de sugerencias y matices, todo lo negativo queda algo suavizado por un hálito poético que late detrás de muchas frases, y el resultado es una novela intensa, innovadora y profunda, una obra redonda, que debió de resultar deslumbrante cuando apareció, en 1970. Me ha encantado y me parece una lectura muy recomendable. Todo un clásico. Impresionante.
No cuesta mucho encontrar la edición original de Seix Barral en librerías de segunda mano y bibliotecas.
Ana María Moix Meseguer (Barcelona, 1947-2014) fue una poeta, escritora, traductora y editora española, hermana del también escritor Terenci Moix (Barcelona, 1943-2003), a quien dedicó sus últimos años tratando de mostrar la profundidad de su obra.
Nació en el barrio del Raval y estudió Filosofía y Letras en la Universidad de Barcelona. Comenzó a publicar poesía muy joven, en la que mezclaba lirismo y experimentación, y se hizo famosa al ser la única mujer incluida por José María Castellet en 1968 en su antología de los Nueve novísimos poetas españoles.
Publicó poemas, relatos, durante los años 70 en Tele/eXpress una serie de entrevistas a escritores que se hicieron famosas por su inteligencia, novelas y relatos. Tradujo multitud de libros del francés, trabajó para Plaza & Janés y dirigió la editorial Bruguera durante cuatro años. Fue la poeta de la «Gauche Divine», que la llamaba «la nena». En 2011 publicó su Manifiesto personal, una llamada de atención a una sociedad ebria de la cultura del pelotazo y los fastos de lo 90 que había descuidado los auténticos valores de la sociedad civil.
Vivió un poco al margen de la farándula literaria y el famoseo, pero al final de su vida de la obra que estaba más satisfecha era de los amigos que había hecho. Solía decir que tenía un buen número amigos que la habían acompañado casi toda su vida y que esos amigos eran su mejor obra.
Publicado por Antonio F. Rodríguez.
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