Título: Carne trémula Autora: Ruth Rendell
Páginas: 315 pág.
Editorial: Círculo de lectores
Precio: 2,97 euros
Año de edición: 1996
El protagonista de «Carne trémula» (1986) es un psicópata, un hombre peligroso e impulsivo que actúa de modo incomprensible para cualquier persona normal. Victor Jenner tiene 38 años. Se ha pasado diez en la cárcel por dejar inválido de un disparo al policía David Fleetwood. Además, es un violador en serie. Cuando Victor siente su carne trémula y ardiente, se convierte en un depredador que solo busca saciar su ansia entregándose a la brutalidad. Para colmo, sufre una extraña fobia hacia las tortugas.
Fuera de la prisión (en donde fue violado), a Victor le espera el vacío. Su vida es una extraña mezcla de pasividad, impulsos obsesivos, fantasías, sueños, recuerdos tristes y vagos planes que nunca se concretan en nada. Las relaciones que mantiene con los demás son de naturaleza superficial. Victor es un egocéntrico incapaz de empatizar con nadie. Todo lo entiende en relación con lo que él desea en cada instante. Los demás mortales son simples instrumentos para satisfacer esa necesidad. Delinque sin sentimiento de culpa.
Victor quiere vivir como los ricos que aparecen en las revistas que devora. Pero está solo. Sus padres han fallecido. Carece de educación. Le cuesta expresarse, quizá porque en el fondo de su mente banal no siente nada. Escondido en su madriguera, una miserable habitación, ve la televisión, lee periódicos, mira por la ventana el tejado de la casa que fue de su familia. Se preocupa de vender los muebles que le quedan. De vez en cuando visita a su tía para robarle dinero. Pasea por las grises calles londinenses como un sonámbulo. Con cierta melancolía, regresa a los lugares de su infancia y juventud. De momento no tiene planes para el futuro. Vegeta. Se promete a sí mismo no volver a las andadas.
Una preocupación le asalta: Fleetwood, el policía al que dejó inválido. Quiere verlo, pero no para disculparse por haberle disparado por la espalda, sino para advertirle de que si escribe sus memorias tenga cuidado de no mencionarle. Por supuesto, Victor no asume ni la menor responsabilidad en la triste suerte de Fleetwood. Él se lo buscó, piensa. Si le hubiera dejado escapar, no le habría disparado.
Fleetwood vive en los alrededores de Londres en una magnífica residencia. Su compañera, Clare, es una atractiva joven. Victor se presenta en su casa. Contra todo pronóstico, no es mal recibido. Informa a sus nuevos amigos de que quiere mudarse a una zona residencial. Les visita durante varias semanas. Compra ropa cara, alquila coches de lujo, adquiere alimentos refinados. Victor quiere imitar la vida de Clare y David. Elegancia, comodidad, jardines y animalitos domésticos.
Rápidamente saca conclusiones disparatadas. Y a partir de ahí comienza esa parte de la historia que no puede contarse. Digamos que Ruth Rendell plantea su novela como la irónica recreación de un fallido intento de ascenso social por parte de un antihéroe espantoso.
Esta buena novela destaca por su excelente factura. Es un curioso ejemplo de novela de formación al revés; no cómo se hace un hombre, sino cómo se deshace, sumergiéndose cada vez más en la soledad, el delito y la locura. El pasado es una sombra negra que no se aparta de Victor. Su madre era insignificante y buena. Su padre, un trabajador corriente. Una vida normal dentro de los márgenes de la clase media baja. Victor recapitula su trayectoria, buscando la causa de su fracaso. Quiere entenderse a sí mismo, pero no lo consigue, a pesar de que es muy inteligente. Intentó abrirse camino como chófer. Estudió en un politécnico. Llegó a ganar bastante dinero. Tuvo amistades femeninas. Pero un mal día despertó la bestia que llevaba dentro. Después de la prisión, es un proscrito condenado a la marginalidad.
El mundo que retrata «Carne trémula» es duro e inhóspito. Está formado esencialmente por personajes frustrados. Su frustración les lleva fatalmente a equivocarse. Victor es un imbécil moral incapaz de entender a los demás. Intenta engañar y se engaña a sí mismo. David Fleetwood era un buen policía a quien su invalidez tras hacer frente al criminal dio cierta fama. Pero su vida está destrozada. Su sexo, muerto.
Es interesante el paralelismo entre el violador y el policía. En los dos casos está presente la frustración sexual. En Victor, el sexo equivale a violación. Rendell refuerza su condición de inválido moral sentándole en la silla de ruedas que perteneció a su padre. La sexualidad de Fleetwood desapareció como consecuencia de un disparo. Por su parte, Clare está en una situación imposible: entre la impotencia física del policía y la impotencia moral del violador. Con todos sus defectos, Clare y David poseen criterios éticos. Esta sima insalvable les separa de Victor.
En cambio, los personajes que rodean a nuestro antihéroe son tortuosos, desagradables, antipáticos. Victor no se deja ayudar, pero tampoco le ayuda nadie. En los barrios a los que pertenece la gente se guía esencialmente por el interés más descarnado. Sus mentes son mezquinas. Los negocios en los que se embarcan resultan sórdidos. No existen lazos humanos profundos. Se engañan entre ellos. Se roban. El sarcasmo y el desprecio son la norma. Rendell remarca su suciedad moral describiendo minuciosamente los ambientes en donde viven. Habitaciones lúgubres. Tiendas de compraventa asfixiantes abarrotadas de porquerías. Interiores mugrientos. Calles abandonadas. En este sentido, «Carne trémula» es una novela intensamente pesimista, de un realismo casi sucio.
En conclusión, Ruth Rendell, una de las grandes damas de la novela negra británica, demuestra su gran oficio en este duro libro que se lee de un tirón y deja un poso amargo. «Carne trémula» fue adaptada al cine en 1997 por Pedro Almodóvar.
Publicado por Alberto.
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