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viernes, 28 de enero de 2022

El asesinato de García Lorca - Ian Gibson

 

Título: El asesinato de García Lorca                                                                                 Autor: Ian Gibson

Páginas: 496

Editorial: Ediciones B

Precio: 9,95 euros 

Año de edición: 2021

En 1971 el investigador irlandés Ian Gibson publicó en la mítica editorial antifranquista parisina Ruedo Ibérico su libro «La represión nacionalista de Granada en 1936 y la muerte de García Lorca». Era un detallado estudio que establecía que García Lorca había sido ejecutado por las autoridades golpistas de Granada en el contexto de una represión sistemática que sacudió toda la ciudad y se cobró miles de vidas. Justo lo contrario de la versión oficial. El libro no se pudo publicar en España hasta 1979. Por supuesto, un acontecimiento de la relevancia del asesinato de Lorca siempre será objeto de nuevas investigaciones, ya que no existe la «historia definitiva». La historia siempre es objeto de revisiones periódicas. 

Los hechos: a la altura de 1936, Lorca es una de los poetas y dramaturgos españoles de más éxito. Hijo de una familia de terratenientes granadinos de ideas liberales, el poeta no milita en ningún partido político. Sin embargo, comparte plenamente los ideales democráticos y progresistas de la Segunda República. Firma manifiestos, participa en actos públicos y hace declaraciones que demuestran sin lugar a dudas su compromiso cívico con el reformismo republicano. Lorca opta por los perseguidos, rechaza a la burguesía granadina como la «peor de España» y reivindica la herencia árabe de su ciudad. Un hombre así no era el predilecto para la derecha española «fascistizada» de los años 30. Además, era homosexual.

Días antes de la sublevación militar, el poeta vuelve a Granada.Allí le sorprende el inicio de la Guerra Civil. La ciudad cae en manos de los facciosos y se desencadena una tremenda represión. El cuñado de Lorca, Manuel Fernández-Montesinos, alcalde socialista de la ciudad, es asesinado. Le acompañarán a la tumba innumerables inocentes: concejales, profesores universitarios, periodistas, profesionales, trabajadores y masones. Solo en agosto de 1936, 582 personas fueron fusiladas en las tapias del cementerio granadino. Los asesinos era una horda de fascistas, policías, militares, guardias civiles y psicópatas dirigida por el infame coronel Valdés Guzmán, falangista, golpista y gobernador civil usurpador de Granada, al que ayudan destacados prohombres de la derecha local. Esta es la circunstancia nada casual ni espontánea del asesinato de Lorca.

La casa de la Huerta de San Vicente es visitada varias veces por los represores, entre los que se cuenta una espeluznante «escuadra negra». En el último registro, Lorca es insultado y golpeado: le llaman maricón y rojo, y le tiran por una escalera. Se dice que posee una emisora con la que se comunica con los republicanos y hasta es posible que con Moscú (!!!). Asustado, Federico se esconde en casa del poeta falangista Luis Rosales.

Allí se presenta a los pocos días el ex diputado de la CEDA Ramón Ruiz Alonso, con una denuncia contra el poeta. Ruiz Alonso, tipógrafo de profesión, es un tipo arrogante, violento y bocazas. Católico fanático y amigo de Gil Robles, considera que Lorca ha hecho mucho daño con su pluma. Lo llevan detenido al gobierno civil. Valdés muy probablemente se pone en contacto con Queipo de Llano sobre qué hacer con el detenido. Queipo al parecer le responde que le dé café, mucho café. O sea: que lo mate. Lo sacan para el barranco de Víznar. El 18 de agosto de 1936, Lorca es paseado con otras tres personas. Sus restos no han aparecido. Uno de los asesinos, el cacique Juan Luis Trescastro, se jactaba en los días siguiente de que a Lorca le «había metido dos tiros en el culo por maricón».

El libro de Gibson, escrito de manera clara y sencilla, es de lectura apasionante y un modelo de investigación histórica. En 1966 y 1967 el irlandés entrevistó a personas que habían sido testigos directos o indirectos de las últimas semanas del poeta. Completó sus testimonios con fuentes de todo tipo: cartas, memorias, fotografías, noticias de prensa e investigaciones de otros autores.

De esta forma, logró componer un libro que se aproxima a la verdad (siempre relativa) con admirable precisión. Por ejemplo, un testigo vio salir a Lorca del gobierno civil granadino esposado a otra persona y camino del suplicio. El poeta iba hundido, con la chaqueta en la mano, la camisa arremangada y la pajarita mal puesta. Quizá no fue exactamente así, porque la memoria individual es falible, pero coinciden las fechas y otros testimonios. Gibson también entrevistó a Ramón Ruiz Alonso. Negó cualquier participación en el asesinato de Lorca. Después de la muerte de Franco, ya viejo, escapó a Las Vegas, en donde falleció. Era el padre de las actrices Emma Penella, Terele Pávez y Elisa Montés. Franco declaró en 1937 que no se había asesinado a ningún poeta. Lo asesinaron, pero no se olvidó a Lorca. Hoy es el poeta español más popular y traducido. Un clásico moderno. Sus asesinos son universalmente aborrecidos.

Ian Gibson
 
Ian Gibson nació en Dublín en 1939. Desde joven se interesó por la cultura española y en especial por la vida y obra de García Lorca. En 1984 obtuvo la nacionalidad española. Trabajador infatigable, nunca se le agradecerá lo suficiente su dedicación a investigar temas candentes del pasado español más traumático. A Gibson, además de una biografía monumental de Lorca, se le deben trabajos de primera categoría sobre José Antonio Primo de Rivera, las matanzas de Paracuellos del Jarama, el asesinato de Calvo Sotelo, la figura de Dalí y la de Antonio Machado. En todos estos libros, minuciosamente elaborados, se demuestra lo que es la profesionalidad de un historiador: no la falsa neutralidad, sino la objetividad irrefutable del dato comprobado. Gibson sigue investigando.

Publicado por Alberto. 

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